La Búsqueda Del Tesoro
Stephen Goldin
Olaria Jordi
TEKTIME S.R.L.S. UNIPERSONALE
Una comedia sexy interestelar. Tyla deVrie y su hermano Bred compiten a lo largo y ancho de la galaxia para encontrar objetos raros en mundos exóticos. El Cazador mató sus padres 20 años atrás y, a medida que se adentran en la galaxia en el yate espacial de Bred con su tripulación de solamente mujeres, aprenderán que las carreras clásicas no es algo serio en estos días. ¿Será el premio de gloria eterna lo suficiente para sus vidas?
LA BÚSQUEDA DEL TESORO
por Stephen Goldin
Publicado por Parsina Press (http://www.parsina.com/)
Traducción publicada por Tektime
La Búsqueda del Tesoro. Copyright 1976, 1999, 2009 por Stephen Goldin. Todos los derechos reservados.
Título Original: Scavenger Hunt.
Portada © Victor Habbick | Dreamstime.com
Traductor: Jordi Olaria
Esta vez es
MARY
para quien canto todas mis Canciones
Índice
Capítulo 1: Baile tras la cacería (#u4f89de83-24fd-51ef-86c8-e8728ad153ae)
Capítulo 2: Puesta en marcha (#u543a1e1a-2e09-5ce8-a847-db7562428862)
Capítulo 3: Un sueño desde Lethe (#u635eb400-4444-5e73-9a54-39d78ec1edc5)
Capítulo 4: Una rosa de Eclipsiascus (#litres_trial_promo)
Capítulo 5: Un corazón de piedra desde Ootyoce (#litres_trial_promo)
Capítulo 6: Un huevo desde Gondra (#litres_trial_promo)
Capítulo 7: Un pecio desde el Vortex (#litres_trial_promo)
Capítulo 8: Un artefacto desde Flame Pits (#litres_trial_promo)
Capítulo 9: Línea de Meta (#litres_trial_promo)
Acerca de Stephen Goldin (#litres_trial_promo)
Conéctate con Stephen Goldin (#litres_trial_promo)
Capítulo 1: Baile tras la cacería
Si sólo fueran lo suficientemente amables para odiarnos, podríamos usar ese odio para forjar una identidad racial. Pero se niegan a darnos incluso ese respeto. Somos objetos, cosas para ser usadas, sin derecho al amor u odio, lástima o calumnia. Nos definen por nuestras funciones,no como personas. Y, puesto que no tenemos otra, así actuamos...
Hice una huelga para ganar la más básica de las libertades. Haré más, muchas más, para ganar el sentido de identidad...
-Jasmine S
Manifiesto de un Androide
Tal era la fuerza de su reputación, que la presencia de Tyla DeVrie trajo consigo una tensión silenciosa a Hunt Hall horas antes de que ella entrara al edificio. Las mujeres se acicalaban con cierta timidez, sabiendo que no importaba lo muy espléndidas que pudieran parecer, ya que ella siempre lo sería más. Los hombres se movían inquietos, como antiguos amantes que eran, preguntándose lo que había echo para perder su favor, y teniendo la esperanza si todavía eran lo suficientemente atractivos para atraer su atención.
Cuando el androide al cargo de esos asuntos anunció por fin su llegada, nadie tuvo el valor suficiente para no dejar de hacer lo que hacían y contemplarla. Gente por todas partes se dieron la vuelta discretamente hacia la puerta, para volver a sus quehaceres despreocupadamente. Excepto algunos pocos no lo hicieron, justo antes de que Mistress DeVrie hubiera llegado al tercero de los peldaños que llevaban del pasillo hacia la entreplanta que daba al salón de baile, el resto hizo inventario de todo lo que llevaba puesto. Mientras su rostro mostraba una expresión de aburrimiento placentero, su ropa estaba lejos de considerarse aburrido desde allí hasta la siguiente moda interestelar.
Mechas fosforescentes se arremolinaban como rayos por su cara como electrones rojos y verdes alrededor de un núcleo. Su pelo peinado hacia arriba y terminado en una trenza, con gruesos cabellos verdes y rojos entrelazados hábilmente, dándole una apariencia infantil añadiéndole veinte centímetros a su altura. Empezando por sus hombros, tenía dos amplias franjas de plástico, uno rojo y otro verde, en forma de arco en la parte frontal de su cuerpo, cubriendo sus pechos y creando una X a la derecha de su entrepierna, para luego seguir enrollándose al contorno de sus piernas para terminar en sus pies como sandalias. De allí, las franjas volvían a sus piernas, se cruzaban de nuevo a la altura de sus nalgas y continuaban hasta sus hombros para completar el ciclo. Alrededor de su tobillo izquierdo había una franja satinada, en la cual colgaba una pieza de joyería, en forma de cereza, del tamaño del corazón cortado del corazón de una criatura de silicona del planeta Ootyoce. A cualquier otra persona tal ropa le haría parecer extravagante. En ella, algo vertiginoso.
Tyla DeVrie había reunido una gran cantidad de reporteros fuera del hall, todos ellos cargados con preguntas sobre aquella fantástica herencia de DeVrie en la Búsqueda del Tesoro. Permanecía de pie junto a la balaustrada, mirando hacia afuera de aquella basta sala. Cuando se llegó al cupo del millar de personas en aquel lugar, parecía que se había llenado algo menos que la mitad. Llenarlo hasta los topes, después de todo, hubiera sido algo de pobres.
Una orquesta estaba tocando junto a la esquina norte del hall. No era tan sólo una simple colección de sintetizadores y mezcladores, si no que se trataba de unos ochenta personas frescas tocando instrumentos modernos, genios de su arte reunidos de varios planetas de la galaxia. La música que tocaban era tranquila, apropiada para los bailes de la Alta Sociedad. Algunas personas, de hecho, estaban bailando aunque la mayoría se limitaban a estar sentadas junto a las mesas colocadas alrededor de las esquinas del piso. La orquesta tenían cierta amplificación electrónica, la justa para permitir que la gente hablara sin que se molestaran con los de al lado.
Tyla permanecía en pie como un monarca contemplando sus dominios. Entonces, en un movimiento digno de su estatus, empezó a andar dando zancadas largas como si fuera un felino hacia el tubo de gravedad. Ella podría haber estado posando como una simple estatua mientras el campo gravitatorio la mantuviera flotando suavemente por el suelo del hall. Su mirada permanecía bajada y su expresión nunca se vio alterada. En ningún momento tocó el nivel del suelo. Salió del tubo y empezó a mezclarse con la gente.
Parecía como si solamente se moviera aleatoriamente entre la multitud, aceptando una bebida del androide que las servía, y un aperitivo de otro. Los movimientos brownianos podrían provocarle que cambiara de destino una docena de veces cada minuto, pero sabía donde iba en todo momento. Como si se tratara de un político con tablas buscando en su agenda, su mente era un fichero computarizado con información precisa sobre la gente con la que se había visto.
Kontorr, Occla. 80 y muchos, aunque ella afirma tener setenta. Tres ex-maridos (¡incluyendo Tonas!) actualmente divorciada. Su familia es la Sociedad Vieja, aunque lo suyo no era seguir las modas. Co-patrocinador de Jumdown. Conocido, tratado con una reverencia cordial, y algunas palabras como saludo.
AlMassa, Ranso: 120 aproximadamente. Le encanta quejarse sobre los fallos de su brazo artificial. Casado con Robidia durante 30 años. Fuera de servicio. Viejo amigo de la familia, trato con una sonrisa, intercambio de cumplidos.
Tens, Arrira: 30 (¿?). Casada en Sociedad (¡nada más que con Vond!) y luego divorciada. Desilusionada consigo misma. Buscando escalar posiciones en la sociedad. Jugó por Billin antes que yo. No conversado con ella este año. Trato con desgana.
Corbright, Wilfern: 62, duro, ríe demasiado alto sin razón alguna. Un novato. Tipo C (sin duda). Nunca presentados formalmente. Tratado con educada timidez.
Danovich, Necor: 68. Amante dos años atrás. Bonitos ojos, mediocre comportamiento. Tratado con una sonrisa amigable, nada de pequeñas conversaciones.
Había un gran número de entradas como estas. Tyla DeVrie tenía mala fama por la huella que dejaba entre los hombres de alto rango de la sociedad, dejándolos sin razón alguna en el momento en que obtenía lo que quería. Sus peripecias de cama eran una fuente constante de chismes entre damas de menor reputación y glamour, una fuente de eterna frustración para los amantes que había abandonado y una continua fuente de esperanza para los hombres con los que aún no se había involucrado, cada uno de los cuales creía que Él era el que finalmente la domaba. A la edad de treinta y tres años, era una de las personas de la galaxia.
Cuando se encontraba con uno de sus viejos amantes, siempre les preguntaba si habían logrado entrar en la Búsqueda. Era algo pro forma. La respuesta era siempre la misma, “por supuesto”. A parte de flirteo rutinario, prestaba cierta atención a aquellos hombres que todavía no habían sido sus amantes. Pero aquella no era una noche para empezar nuevas aventuras. Tyla tenía su propia agenda.
Esa multitud decadente cuyo único credo parecía ser el loquo, ergo sum, sonrisas gentiles e hipócritas, aquel era el mundo que había conquistado con calculada precisión. Se había rodeado de un alboroto como si fuera un abrigo caliente y familiar. Su mundo, su Sociedad. Pero se sentía acalorada esa noche por Alexander, tenía que tratarse de otro mundo, en algún lugar, un mundo a conquistar.
Mejor que saborees esto, chica, advirtió severamente a si misma. Puede que sea la última fiesta por mucho tiempo.
Mientras estaba charlando con Doz Linn, un antiguo amante, ellos inadvertidamente cruzaron la órbita social de Barb. Barbanté Leonyn, una morena alta y hermosa, era la antigua cuñada de Tyla. Su vestido, que revelaba un amplio escote en la parte delantera y trasera, parodiaba un uniforme espaciador, incluyendo guantes y botas. El lado derecho era rojo brillante con unas campanas de zafiro colgando de ella; el lado izquierdo era azul con campanas de rubí.
El Barb era una fuerza natural que barría todo lo que se encontraba ante ella. Rodeada por un grupo de admiradores, los apartó para concentrarse en Tyla. “Tyla, querida mía, te ves encantadora, y estoy seguro de que por lo menos la mitad de los hombres tienen ese pensamiento en sus mentes. ¿De dónde vienes con esos trajes? Me moriré de envidia, a menos que me enfrentara a mi propio vestido, así que por supuesto que no, pero no es ninguna sorpresa verlo en compañía de uno de nuestros más guapos hombres. Te lo robaría, querida, pero no puedo, puedo, porque ya lo has dejado ir, así que ¿qué sentido tendría?
Terminó su copa y entregó su vaso a uno de sus pretendientes, tomando un vaso nuevo de otro de los hombres que había estado a punto de beber. Difícilmente paró para respirar, y continuó: “¡El espacio, qué música espantosa! Todo este tintineo es suficiente para que me venga la menstruación. Se podría pensar que podrían permitirse el lujo de contratar a una orquesta que sabe la diferencia entre la música real y el sonido de la micción en una olla de cámara de lata. ¿Cómo está Bred, por cierto? Y no me digas que no está aquí, mi amor, porque vi su Honey B en el puerto espacial esta misma tarde. Supongo que no se ha molestado en venir a la Fiesta. No, claro que no, no podías esperar ningún comportamiento tan sociable de él. He tenido tres maridos desde entonces, y cada uno de ellos ha estado más que dispuesto a ser visto en mi brazo en las fiestas. No, no me preguntes cuáles son sus nombres, querida, no soy un almanaque, y aquí hay damas que podrían recitar toda la lista de principio a fin. Ahora que lo pienso, algunos de ellos preferían retroceder hacia delante. Ah, pero no importa. Doz, ¿serías tan amable y volver a llenar mi vaso, por favor?
“No está vacío” tuvo Doz Linn la desgracia de comentar.
El Barb miró su copa, y luego a Doz Linn. Entonces ella volvió a mirar su vaso. “Sí que lo está” dijo ella.
Mientras Doz permanecía de pie con la boca abierta, el Barb agarró el vaso y tomó del brazo a Tyla llevándola a través del grupo de sus pretendientes. Tyla no estaba segura de la razón por la cual había tolerado tal invasión de su imperio, excepto porque sabía que el Barb diría cosas que nadie más diría.
“Te he encontrado en falta, Tyla, de verdad. He encontrado en falta tus charlas de hermana pequeña. Aunque fuiste la hermana de Bred, y no la mía, siempre sentí que había una especie de unión entre nosotros. Y francamente, no importa lo mucho que me que, también encuentro en falta a Bred.
Estábamos tan equivocados como dos zapatos de la izquierda, mi pequeño muffin y yo, pero él era el único hombre cuyo nombre podía recordar la mañana siguiente sin escribirlo en la funda de almohada antes de tiempo. La vida nunca es fácil para las reinas de la Sociedad, ¿verdad?”
Tyla no se molestó en responder. El Barb no hizo preguntas para recibir respuestas.
“¿Qué piensas del gran escándalo androide? Personalmente, creo que es todo un bobo, haciendo una gran cosa para tan poco. No es como si tuviera la oportunidad de ganar o algo así, ni con una nave de chatarra y un equipo de robots. Y aunque tuviera una oportunidad, ¿quién realmente se preocupa excepto un montón de pavos reales hinchados con coeficientes de inteligencia de la mitad de su tamaño del pene? Si piensan que son mejores que un genio de verdad, todo lo que tienen que hacer es vencerlo en la Búsqueda del Tesoro, ¿verdad?”
“Ah, y hablando de eso, Arrira me dice que hay un par de establecimientos en el Infierno que ninguno de nuestros hombres puede vencer. Ella jura que no lo sabe por experiencia personal, por supuesto; déjale que niegue la única cosa que la elevaría al nivel de subhumano en mi estimación. Ellos adaptan genéticamente esos tipos para su trabajo específico, ya sabes, lo cual es más de lo que puedo decir de cualquiera de los hombres que he tenido últimamente. Es suficiente para que renuncies a toda fe en Darwin, te lo puedo decir.”
Con el Barb siempre se podía contar para divertirse, pero al final terminó por otro camino. Tyla miró casualmente alrededor para encontrar una manera de liberarse y vio a Nillia Rathering charlando con un grupo de otras mujeres a pocos metros de distancia. Nillia no fue un gran paso, pero al menos jugaba el juego social con las mismas reglas que Tyla.
Tyla gritó su nombre. Nillia alzó la vista y vio a Tyla, sonrió con el cálido resplandor de un querubín muy viejo y saludó a Tyla para que se uniera a ella. Tyla inmediatamente comenzó a lamentar su decisión. ¿Había sido demasiado rápida para saltar de la olla de un caníbal a la siguiente?
Sin embargo, su maniobra tuvo su efecto deseado. El Barb echó un vistazo a Gentlelady Rathering y decidió que su tiempo podría ser mejor gastado en otro lugar. “Bueno, Tyla, mi amor, ha sido positivamente exorbitante ser tu hermana de nuevo durante estas últimas horas, pero he venido a la Fiesta en una misión, ya sabes. Simplemente debo encontrar a un hombre digno de seducir, una tarea difícil. Mirando a mi alrededor, siento miedo de ti y me veré obligado a bajar nuestros estándares para lograr una vida heterosexual verdaderamente satisfactoria, aunque supongo que puedo estar poniendo demasiados adjetivos en mis calificaciones. Que tengas una Búsqueda feliz.” Y así, el Barb se fue a deslumbrar a otro sector del Salón.
Tyla, por su parte, se quedó con Nillia Rathering. “Es bueno verte de nuevo, Nillia.” Tyla podía mentir socialmente con las sonrisas más agradables.
“Sí, hija mía, ha pasado demasiado tiempo” dijo Nillia “Ven aquí y déjame ver ese conjunto impresionante.”
Tyla se aceptó a regañadientes. Nillia Rathering era inofensiva, pero bien terrible. Tyla notó con disgusto cuando se acercó a Nillia que había ganado unos cuantos kilos más desde su última reunión. Algunas mujeres parecían perder el orgullo de su apariencia una vez que habían alcanzado los ciento cincuenta. Nunca dejaré que eso me suceda, Tyla decidió en silencio.
Nillia examinó el vestido de cerca, suspirando con deleite. “Oh, ser cien años más joven. Podría mostrarte una cosa o dos, querida.”
“Estoy seguro de que todavía puedes”, dijo Tyla, descargando el cumplido que Nillia había estado hurgando.
“Oh, no, no, querida, me halagas demasiado. Me temo que mis días de gloria no volverán.” Puesto que Tyla sabía que Nillia no lo creía, la verdad salió como una mentira social educada.
“¿Y tú, Tyla?” preguntó Nillia “Has sido un ermitaño estos últimos meses, ¿verdad? He extrañado tu preciosa cara en todas las fiestas. No te he visto desde... desde el Maze, ¿no es así? ¿o quizás desde el New Crete?
“Me temo que los asuntos personales se han vuelto demasiado urgentes” respondió Tyla, ignorando la evidente curiosidad.”
“Y hablando de asuntos personales, querida” dijo Nillia, bajando la voz a un nivel justo entre nosotros “¿has oído hablar de Randa y Mendasan?
“Escuché que su matrimonio se fue al traste, pero no había oído por qué.” Esta conversación podría ser de algún valor, después de todo. La información lo era todo en la sociedad.
Lo atrapó en la cama con uno de sus amantes. Y ni siquiera tenían la gracia de invitarla. Fue todo lo que hablamos de la bola de la Estrella Azul. Por supuesto, eso fue antes de que Fendon apareciera con un extraterrestre.
“¿Qué clase de extranjero?”
“Dios sabe, no puedo mantenerlas todas. Por supuesto, afirmó que era parte de una reunión de negocios, pero el extranjero llevaba un colgante de platino de Dorin y estaba visiblemente ausente. Ninguno de los dos estaba en el Delder 400, y sabes con qué regularidad asistían.”
“Y hay rumores de un duelo que se realizará antes de la Fiesta de Hesperión. Cierta gente sin nombre se tomaron la excepción de otros partidos sin nombre llamándolos “un chillón ineficaz y un hipócrita de ojos azules” así que fueron a casa a Gavilon para practicar su puntería. “¿Por qué los hombres tienen que tener egos tan frágiles?”
“Pero hay algunas buenas noticias. Cathalia Ling se va a casar.”
“No había recibido una invitación.” Era impensable que cualquier persona de cualquier valor se casara sin invitar a Tyla.
“Bueno, claro, todavía no lo han anunciado, pero Walsa me asegura que él mismo redactó el contrato.”
“¿Con quién se casa?”
“Todavía no lo ha decido. Seguramente con uno de los jóvenes chicos Untermnn. Eso creará una importante alianza, ¿no crees?”
La voz de Nillia cambió a tonos más conspiranoicos para seguir hablándole, “Y hablando de este tipo de cosas, cariño, se que no me incumbe, pero... ¿todavía no te has casado?”
Sabes que no, metomentodo. Nada ocurre en la galaxia sin que tu te enteres. “No seas tonta. Sabes que no haría algo tan ruin como no invitarte a la boda. No tienes por que preocuparte.”
“Lo se, pero no se puede hacer nada. Prometí a tu madre que me encargaría de ti, ya sabes.”
Aquí estaba, la vieja promesa de Nillia oliendo a viejo en cada una de las citas, como si se tratara de un antiguo soldado emergiendo de un ático vistiendo un uniforme sacudiéndose el polvo acumulado. Quizás le proporciona cierta emoción el pensar que es responsable de mi, pensó Tyla. Como la que quisiera experimentar en aquella fiesta.
“Deberías admitir que no es normal para alguien de tu edad no estar casado al menos una vez” Nillia dijo, sin preocuparse por lo que su joven amiga pensara. “Estás echando a perder tus mejores años. La juventud es tiempo para experimentación, ya sabes.”
“Pensaba que esto ya era bastante experimentación para mi misma.”
Nillia hizo que no con un movimiento de la mano. “Todo esto son lios amorosos, querida, no matrimonios. Todo sombras. Necesitas algo más serio, una relación auténtica, algo que vaya más allá de una o dos semanas.”
“He encontrado un hombre con el que quiero dicha relación.” Tyla había usado a Nillia para escapar del Barb, y ahora estaba buscando a alguien para que la rescatara de Nillia. La orquesta dejó de tocar de repente. Por encima del hombre de Nillia pudo atisbar a Tendric Parto. Si pudiera hacer que la viera...
“Me gustaría vivir para siempre, ya sabes” continuó Nillia “Un año o dos estaría bien. Puede pensar en varios hombres jóvenes que serían un excelente primer marido para ti. No has estado buscando lo suficiente, eso es todo. Incluso tu marido se ha casado dos veces, y Dios sabe que él...” Se vio inmersa en un faux pas y su voz pareció ir a la deriva.
“¿Cómo?” suplicó Tyla, disfrutando en un momento de la sensación de poner a la defensiva tal inquisidor.
“No, por supuesto no, querida, quería decir “excéntrico”. Pero incluso si él y el Barb terminaran sobreviviendo al matrimonio, sin duda alguna no habría razón alguna para que tu no lo hicieras también. Echa un vistazo al hall esta noche. Todos los hombres ricos y deseables de la galaxia están aquí. Y con la ropa que llevas, sin duda no tendrás problema alguna para atraer al hombre que quieras.”
Tyla echó un vistazo alrededor. Tendric Parto había sido rechazado por una mujer, seguramente su nueva esposa— Tyle había perdido la oportunidad de casarse y todavía no tuvo la ocasión de encontrarse con él. Pero tenía que haber alguien al que poder usar para separarse de Nillia. Sus ojos recorrieron las mesas junto al perímetro de la zona de baile. Cada rostro era familiar de otras fiestas, excepto...
“¿Quién es?” preguntó ella, fijándose en un joven atractivo sentado solo en una de las mesas.
Nillia cambió de expresión al instante, y su voz empezó a parecer un susurro. “Oh. Créeme, cariño, no querrás hacer nada con él. Él es el androide.”
El Barb había mencionado algo sobre “el escándalo del gran androide” pero, de ser cierto, debería tener más datos. “¿Qué está haciendo aquí?” preguntó ella.
“¿No sabes nada sobre el escándalo? Querida mía, has pasado demasiado tiempo desconectada. ¿No? Esa criatura ha sido aceptada en la Búsqueda.”
Tyla quedó alucinada. “No sabía eso.”
“Devon no quería, te lo aseguro. Pero las Reglas eran muy explícitas —cualquier ser masculino que pueda pagar la cuota de ingreso puede inscribirse. Había sutilezas sociales, y el Comité, por supuesto, no quería que se excluyeran a los extranjeros. Pero, ¿quién hubiera creído que un androide pudiera tener suficiente dinero para entrar?
“¿De dónde sacó el dinero?”
“Aparentemente todos los androide de la galaxia contribuyen pagando su cuota y comprando una nave. Es algo relacionado con ellos, alguna tontería relacionada con probar sus capacidades con los seres humanos.”
Tyla frunció el cejo. “¿Crees que habrá alguna posibilidad?”
“Nadie con el que he hablado piensa así. Pero solamente pensar en su ser en nuestra Búsqueda me da repelús. Puedo asegurarte que las Reglas serán cambiadas la próxima vez.”
Tyla asintió con la cabeza. La entrada del androide en la Búsqueda podría empañar ligeramente el concurso, pero la tradición era tan gloriosa que el daño sería mínimo. Un año después de que todo hubiera terminado, todo lo que recordaría sería el ganador. No estaba preocupada por el androide como competidor, tampoco si, como había dicho el Barb, si tenía un viejo barco y robots robados como tripulación.
La mayoría de los competidores regulares compitieron únicamente porque una falta de hacerlo significaría pérdida de estatus. Ellos perseguirían a la Búsqueda con desgana, tal vez reunirían algunos de los objetos de su lista y perderían graciosamente, contando más tarde emocionantes anécdotas sobre cómo podrían haber ganado si no hubiera sido por un accidente tan desafortunado. Sólo había una persona con la que realmente estaba preocupada. Una persona que tomó la Búsqueda como algo más que un juego.
“Hola, Tyla” dijo una voz detrás de ella, reconociendo el sonido del enemigo.
“Hola, Maestro Jusser” dijo, volviéndose. “Estaba pensando en ti.”
Ambic Jusser miraba el papel que desempeñaba: una mujercita de hombros anchos y sofisticada. Tenía una altura de dos metros y tenía un rostro guapo y escarpado con una tez profundamente curtida en el espacio. Su bigote y perilla estaban salpicados de polvo plateado; El frente afeitado de la tira era tres centímetros de ancho y profusamente tatuado por el propio Corinarr famoso.
La camisa de Jusser era lisa, de semitransparente plastisilk, haciendo remolinos en azule y rojo y amarillo. El diseño a primera vista parecía desordenado, pero estaba planeado para dirigir la vista alrededor de su magnífico marco y luego hacia abajo hacia la cintura. Sus pantalones eran de terciopelo del arco iris, brillando en todos los colores a la vez, y tan apretados que podrían haber sido pintados. Su funda estaba completamente acolchada, y llevaba unas suaves botas de cuero que se deslizaban por el suelo del salón de baile. Tenía las manos bien enguantadas, la derecha en rojo y la izquierda en amarillo.
La joyería brillaba emocionantemente en torno a él. Una cadena de diamantes rodeaba su cabeza, atada en la parte posterior del cuello con dos borlas. Un pendiente de rubí colgaba de cada oreja, y pulseras apretadas de diamantes canarios rodeaban sus muñecas. Su cinturón era una hilera de esmeraldas, mientras que sus ligas eran mosaicos de rubíes, esmeraldas, zafiros y diamantes. Había un esputo de platino en su bota derecha con un gran zafiro estrella en lugar de una espuela. Y alrededor de su cuello había un tubo de plástico transparente lleno de centenares de pequeños y vivos insectos que brillaban, vivos y cálidos, pero siempre cambiantes de tonalidad y patrón. Las babosas eran espantosamente caras, incluso según los estándares de la Sociedad, y sólo podían vivir unas pocas horas dentro de ese tubo.
Tyla odiaba a Jusser con una pasión tan intensa que era un fuego en su tripa.
La sonrisa de Jusser era la que siempre llevaba: el deportista, el magnánimo ganador, el caritativo superior. Dios en el séptimo día.
“Espero que fueran buenos pensamientos” dijo.
“Estaban sobre ti” reiteró Tyla.
“Pareces exquisita esta noche, querida” dijo Jusser “Pero entonces siempre lo haces.”
“Y tú eres el mismo de siempre” dijo dulcemente Tyla.
Nillia Rathering podía percibir el auge de lo desagradable y decidió que sus atenciones eran buscadas en otra parte. Con una graciosa disculpa, se deslizó casualmente hacia un rincón menos concurrido del vestíbulo. Otras personas alrededor de Tyla y Jusser también se desplazaron hacia áreas más seguras.
“Ciertamente es maravilloso verte de nuevo” dijo Jusser. Tomó su brazo tan suavemente que no tuvo más alternativa que dejarlo. Te he echado de menos, ¿sabes?”
“Parece que te ha ido suficientemente bien mientras yo estaba fuera.”
“Por supuesto que me las arreglé. Soy un ganador, ¿no?”
“Eso depende” dijo Tyla con cautela “de los juegos que juegues.”
Jusser se encogió de hombros. “Lo único que he querido pero nunca he tenido eres tu, querida, y ahora que he decidido eso, es sólo cuestión de tiempo. ¿Por qué gastar tu energía luchando contra mí?”
Mientras hablaban, la condujo hacia el centro del vestíbulo. Justo cuando llegaron, la orquesta empezó a tocar de nuevo.
“¿Quieres unirte a mí en el Zolthen?” preguntó Jusser antes de que Tyla pudiera formular una respuesta a su pregunta anterior.
Tyla vaciló por sólo una fracción de segundo. Jusser tomó su silencio como consentimiento y la arrastró a sus brazos a tiempo para la música. Había sido una emboscada suave y cronometrada perfectamente.
“Supongo que estás aquí para ver el comienzo de la Búsqueda del Tesoro”, dijo Jusser mientras giraba suavemente alrededor de él.
“En cierto modo, sí.”
Ella retrocedió un paso lejos de él mientras sostenía su mano izquierda en la mano derecha de él y se agachó bajo su brazo para subir detrás de él.
“Esperaré que estés abajo en el Hermes para que me vayas” Le soltó la mano con la izquierda, tomó su otra mano con la derecha y volvió a girar para mirarla.
“Me temo que será un poco difícil” dijo, acercándose a él y deslizándose el brazo libremente alrededor de su cintura. Juntos avanzaron tres pasos hacia la derecha de Jusser.
“Estaré a bordo del Honey B en ese momento.”
“¿El barco de Bred? ¿Está en la Búsqueda? Jusser la empujó suavemente lejos de él y ella hizo una pirueta.
“Sí, fue una entrada de última hora.” Esperó el ritmo requerido, luego saltó al aire y bajó con un pie. Su compañera tomó su pierna libre, se arrodilló y la deslizó sobre su hombro. Luego, agarrando una mano extendida, la levantó en el aire.
“¿No preferirías estar con un ganador?”
“Tengo la intención de hacerlo.”
La giró una vez y luego la dejó caer de nuevo. “En realidad no esperas que ese prostíbulo que tiene sea un contendiente serio, ¿verdad?” Se volvió a medio camino, de modo que los dos se pusieron espalda con espalda.
“Ciertamente, sí” dijo, dando cinco pasos hacia atrás mientras tomaba un número igual para que sus espaldas permanecieran juntas. “Porque voy a correr la Búsqueda por él.”
“Aha, ahora está claro. Me preguntaba por qué Bred bajaría de su nube y se uniría a los demás.”
Dieron tres pasos a su derecha, dos a su izquierda, luego se volvieron para que volviesen a verse cara a cara. Es su hermana quien tira de las cuerdas.
“Como las mujeres no pueden entrar por su cuenta, le pedí a Bred que se inscribiera en la Búsqueda como un favor para mí. Él estuvo de acuerdo, siempre y cuando haga el trabajo real.
Se agarraron las muñecas el uno al otro e hicieron dos largos pasos. “Me ha dado el mando temporal de su nave.”
“¿Y por qué estás tan interesado, de repente? Siempre has preferido las fiestas de los juegos.”
“Siempre ha habido un...”
En este punto, el baile requirió un intercambio momentáneo de parejas. Se enfrentaron a una pareja cercana e hicieron unos ligeros giros con otros antes de reunirse de nuevo. “DeVrie en la Búsqueda del Tesoro” continuó Tyla con facilidad “Y por lo general hemos ganado también.”
“La sonrisa de Jusser se ensanchó.” Pero no la última vez.
Su enojo hacia él se duplicó. “No necesitas ser tan macabro. Si mis padres no hubieran muerto, habrían ganado. Tuvo suerte.”
Estaba tan loca que casi se perdió un paso, pero se recuperó a tiempo y mantuvo su dignidad haciendo que su lapso pareciera ser un adorno.
“La suerte no tuvo nada que ver con eso, querida.” Se abrazaron las manos y caminaron en un pequeño círculo.
“Simplemente jugué eso como si tocara todo lo demás: ganar. Y lo hice.”
Los rígidos requisitos de los Zolthen ahora exigían un abrazo. Tyla puso los brazos discretamente alrededor de su compañero, pero no había nada planeado para achuchar a Jusser.
“Mis agentes han encontrado recientemente nuevos afrodisíacos exóticos para mí” susurró al oído “y estaría encantado de compartir mi primera muestra de ellos contigo.”
Empezaron a darse un achuchón, cuando el baile les obligó a dar un giro sobre ellos mismos con el pie derecho, para volver a juntarse. Jusser lo hizo perfecto. Tyla simplemente se alejó de él, dejando Jusser a adrede sin pareja en el medio del salón.
Nadie más había dejado solo a su pareja en el medio del Zolthen. Tal acción era considerada como un insulto, y Jusser quedó completamente mudo. Lo peor de todo, a demás de haberlo echo sin decir palabra alguna, fue el hecho de que al instante todos los allí presentes se dieron cuenta, y la sala se convirtió en un hervidero. Nadie regresó al baile.
Tyla estaba furiosa, incluso para alguien que siempre mantenía la cabeza fría como ella. Abandonando a Jusser en el medio del Zolthen era un insulto de grandes proporciones, pero tenía que haber algo más que pudiera hacer. Regresar junto la alejaría del resto de la fiesta. Tyla DeVrie era una gran experta en andar por el filo de la espada, y un insulto tan ordinario como eso no cambiaría nada.
Anduvo con resolución hacia la solitaria figura del androide que estaba sentada en una de las mesas. Había sido tan fuerte el haber sido desmoralizado que no se dio cuenta de su llegada. “¿Te importaría terminar este Zolthen conmigo?” preguntó ella.
El androide la observó, contemplando ensimismado. “Eh... ¿quien? ¿yo?”
Ella repitió la pregunta.
“Pero nosotros... nadie nos ha presentado. Quizás no sabes quien soy.”
“¿Es necesario?”
“Eh, no, no. Creo que no. Bueno, ningún problema. Los androides salen de las fábricas ya adultos, por lo que parecen que el tiempo no pasa en balde para ellos” dijo “sesenta o por ahí, supongo.”
Este parecía tener apenas veinte años, más un chico que un hombre. Según los cánones de la Sociedad, vestía de etiqueta, ropa de marca, pero del año pasado, cosa que mostró su ignorancia.
Tenía la parte afeitada de moda en su cabello, pero apenas tenía un centímetro de ancho. El androide era alto y delgado, con unas extremidades exageradas, como si hubiera sido construido para poner de manifiesto las simpatías maternas en las mujeres sin alienar a los hombres. Parecía desesperadamente inocente y desconcertado, pero no sin un poco de encanto infantil.
Es una entidad artificial, recordó Tyla a si misma, creada en un tubo de prueba y evolucionado en un tanque para servir a una función específica.
Tomó su mano y la llevó de vuelta a la pista de baile, observando la reacción de Ambic Jusser por el rabillo del ojo. Era tan bueno como había anticipado. No estaba muy contento. Tampoco había ninguna de las otras personas en la fiesta que había trabajado duro toda la noche para ignorar el androide. Ahora su presencia había sido reconocida por una de las personas más importantes de la Sociedad y su condición había sido planteada por su invitación a la danza.
Tyla podía percibir la ira y la indignación que irradiaban por el vestíbulo, disfrazados por las sonrisas cortés y las expresiones vacías. Y no le importaba. Su posición era lo suficientemente estable como para aguantar cualquier tormenta; Lo importante era que su venganza sobre Jusser fuera lo más completa posible. No se recuperaría rápidamente de este golpe.
Cuando empezaron a bailar se volvió dolorosamente obvio que el androide era tan torpe como parecía. Tyla fingió no darse cuenta, e incluso hizo lo mejor que pudo para ocultar algunos de los errores más evidentes de la criatura. Ella se mantuvo a distancia y se concentró en el baile, con los ojos enfocados hacia delante.
“Bueno, yo debería presentarme a mi mismo, por lo menos” dijo el androide con un tono de preocupación. “Mi nombre es Johnathan R.”
“Muy bien por ti” contestó Tyla. Las circunstancias la llevaron a tener que bailar con esa criatura, pero no tenía pensado ser educada con él.
El androide se dio prisa y pasó por alto dos pasos. “Sé que eres Tyla DeVrie, porque oí al androide anunciar tu llegada junto a la puerta.”
“Que listo.”
Se ahorró unos pasos más y Tyla se estremeció. ¿Tenía que ser un bufón?
“Mistress DeVrie, eres muy hermosa y estoy seguro de que podrías haber bailado con cualquier hombre en la fiesta esta noche. Obviamente no me gustas. ¿Por qué me pediste que bailara?”
“Nunca antes había bailado con alguien como tú.”
Se detuvo por completo. “Oh. Bueno, estoy seguro de que lo encontraste una experiencia novedosa y emocionante. Ahora, si me disculpas, señora DeVrie, tengo algo importante que hacer en mi mesa. Muchas gracias por el baile.” Y se fue, volviéndose de espaldas a ella y caminando hacia la mesa que había ocupado toda la noche.
La orquesta dejó de tocar. Todo el mundo dejó de bailar. Las conversaciones cesaron. Y todos los ojos se fijaron rígidamente en un solo punto dentro del enorme vestíbulo.
Tyla podía sentir, de manera remota, la atención que estaba recibiendo, pero necesitaba incluso ese poder tan concentrado para registrar algo en su cerebro. Su mente se había quedado entumecida. Esto no podía estar pasandole a ella, no a Tyla de Vrie. ¿Cómo podría un androide atreverse a pisarla de aquella manera, especialmente después de que ella se condescendió a bailar con él? Su única compensación por su gracia había sido despreciarla a los ojos de todos los que le importaban.
La sonrisa estaba de nuevo en los labios de Ambic Jusser. Había vengado el insulto de Tyla sin siquiera intentarlo. Empezó a acercarse a ella de nuevo. Desde el otro lado del pasillo, el Barb también empezó a moverse hacia ella, con una expresión extrañamente extraña de simpatía en su rostro.
Pero Tyla no dejaría que eso sucediera. En el peor de los casos, y en lo que a ella concernía, esto era lo peor: conservaría su honor. Con auto control perfeccionado de años de entrenamiento social, levantó la cabeza con orgullo y marchó al tubo de gravedad. El campo se congeló sobre sus pies cuando entró, levantándola suavemente hacia arriba hasta llegar al entrepiso. Salió del tubo y, con dignidad, del salón.
Los reporteros seguían allí, sin darse cuenta del cataclismo social que acababa de ocurrir. Tyla DeVrie caminó regiamente más allá de ellos y levantó su pulgar izquierdo graciosamente sobre el escáner. Momentos más tarde, su limusina se acercó a la acera, su puerta se abrió, entró y la puerta se cerró otra vez, ocultándola de los ojos humanos.
Sólo entonces se desmoronó su escudo emocional. “Spaceport”, dijo con una voz apenas audible, con sus manos temblando tanto que tuvo que probar tres veces antes de que ella pudiera colocar su pulgar sobre el escáner para verificar su identificación.
La limusina se deslizó por aquella calle oscura.
Capítulo 2: Puesta en marcha
En los inicios de los viajes humanos interestelares, no había ningún guión establecido. Pero desde que la Naturaleza empezó a escupir anarquía en aquella aburrida clase social como si fuera una aspiradora, las relaciones de poder empezaron a construir imperios comerciales, conglomerados industriales y fortunas bancarias. Estos crecieron rápidamente, algunos en el espacio de una vida.
Muy pronto, aparecieron personas con un valor intrínseco mayor que el resto. Y a medida que el poder se aferraba a más poder, esa gente gravitaba alrededor de otra como ellos.
Al principio esa gente veía a los otros como amenazas, y la lucha era feroz. Pero gradualmente se convirtió en una tregua. La fuente original de su riqueza, la gente común, permaneció constante. Crearon círculos sociales para distinguirse a si mismo de las masas vulgares que permanecían a la sombra. Crearon la Sociedad.
La Naturaleza solía chequear y balancear los sistemas sociales. Pero en este caso, creó las distancias entre ellos demasiado grandes. Mientras las naves podían desplazarse entre sistemas de estrellas en cuestión de días o semanas, no existía otro método de comunicación más rápido. El poder que mantenía esta Naturaleza fuerte en un gobierno centralizado no podía mantenerse a nivel interestelar.
Hubo varios intentos para crear gobiernos interestelares; todos fracasaron miserablemente sin dejar rastro. Con tan pocas leyes entre los centenares de planetas que el hombre habitaba, el espacio interestelar permanecía sin leyes y sin acuerdos adecuados entre sus sistemas. Cualquiera que pudiera viajar libremente de una estrella a otra podía ponerse por encima de la ley de la gente común.
Los miembros de la Sociedad eran los únicos que podían permitirse viajar libremente entre las estrellas. Con sus enormes fortunas personales, no tenían otra cosa que hacer que viajar.
Aunque la mente humana está constantemente luchando para poseer ocio infinito, no puede aceptarlo cuando lo obtiene. Miembros de la Sociedad han de encontrar algo que hacer con su tiempo, antes de que terminen como fruta vieja. No puede ser trabajo o cualquier otra cosa que les recuerde a su pasado o a gente inferior, por lo que se decidieron por el alivio físico.
Un intrincado protocolo sale a la superficie. Para asegurarse que se siga, se idean numerosas excusas para que la gente se reúna en bailes, fiestas y otras formas de entretenimiento social. Estas proporcionan una base para la esperanza del planeta, así como un cambio necesario en las compañías y su atmósfera.
Pero todavía más importante que las fiestas eran los juegos. Deportes elaborados y a menudo retorcidos eran creados para excitamiento, temas de conversación y modas para momentos competitivos de urgencia. Muchos de los juegos eran pruebas físicas, otros pruebas de agilidad mental, y el resto una combinación de ambos.
La culminación de todo era la Búsqueda del Tesoro. Organizado cada veinte años para que los nervios de la gente no podían mantenerse más a menudo o menos. Era tan importante que el interés despertado no estaba limitado a los círculos de la Sociedad. Historias de pasadas Búsquedas del Tesoro se vendían en la selva de la prensa común, y cuentos eran contados una vez y otra hasta convertirlas en leyendas. No había grandes premios para el ganador de la Búsqueda, tan sólo una casi divinización.
—Jardine Matthies
La necesidad de una Decadencia
Huntworld había sido establecido para servir a un solo propósito: la administración de la Búsqueda del Tesoro. No había sino una ciudad, población humana de quince mil, en un planeta del mismo tamaño que la Tierra. Era un enorme complejo de ordenadores, con siete mil personas y veinte mil robots. Otras ocho mil personas y cincuenta mil robots habitaban Huntworld, realizando servicios no directamente relacionados con la búsqueda del tesoro.
En un día típico podría haber sólo una o dos naves espaciales en la enorme extensión del puerto espacial de Huntworld, algunas de las naves de exploración constantemente enviadas por toda la galaxia para proporcionar datos para las computadoras de Huntworld o quizás gigantes, llegando con comida o Materiales y salir con ese espacio vacío en sus bodegas, pues Huntworld no tenía exportaciones.
Pero este no era un día típico. Esta fue la víspera de la Búsqueda del Tesoro, raison d'etre para todo el Huntworld. Y así el puerto espacial, normalmente un desierto artificial, era ahora una jungla de naves espaciales, con la nariz apuntando hacia el cielo, esperando ansiosamente la orden de mañana que les enviaría en su camino. Allí estaba la Égalité, por ejemplo, la nave del androide, con mil y un arañazos, de apenas diez metros de alto, que parecía terriblemente superada por sus hermanos mayores. Y estaba el barco de Ambic Jusser, el Hermes, una aguja lisa y impaciente para partir hacia las estrellas, construido para la velocidad, de veintidós metros de su altura gritando estilo y elegancia. Y había otros también, casi doscientos de ellos empujados indistintamente por una confusa desesperación.
Pero incluso en este bosque de naves espaciales, Tyla no tenía ningún problema para detectar el barco de su hermano. La Honey B se elevaba muy por encima del resto; Con sus treinta y siete metros de altura y sus trece metros de diámetro en la base, fue de lejos el mayor yate espacial privado jamás construido. Tres aletas enormes llegaban hacia abajo desde los lados de esta monstruosidad como raíces que succionaban el alimento del suelo. Un pórtico temporal estaba al lado del barco, alcanzando veinticinco metros hasta la escotilla principal.
Las lágrimas de Tyla se habían secado cuando llegó al pórtico, dejándola con una sensación de frustración vacía. Ella entró en el tubo de gravedad y se sintió molesta por su lentitud al levantarla. Ella se cubrió el rostro con un pañuelo, quitando todos los rastros de su reciente humillación.
Cuando finalmente llegó a la cerradura, encontró la escotilla cerrada. Miró a su alrededor para abrirla, pero perdió la paciencia. El timbre del zumbador no proporcionó respuesta inmediata; golpeó la placa cada vez más fervientemente, su cólera aumenta cada vez más. Por fin llegó una voz por el intercomunicador.
“¿Quién es?”
“Tyla DeVrie. ¡Déjame entrar!”
La escotilla se abrió lentamente. De pie en la puerta estaba el pequeño Dru Awa-om-anoth, del equipo de la nave. Tenía apenas ciento cincuenta y cinco centímetros de alto, y su masa de sesenta kilos le daba una apariencia repulsiva. Tenía un rostro redondo y pálido, con ojos tristes y una expresión también triste que nunca parecía cambiar. Estaba vestida con el típico uniforme marrón que era la única cosa que Tyla había visto usar. El material normalmente liso parecía arrugado, y colgado en ella como un saco.
“Quiero cantar mi canción de disculpa, señora.” dijo “Afuera estaba oscuro, y tu rostro no apareció bien en la pantalla”.
“¿Por qué tardaste tanto en contestar?” replicó Tyla.
“Yo estaba en mi cabina, cantando mi canción para la nueva aventura. No es bueno parar en medio de una Canción.”
“Me quedé aquí esperando cinco minutos.” Tyla hizo un esfuerzo consciente para permanecer enfadada, pero cualquier ira que quedaba en ella estaba siendo absorbida rápidamente por Dru.
“La escotilla se puede abrir desde el exterior, si se toma el tiempo para aprender el procedimiento. Podrías haber utilizado la salida del ingeniero en la cola. Pero yo te cantaré mi Canción de Apología dos veces.”
Tyla se retorció ligeramente. Simplemente no podía retener su ira contra un bulto tan irresistible como Dru. “Eso no será necesario. ¿Dónde está Bred?”
“En la sala alta con el capitán Kirre.”
Tyla atravesó la escotilla y entró en la sala de estar. Estaba sintiendo una molestia de nuevo, pero aguantó. “De acuerdo, puedes volver a tu cabina ahora. Puedo pilotar desde aquí.”
Tyla observó cómo Dru caminaba por la sala hasta el Núcleo. Como casi todas las cámaras a bordo de la Honey B, la sala de estar tenía la forma de un sector de un cilindro de diez metros de diámetro y un techo de cuatro metros de altura. Las paredes estaban cubiertas con papel tapiz de terciopelo en tonos verdes; "Retratos familiares" y faroles de gas imitación colgaban por todas partes. Se colocaron grandes alfombras orientales sobre el suelo de mármol incrustado. Los muebles parecían antiguos, no porque los DeVrie no pudieran permitirse el lujo victoriano genuino, sino porque este mobiliario tendría que soportar varios giros de aceleración. Había un sofá largo contra una pared y seis sillas sobrepuestas, espaciadas alrededor de la habitación, todas tapizadas en felpa verde pesada. En un rincón había una pequeña espina y un reloj de abuelo de madera en otro.
Tyla permaneció sola en esta opulencia durante un largo minuto, tratando de decidir qué hacer. Si su tensión aumentaba, ella sentía que explotaría. Quería ir a algún lugar y hacer algo, pero no había ningún sitio donde ir y nada que ella pudiera hacer. Apretó y abrió los puños con frustración.
Finalmente tomó una decisión. Con paso firme, cruzó la sala y entró en el Núcleo, un tubo de dos metros de diámetro que se extendía prácticamente a lo largo del centro de la nave.
En lugar de dirigirse hacia el Sector II, donde estaban las cabinas para dormir, Tyla usó las agarraderas para subir hacia atrás, “abajo”, ya que el barco estaba bajo el influjo de la gravedad. Tardó sólo un par de pasos para llegar al Sector V, el Área Especializada. Estaba de pie en la cornisa que corría alrededor de la pared del Núcleo a este nivel. A su izquierda estaba la puerta marcada como “High Room”, la única cerrada en este nivel. Tyla frunció el ceño. Esa habitación lucía una cama grande y opulenta y la atmósfera interior estaba llena de euforia, dando a los ocupantes una sensación vertiginosa de bienestar para mejorar su hacer el amor. A pesar de que estaba insonorizada como todas las habitaciones a bordo de este barco, se imaginó que podía oír los sonidos de la pasión entre su hermano y el capitán de su tripulación femenina.
Tyla caminó alrededor de la cornisa hacia la Tumba. Se quitó la peluca roja y verde con una mano, desenvolvió su traje de su cuerpo con la otra y los colgó en uno de los asideros junto a la puerta. Desnuda, cogió la máscara de aire del Vientre de su clavija y la colocó sobre su cara, para luego deslizar su cuerpo en la abertura tubular.
La maquinaria del Womb detectó el calor de su cuerpo y respondió en consecuencia. Las paredes se derrumbaron suavemente alrededor de ella, encerrándola toda ella en un suave abrazo. Beadlets de aceite aromático salieron con el sudor a través de la piel del vientre y se unieron por sí solas. Millones de diminutos dedos mecánicos cobraron vida y empezaron a trabajar, frotándose, acariciando, acariciando y masajear cada centímetro de su cuerpo en un suave y relajante movimiento. Tyla gimió y gimió de placer mientras el Womb hacía su trabajo. Su mente se concentró únicamente en su cuerpo mientras oleada tras oleada de sensualidad rodaba sobre ella.
***
Hubo un zumbido fuerte e insistente en el intercomunicador. Tyla luchó para salir de un laberinto de sueño para poder presionar la placa táctil. “¿Ummnh?” murmuró.
La voz de Bred salió alegremente del altavoz. “Buenos días, hermanita. Tienes un visitante.”
Su mano cayó de nuevo a la cama con un fuerte golpe. “¿Quién es?” preguntó, demasiado cansada para separar las sílabas.
“Ven y mira por ti mismo. Estoy en la sala de estar.” Bred apagó el intercomunicador.
Tyla se incorporó lentamente, todavía no completamente despierta. Estaba desnuda, de vuelta en su propia cabina de dormir. Sus recuerdos después de que el Womb comenzó su trabajo eran borroso en el mejor de los casos. Ella sabía que Womb sólo funcionaría durante una hora, así que ella asumió que había salido después de que terminó y subió el Núcleo a su cuartel. Su peluca y el vestido de plastiglo estaban cubiertos descuidadamente sobre uno de los anzuelos de la hamaca.
Se levantó y se estiró lo mejor que pudo en la cabina. Estando en el Sector II, cerca de la nariz del barco, los cubículos no eran muy grandes. Había tres metros adelante a la parte trasera de la “altura”, y el “piso” y “techo” estaban ambos en el patrón trapezoidal a bordo del barco. Dentro de este volumen había un inodoro y un lavabo, una cama para el uso bajo condiciones de gravedad, ganchos para las hamacas 0G, una pantalla para visualizar holografías, una pantalla para leer, y un pequeño sistema incorporado de cajones para la ropa y efectos personales. No quedaba mucho espacio para vivir, pero estos lugares estaban destinados exclusivamente a dormir y a la privacidad personal; la vida se hacía en las otras, más exóticas, habitaciones.
Tyla se dirigió al lavabo y le dio un golpecito de agua en la cara para despertarse, murmurando maldiciones bajo su respiración contra su hermano y cualquier otra persona que pudiera jugar juegos de adivinación a una hora tan temprana de la mañana. Luego miró el reloj de pared: faltaban cinco minutos para las diez, hora local. La búsqueda del tesoro comenzaría en poco más de dos horas, y aquí todavía estaba durmiendo.
Rápidamente, ella metió la mano en un cajón y sacó uno de sus uniformes espaciales. Todos los uniformes eran monos de una sola pieza que cubrían el cuerpo desde el cuello hacia abajo, con botas y guantes incorporados. El uniforme era lo suficientemente suelto como para permitir que el cuerpo se moviera libremente en 0G, pero fue apretado por elástico en las muñecas, la cintura y tobillos para evitar que se inflara de aire de una manera incontrolable. Se selló el frente con una sola costura, y se transformó fácilmente en un traje espacial con la simple adición de tanques de aire y un casco.
Aunque el diseño de los uniformes espaciales era estándar en todo el espacio humano, los individuos tenían sus propios colores. El patrón de la firma de Tyla, por ejemplo, era un Bracht original color púrpura real con las florituras finas de plata por todo el cuerpo y las vendas de plata para simular la joyería. Se deslizó dentro de él, luego pasó un peine por su cabello que, despojado de la peluca roja y verde, era un pardo corto. Dejó su cabina y bajó por el Núcleo hasta la sala de estar dos niveles más abajo.
Al principio, la única persona que vio en la habitación fue su criada. Su hermano gemelo también estaba vestido con un uniforme espaciador, pero ahí fue donde él y la convención se separaron. El uniforme de Bred era de color negro brillante con reflejos de gris, en lugar de los colores brillantes que estaban de moda para los hombres. Bred dejó que sus cabellos crecieran naturalmente, sin la parte central afeitada; Era de color marrón, de longitud media, y tenía una tendencia a rizarse de manera inesperada debajo de su frente. Los cabellos estaban de moda, pero la barba de Bred era completa. No llevaba joyas. En una época en que la micro cirugía óptica corregía fácilmente la visión defectuosa, los ojos de Bred miraban owlishly detrás de las lentes marrones marrones. Había visto a un par en un holograma histórico y se sentía atraído por su decadencia. Su cuerpo y rasgos eran lo suficientemente redondeados como para hacerle mimoso sin ser gordo. Las comisuras de su boca se hincharon cuando él sonrió, que era a menudo.
Ahora estaba sonriendo mientras veía a su hermana entrar en la sala de estar. Notó que ella estaba haciendo su paseo de la soy-una-perra-de-sangre-fría, pero incluso eso y el equipo espaciador suelto no podía disimular su extraordinaria belleza.
“Espero no haberte despertado” dijo él con agrado.
Tyla estaba de mal humor esta mañana, no de la manera en que había salido la noche anterior, llena de alegría ante la perspectiva de conquistar el mundo social una vez más. Bred se preguntó qué había sucedido para terminar de aquella forma.
“De todas formas tendrías que levantarte un rato” dijo él encogiéndose de hombros.
“Eso no lo hace más agradable. ¿Quién es ese visitante que dijiste que yo tenía?”
Bred sacudió un pulgar para indicar un robot parado junto al largo sofá. Era un durasteel ovoide pulido de no más de un metro de altura, con una parrilla que servía de boca y numerosos miembros retráctiles. El ovoide estaba apoyado sobre tres patas de ruedas cortas que le permitían moverse libremente en cualquier dirección.
“¿Qué es eso?” preguntó Tyla con recelo.
“Yo, señorita” dijo el robot “soy el Árbitro asignado a la Búsqueda del Tesoro, de acuerdo con el Artículo VII, Sección 4 de las Reglas del Tesoro. Mi número de serie es J17-H12C5. Tengo la lista de artículos que el participante debe adquirir durante la búsqueda del tesoro, como se estipula en los artículos VIII y IX, y yo soy el único juez de si cada artículo se ha obtenido con éxito, según el artículo X, secciones 20 a 25. Yo también soy el Árbitro oficial de las Reglas de la Búsqueda y autoridad final sobre cualquier asunto que le concierna, de conformidad con el Artículo XII, secciones 1 a 3.”
“En otras palabras” dijo Bred interrumpiéndole “es el aguafiestas oficial.”
“Como parte de mis deberes” prosiguió el robot “el Artículo VII, Sección 23 me obliga a resumir, antes del despegue, las Reglas de la Búsqueda a todo el partido que asista al Entrante oficial. ¿Está todo el grupo ahora reunido?”
“Aún no” respondió Bred.
Tyla miró a su alrededor, sorprendida. “Debemos despegar en dos horas. ¿Donde está todo el mundo?”
“Eso” dijo una voz severa del Núcleo “es algo que me gustaría saber también.”
El capitán Luuj Kirre entró en la sala. El capitán Kirre era una mujer negra alta, bien proporcionada, con un corte corto natural y una escoba para una columna vertebral. Su postura era aterradora y su uniforme metálico de oro con su insignia negra de capitanía y el escudo negro y plateado de DeVrie exhibido prominentemente sobre el pecho izquierdo, se apretaba tan a fondo que a veces crecía cuando caminaba. Su rostro era redondeado y sensualmente hermoso, pero el efecto estaba marcado por ojos ardientes y una máscara de cólera justa.
“Tranquila, Luuj” le dijo Bred con una sonrisa “llegarán a tiempo. Siempre lo hacen.”
“Claro” dijo el capitán, resoplando. Y sin duda con las mismas débiles excusas que siempre tienen. Maestro DeVrie, se tomó la molestia de contratar a mujeres sumamente competentes. Sé que podría moldearlos en una eficiente tripulación de vuelo si solo me permitierais establecer la disciplina apropiada.”
Bred la observaba con interés. Nunca dejó de fascinarle cómo una mujer tan apasionada, tierna e insegura de sí misma en privado como Luuj Kirre podía ser tan dura como durasteel cuando había una audiencia. En la cama, era una criatura de emociones; una vez, incluso la había visto llorar. Pero en su uniforme, no había rastro de esa hembra humana. Supongo pensó que todos tenemos nuestros rostros públicos, para ocultar las debilidades que creemos tener dentro. Si sólo nos enteramos de que esas “debilidades” son a menudo nuestras fortalezas.
“El espacio no lo permite” dijo en voz alta “Ya eres bastante eficiente para toda la pandilla de ellos. Me temo que una persona eficiente a bordo del nave es todo lo que puedo tomar.”
“Dru está a bordo” Tyla se ofreció “Me dejó entrar anoche.”
“Sí, y la vi hace un rato” dijo Bred, intentando calmar la ira de su capitán. “Ella estaba sentada en la sala de grabación como de costumbre, componiendo sus canciones.”
“No esperaba ningún problema con ella” dijo el capitán Kirre “Ella es la más confiable de la suerte. Sólo desearía que los otros tres fueran tan conscientes como ella.”
“Hacen su trabajo lo suficientemente bien” dijo Bred. Pero se está haciendo tarde. Me pregunto qué les ha pasado.
El timbre de la compuerta sonó antes de que terminara de hablar. De pie cerca de la pared, miraron la pantalla pero no reconocieron la cara del visitante. Presionó la placa táctil del intercomunicador. “¿Quién es?”
“Policía.”
“Tal vez no debería haber preguntado” murmuró para sí. Golpeó otra vez la placa táctil y abrió la escotilla exterior para admitir a los visitantes.
Un pequeño desfile entró en la Honey B. Comenzó con un oficial de policía humano, que parecía bastante importante con su uniforme azul ajustado con botones de plata. Terminó con dos robots patrulleros, máquinas robustas de dos metros de altura y por lo menos ciento cincuenta kilos cada uno. En el medio, parecían desaliñados pero no arrepentidos, eran dos de las tripulantes desaparecidas.
Sora Benning, la astróloga de la Honey B, era una pelirroja alta y musculosa, con ojos verdes y casuales, y una mirada de tal seguridad que se llamaría arrogante si no fuera tan relajada. Bajo su rostro, su cuerpo era casi infantil, un conglomerado de líneas rectas donde debían haber curvas. Pero lo que podría haber sido gawkiness fue desmentido por la gracia natural de sus movimientos. Ella nunca caminaba, fluía.
Nezla Lustik, el ingeniero, era el extremo opuesto, una explosión en miniatura en el disfraz femenino. Ella era una cabeza más corta que Sora y construida en una escala gruesa. Tenía el pelo marrón, la cara redonda, y su cuerpo, bien dotado de atributos, era exuberante pero no suave. Era tan robusta como un robot de construcción, y sus movimientos eran enérgicos; Ella agarró la vida con ambas manos y seguía volviendo para más.
“¿Estas dos mujeres pertenecen a tu tripulación?” le preguntó el policía humano a Bred.
“No conozco a nadie más que los tenga” admitió Bred “¿Cuál es el cargo? O, conociéndolos, ¿debo decir «cargos»?”
El policía sacó una lista de su bolsillo y comenzó a leer. “Conducta inmoral, lenguaje obsceno, pelea en un lugar público, perturbando la paz, resistiendo a la detención, golpeando a un oficial...”
“¿Todos los delitos menores, supongo?” le interrumpió Bred.
“Sí señor.”
“Y supongo que si se pagaran sus multas, ¿estarían libres para irse?”
El policía se agitó. “Bueno, no queremos interferir indebidamente con la Búsqueda, y viendo que es usted el que está involucrado, Maestro DeVrie, lo dejaremos ir con una multa esta vez.
Bred ya había extendido el pulgar hacia el policía. El hombre sacó su escáner y lo sostuvo para leer el chip. Hubo un par de clics y un zumbido, luego una luz verde se iluminó.
“Gracias, maese DeVrie” dijo el policía “Voy a liberar a estos dos en su custodia, pero tienes que prometer que no causará más problemas en Huntworld.”
“Estamos despegando en dos horas” le aseguró Bred. Estarán demasiado ocupados para molestar a nadie más que a mi capitán.
El policía asintió bruscamente, y él y los dos robots se fueron.
Incluso antes de que la escotilla se cerrara, Sora Benning se dirigió a una de las sillas acolchadas, se sentó en ella con las piernas extendidas y cerró los ojos. Esto dejó a Nezla solo, rodeado por una audiencia cuestionada. El ingeniero miró a su alrededor. La expresión de Tyla era de impaciencia, de ira ferviente del capitán Kirre. Bred le dio una sonrisa que era imparcial en el mejor de los casos.
“No fue culpa nuestra” dijo Nezla antes de que nadie pudiera hablar “Estábamos sentados en ese bar, pensando en nuestro propio negocio, teniendo un par de copas...”
“Estabas tomando un par de copas” sonó la voz de Sora desde la silla. El astronauta ni siquiera se molestó en abrir los ojos. “Estaba durmiendo.”
“Sí. Bueno, de todos modos, estábamos sentados tranquilamente cuando este vigolero de aspecto maligno vino a nuestra mesa, me dio una palmada en la espalda y trató de pelear libremente. Ahora sabes que disfruto de la batería tanto como el siguiente, pero fue el momento equivocado del ciclo, así que le dije que no, gracias...”
“Le dijiste que se ocupara de su propio negocio, ese de tanto éxito” Sora interrumpió de nuevo.
“Creía que dijiste que estabas dormida” se quejó Nezla.
Sora abrió su ojo izquierdo. “Pero yo no soy sorda” dijo. El ojo se cerró otra vez.
Bueno, de todos modos, el vagabundo no aceptaría un no como respuesta. Empezó a ponerse más nervioso, probablemente pensó que cualquier mujer de un bar es una puta, ¿verdad?
“Finalmente, tuve que golpearlo para defender mi honor.”
“En realidad, para defender su reputación. Dijo que eras un frígido...”
“No importa lo que dijo” continuó Nezla rápidamente “De todos modos, lo derribé. Entonces un amigo suyo vino y empezó a insultarlo, así que tuve que golpearlo, también. El primer tipo se levantó de nuevo y me cobró, pero él extrañó.”
“Tropecé con él” interrumpió Sora “y se estrelló contra otros dos tirones en el bar. Entonces empezó la pelea. Debe haber habido cuarenta o cincuenta de los que han venido a nosotros...”
“De diecisiete.”
“¡ESPERA!” gritó el capitán Kirre “Ya no me importa como demonios hicisteis vosotros dos para llegar donde habéis llegado. Ambos os merecéis una multa. Durante el tiempo libre disponible fregarás abajo del sector III, y esperaré ver cada centímetro cuadrado de durasteel que brille limpio. ¿Está entendido?”
“Pero capitán...” Nezla empezó a protestar.
“No hay apelación de esa decisión” dijo Luuj.
Nezla miró a Bred, pero él solo sonrió suavemente, se encogió de hombros y extendió las manos ligeramente. El capitán le lanzó una mirada de agradecimiento.
“Vosotros dos deberíais cambiar vuestros uniformes” les dijo Bred “Pronto saldremos.
Sora se levantó de la silla y salió de la silla mientras los dos delincuentes salían de la sala para subir a sus camarotes.
“Bueno, ahora sabemos dónde estaban esos dos” dijo Luuj con un resoplido “Pero todavía no hay señales del doctor Curdyn.”
“¿Oí a alguien que tome mi nombre en vano?” sonó una alegre voz de contralto desde el Núcleo, y el médico del barco entró en la sala de estar.
Vini Curdyn era una rubia de fresa con ojos azules y una nariz delicada, a mitad de camino en altura y forma entre Sora y Nezla. Ella llevaba su uniforme, azul pálido con tiras transparentes en lugares interesantes y un caduceo rojo y blanco sobre el pecho izquierdo. Su caminata tenía un aire chulo cuando cruzó la habitación.
“¿Cuándo subiste a bordo?” preguntó Luuj.
“Oh, hace unos cinco minutos. Me cambié mi uniforme, Capitán, por eso he llegado tarde.”
“Me llamarás por mi título completo, doctor Curdyn. ¿Y cómo llegaste a bordo sin pasar aquí?”
“Dejé la escalera de emergencia cuando salí anoche", dijo Vini “Me imaginé que tendría que regresar a la nave con mucha prisa.”
“Está prohibido usar esa escalera excepto en caso de emergencias.” El capitán Kirre se puso furioso.
“Así es, Capitán. Depende de lo que llamas una emergencia, ¿no?”
“¿Cómo se llama una emergencia, doctor?”
“Dos perdedores que me persiguen por los callejones con armas cargadas. Pero no te preocupes, los perdí antes de volver.”
Luuj Kirre levantó las manos, se volvió para mirar a Bred por un momento, y luego se alejó airadamente de la habitación. “Ve a buscar a Dru y dile que venga aquí” dijo Bred después de ella. El capitán dio un breve golpe mientras desapareció en el Núcleo.
Bred se volvió hacia el médico. “Realmente no deberías hacerle eso a ella, Vini. Socavar su autoridad la hace muy infeliz.”
“Lo siento, jefe. Las palabras de Vini podrían haber sido disculpas”.
“He sido una niña muy mala. Supongo que tendrás que despedirme ahora, ¿verdad?”
“¿Qué harías si lo hiciera?”
“Pues, podría haber sido un célebre cirujano cerebral si no te hubiera dejado convencerme de firmar a bordo de esta casa de locos. Aún tengo tiempo de aprender a hacer lobotomías con agujas antes de que la senescencia me llegue.”
“Lo siento, Vini” respondió Bred, sonriendo “No esta vez. Podríamos necesitar un médico en este crucero.”
Ella se encogió de hombros y se dejó caer en una silla. “Bueno, no puedo matar a una chica por intentarlo. ¿Por qué estamos aquí? ¿No se supone que debemos despegar pronto?”
“Esta cosa aquí” Bred indicó el Árbitro “quiere darnos una conferencia sobre la Búsqueda del Tesoro antes de irnos. Se supone que todos debemos reunirnos y escuchar.”
El capitán Kirre regresó a la sala de estar, mirando a Vini. Detrás de ella vino Dru Awa-om-anoth mirando, como siempre, como un cachorro maltratado. Unos momentos después, Sora y Nezla reaparecieron en uniforme. La de Sora, a diferencia del uniforme espaciador ordinario, era tensa, acentuando su angularidad. Era de color rojo brillante con una franja blanca que subía por cada lado desde el pecho hasta el hombro. Una delgada línea blanca rodeó su cuello y se convirtió en un par de flechas blancas apuntando desde ambos lados hasta la parte superior de su costura frontal. El uniforme de Nezla era de color azul oscuro en el lado izquierdo y de color verde brillante a la derecha, con un diseño de conexión verde y azul en la costura.
“De acuerdo, árbitro” dijo Bred “La pandilla está aquí. Explícanos el plan.”
“La búsqueda del tesoro” prosiguió el robot con voz metálica “es un concurso que se celebra una vez cada veinte años, tal como se describe en el artículo III de las Reglas completas, una copia de la cual se le entregó al aceptar su solicitud de inscripción ya la que yo Puede referirse de vez en cuando. Está abierto a cualquier criatura sensitiva masculina que pueda pagar el derecho de entrada requerido, según lo establecido en el Artículo V, Sección 2, Párrafo 1b, 1c, y 1f.
“A cada Participante se le asigna un Arbitro Robótico de acuerdo con la Sección 4 del Artículo VII. Cada Árbitro lleva dentro una lista de objetos o experiencias que el Participante debe obtener durante el curso de la Búsqueda, como se explica en los Artículos VIII y IX, inclusive. Estas listas se asignan a los participantes al azar, de conformidad con el Artículo IX, Sección 4. No hay dos listas idénticas como se detalla en el Artículo IX, Sección 6, pero el análisis por computadora según el Artículo IX, Secciones 8 y 9, ha determinado que todas las listas son de Igual dificultad.
Cada lista puede contener entre cinco y diez artículos, según lo dispuesto en el Artículo IX, Sección 7, que el concursante debe obtener por cualquier medio que pueda, haga referencia al Artículo X, Secciones 1 a 17.
Los artículos son revelados al concursante según lo provisto en la Sección 1 del Artículo XI, y el punto siguiente no se revela hasta que el concursante haya obtenido todos los objetos anteriores según lo establecido en el Artículo XI, Secciones 3 a 5, o renunció al derecho de enumerarlos como obtenido de conformidad con lo dispuesto en el Artículo XI, Sección 6.
Artículo XV, Sección 5 establece que no es obligatorio obtener todos los artículos para ganar; El ganador de la Búsqueda del Tesoro, como se explica en el Artículo XV, Secciones 1 a 3, es el primer concursante que aterriza en Huntworld con más artículos obtenidos que cualquier otra persona. El artículo VII, sección 8, requiere que yo señale, sin embargo, que de las siete Búsquedas anteriores que se han corrido, solamente el primero fue ganado sin poseer todos los artículos en la lista.
El participante oficial puede recibir asistencia de cualquier persona que elija durante la cacería de conformidad con el artículo X, secciones 14 y 15, pero él mismo debe participar en la recolección de objetos como se estipula en el artículo X, secciones 1 y 2. Cualquier pregunta acerca de los procedimientos ha de ser referido a mí; Como Árbitro, soy el único árbitro y autoridad final sobre todos los asuntos relacionados con la Búsqueda del Limpiador, como se explica en el Artículo XII, Secciones 1 a 3. Cualquier intento de perpetrar fraude le descalificará de la Búsqueda, según el Artículo XIII, Secciones 1 A través de 82. Cualquier intento de alterar físicamente mis circuitos me hará explotar, y le descalificará de la Búsqueda, como se estipula en el artículo XIII, secciones 83 a 102. ¿Hay alguna pregunta?”
“Me siento plenamente articulada” murmuró Vini en voz baja.
“¿Cuál es el primer artículo de nuestra lista?” preguntó Tyla al árbitro.
“El Artículo IX, Sección 11 me prohíbe revelar esa información hasta después del Gran Desalojo, cuando todos los naves de los participantes están en órbita alrededor de Huntworld”.
Nezla miró el reloj de abuelo tallado de madera real.
“¡Eso es sólo una hora a partir de ahora!”
“Una hora, once minutos y cuarenta y tres segundos, para ser más preciso” convino el Árbitro.
Luuj Kirre se puso de pie, jurando. “Y hemos estado escuchando una máquina mientras hay trabajo por hacer. Astrogator Benning y Computech Awa-om-anoth, comienzan los cálculos inmediatamente para un curso a la órbita requerida. Ingeniero Lustik, espero que su comprobación preliminar se complete en cuarenta y cinco minutos.”
“¿Quieres decir que tengo que revisar la nave en tan sólo cuarenta y cinco minutos?” gritó Nezla “¡No se puede hacer!”
“El ingeniero jefe Erin, a bordo del Explorador, completó una comprobación completa en treinta y siete minutos “comentó Sora mientras se levantaba fácilmente de su silla”.
“Y el Explorador era diez veces el tamaño de la Honey B.”
Los comentarios de Nezla sobre las cosas interesantes que Sora podía hacer con su precioso Explorador se perdieron cuando el ingeniero subió al Núcleo hasta el Sector VI para comenzar su trabajo.
***
Había cuatro sofás de aceleración delante de la consola principal en la cabina de control de la Honey B. En la extrema izquierda, frente a la consola, se sentó Dru Awa-om-anoth, el técnico. Aunque el Honey B tenía varias computadoras pequeñas para manejar el almacenamiento de datos y las funciones y el mantenimiento de las naves de rutina, no requería una para los cálculos astrogacionales. Dru era lo que se llamaba una “persona dotada”; Aunque su mente era perfectamente normal en la mayoría de los aspectos, tenía la capacidad singular de realizar cualquier función matemática en su cabeza y salir con la respuesta correcta en cuestión de segundos. Una computadora humana, tal vez no tan rápido como una máquina, pero la división de segundo momento no era necesario a bordo de la Honey B.
Junto a ella estaba Sora Benning, la astrogadora. Hablaba en voz baja, rápida pero sin prisas. Leyó las ecuaciones de Dru, para luego suministrar los parámetros para esta órbita en particular. Después de un segundo, Dru le devolvió la respuesta, y Sora alimentó los números en el panel de astrogación. Los dos habían pasado muchas horas practicando y refinando este procedimiento hasta ahora era totalmente mecánico.
En el extremo derecho de la consola estaba Nezla Lustik, el ingeniero. Su tablero midió la operación de la miríada de sistemas, mecánicos y eléctricos, que hicieron de la Honey B una unidad funcional. Durante los momentos críticos de las operaciones de vuelo, era su trabajo asegurarse de que todos los sistemas respondieran a los controles precisamente como se pretendía, y si no lo hacían, era su trabajo corregirlos o compensarlos sin abandonar su asiento.
Entre Sora y Nezla estaba Luuj Kirre. El capitán tocaba la consola de control como un músico en un teclado, coordinando todos los parámetros orbitales de datos del astrogador y la información de funcionamiento del nave del ingeniero, así que la Honey B voló.
Detrás de los cuatro asientos de aceleración para la tripulación de Operaciones de Vuelo había otros cinco asientos, aunque sólo cuatro estaban actualmente en uso. Bred descansaba cómodamente en el sillón central, sólo medio observaba el rendimiento de su tripulación. Lo había visto antes. A su izquierda estaba Vini Curdyn; el médico no tomó parte en el funcionamiento real de la nave y por lo tanto fue relegado a un asiento de pasajeros en el Sector de Control. Tyla estaba sentada a la derecha de Bred, mordiéndose los labios con anticipación nerviosa. A su derecha, el Árbitro estaba atado con torpeza en uno de los sofás, aunque no requería protección de la aceleración del despegue.
La habitación en sí era una obra maestra tecnológica. El Sector de Control estaba situado en la nariz del nave, donde se estrechó en un punto de bala. Las ventanas eran poco prácticas para un nave espacial, por lo que Bred se había conformado con lo siguiente. Toda la pared interior, excepto la consola de control, era una enorme pantalla trivial. Tres docenas de diminutas cámaras alrededor del casco retransmitieron imágenes de los alrededores de la nave que se superponían en esta pantalla. El efecto fue que no había paredes en absoluto, como si los sofás de aceleración estuvieran al aire libre, desprotegidos por el grueso casco de durasteel. En las profundidades del espacio el efecto era impresionante; ahora, sin embargo, con la Honey B todavía sentado en el puerto espacial de Huntworld, la única vista visible era kilómetro tras kilómetro de naves espaciales esperando que la señal estuviera en su camino.
El Grand Liftoff fue un evento secuenciado. Como ganador de la Búsqueda del Tesoro anterior, a Ambic Jusser se le había dado el honor ceremonial de ser el primero en despegar. Los DeVrie, debido a las proezas de su familia durante mucho tiempo en la Búsqueda, habían sido asignados el segundo punto de despegue. El orden exacto no tenía nada que ver con la carrera, ya que a ninguno de los concursantes se les contaría su primer objeto hasta que todos los barcos hubieran llegado a la órbita. Pero tener todas las naves de despegue al mismo tiempo sería catastrófico por lo que, en una Sociedad llena de locos, el Grand Liftoff fue la solución perfecta.
Quince minutos antes de que comenzara el despegue, los agudos ojos de Vini descubrieron algo en la pantalla.
“Mira eso.”
Bred y Tyla siguió su mirada. Treinta y cinco metros más abajo, una figura solitaria corría entre las elegantes formas de las naves. Se estaba acercando a la Honey B, y cuando se acercó vio que llevaba algo. Estaba agitando y gritando, pero los micrófonos del intercomunicador no eran lo suficientemente sensibles como para dejar que la gente que estaba dentro oyera lo que estaba diciendo.
“No sé quién es” prosiguió Vini con su ronco sarcástico “pero obviamente tiene impulsos suicidas. Si está ahí afuera cuando comience el despegue, lo cocinarán con vida.
“Parece que está tratando de decirnos algo” observó Bred “¿Alguien sabe quién es?”
Tyla frunció el ceño y apartó la mirada. “Sí” dijo ella con desgana “Es un androide que ha logrado entrar en la Búsqueda. Johnathan R, creo que se llama.”
“¿Qué es lo que quiere de nosotros, me pregunto?” pensó Vini.
El androide había alcanzado el pórtico al lado de la Honey B y había comenzado el ascenso por el gravtube. “Lo averiguaremos dentro de un minuto” dijo Bred. Empezó a desabrocharse. Será mejor que vaya allí para dejarlo entrar.
“Estás loca” exclamó Tyla “hay menos de quince minutos antes del despegue.”
“Bueno, si el Maestro R puede arriesgar su vida corriendo por el campo en un momento como este, lo menos que puedo hacer es averiguar lo que él piensa que es tan importante.”
Bred abrió la puerta en la parte trasera de la cabina y bajó el Núcleo de la sala.
Llegó casi simultáneamente con el zumbido en la esclusa. Abriendo la escotilla exterior, miró al visitante. El androide también estaba en un uniforme espaciador, gris claro y remendado en varios lugares. De aspecto descuidado, pero suficientemente agradable, pensó Bred. Pero desde cuándo han comenzado a cuidar cómo se ve un androide?
“Hola” dijo en voz alta “¿A qué le debo el honor de esta visita?”
·Tengo algo que darle a la señora DeVrie” balbuceó el androide. Parecía incómodo, moviendo nerviosamente su peso de pies a pies.
“Ella está ocupada en este momento, preparándose para el despegue. Soy su hermano. Si me das lo que sea, se lo daré.”
El androide vaciló un momento, y extendió un ramo de flores. Eran reales, también; Los criados podían distinguir por la sutileza de su aroma. “Estos son para ella” dijo Johnathan como una disculpa. “Dile que siento las cosas que salieron anoche. No tenía ningún deseo de insultarla o herir sus sentimientos. Es sólo que a veces me siento un poco excesivo.”
Bred tomó el ramo. El androide se volvió abruptamente y volvió a bajar por el gravtube. Bred miró con asombro las flores durante varios segundos, luego volvió a subir el Núcleo al Sector de Control.
“Bueno, ¿de qué se trata?” preguntó Vini en el momento en que asomó la cabeza a la habitación.
“Vino a entregar algo” respondió Bred. Lanzó el ramo ligeramente en el regazo de su hermana. “Aquí. Estos son para ti.”
Tyla reaccionó como si le hubiera lanzado una lata abierta de cucarachas de Dijenese. “No quiero nada de esa criatura.”
“¿Por qué no? Las flores verdaderas son duras de venir por estos días.”
“¿Por qué un androide te traería flores?” preguntó Vini, despertando su perversa sensación de curiosidad.
El rostro de Tyla se puso rojo. Se quitó las flores con brusquedad de su regazo y cayeron sobre la pared trasera de la cabaña. “¿Cómo voy a saber por qué un andí hace cosas?”
“Dijo que eran una disculpa” añadió Bred, más para alimentar el fuego de Vini que para edificar a su hermana. “No quería insultarte ni herir tus sentimientos.”
“¿Qué pasó entre tú y ese androide?” preguntó Vini a Tyla.
Tyla quería derretirse por el suelo. “Nada. Nada. ¡NADA!”
Hasta ese momento, los cuatro oficiales de Operaciones de Vuelo habían ignorado las cosas que se sucedían detrás de ellos, concentrándose en el negocio de dirigir la nave. Ahora, sin embargo, la perturbación estaba fuera de control. El capitán Kirre se volvió para mirar a los pasajeros. “Espero tener silencio durante la rutina pre-despeje”.
“También” dijo “Bred continuó sin piedad, que estaba arrepentido por la forma en que las cosas resultaron. A veces se pone un poco exagerado.”
“¿Qué te hizo?” Vini estaba completamente enganchado ahora.
Tyla estaba, por esta vez, más allá del normal rubor. El capitán Kirre acudió inadvertidamente a su rescate gritando: “¡Quieta!”
Toda la actividad en la habitación se detuvo. Luuj miró fijamente a los alborotadores por un momento, luego dijo: “Maestra DeVrie, no puedo pilotar esta nave con tales distracciones. Si quieres despegar a la hora, tendrás que estar callada mientras se llevan a cabo las operaciones de vuelo.”
“Lo siento, Luuj” Bred se disculpó mientras se atascaba una vez más. “Eres el jefe” Dio una rápida mirada a su izquierda. Vini estaba burbujeando con curiosidad apenas contenida. Él sonrió.
Al otro lado, pudo ver a Johnathan R volviendo a su propio barco maltratado, alcanzándolo y subiendo dentro de unos minutos antes de que comenzara el Gran Despegue. Bred sacudió levemente la cabeza ante el gesto melodramático del androide.
Llegó el momento para el Grand Despegue. A medio kilómetro de distancia, el barco de Jusser, pequeño y elegante y construido para la velocidad, se elevó suavemente en el aire. No había nubes de llamas, ningún rugido poderoso, ninguna vibración tumultuosa que sacudiera el suelo. En cambio, los motores graviticos parecían levantar el nave de dardos sin esfuerzo hacia el cielo.
La serenidad de la escena era sólo un efecto visual. Si el ojo humano pudiera detectar la radiación de las partes más extremas del espectro electromagnético, los espectadores habrían presenciado una escena de violencia incalculable. Una interacción increíble de las fuerzas gravitacionales, magnéticas y eléctricas estaba teniendo lugar dentro del retrolavado de Hermes. Cualquier criatura viva atrapada en ese campo se quemaría en cuestión de segundos. Cualquier dispositivo mecánico cortocircuitaría o derretiría. Muchas eran las historias de personas y máquinas accidentalmente atrapadas en un remanso de nave espacial, y todos estaban lejos de ser agradables.
Le tomó dos minutos a los Hermes desvanecerse en el cielo azul. Entonces fue el turno de la Honey B. El capitán Kirre tocó un interruptor y los generadores de anti gravedad tararearon silenciosamente. Por una extraña paradoja de la física, era necesario construir una gravedad artificial de 2G dentro de la nave para generar un campo antigravitacional fuera. Los ocupantes de la cabina se apretaron más profundamente en sus sofás. Cuando Nezla anunció que el campo interno se había acumulado lo suficiente, Luuj tocó otro interruptor. El suelo afuera cayó suavemente mientras el azul del cielo se profundizaba gradualmente. Las mujeres de Operaciones de Vuelo mantenían sus ojos pegados a sus consolas; No podían permitirse el lujo de ser hipnotizados por el panorama cambiante mientras todavía había trabajo por hacer. Sora, supervisando su junta directiva, al fin anunció que su órbita había sido establecida. El capitán Kirre cortó la unidad. Nezla, vigilando el equipo, confirmó un instante después que la unidad externa había cortado, y ahora era posible quitar el campo de artigrav. Luuj volvió a tocar el interruptor, cortando el campo en el interior excepto por aquellas porciones de la nave que estaban permanentemente inventadas.
El cambio fue abrupto. Un segundo, los pasajeros de la Honey B fueron presionados por una aceleración de 2G, y la siguiente, estaban completamente sin peso. Los resortes en los asientos de aceleración ejercieron un ligero empujón hacia delante, y todos se movieron hacia delante contra sus correas.
Ahora que estaban en el espacio y las operaciones de vuelo habían cesado, Vini ya no podía contener su curiosidad. “¿Qué pasó entre tú y ese androide?” preguntó Tyla.
Con lágrimas en los ojos, Tyla buscó con las correas que la sostenían en el sofá. “¡Déjeme en paz!” gritó ella. Se levantó de su sofá y se echó a borbotones alrededor de la habitación mientras la caída libre la exageraba cada intento salvaje de enderezarse. Las paredes del planetario hacían que fuera demasiado fácil creer que ella podría desviarse para siempre en ese vacío, y ella entró en pánico. Más por accidente que el diseño, su mano golpeó la placa de contacto de la puerta. Resoplando locamente, nadó hacia atrás hasta su camarote.
Vini parecía perpleja ante los rostros de sus compañeras. “¿Fue algo que dije?”
Tomó casi cuatro horas completar el Gran Despegue, con Johnathan R naturalmente siendo el último barco a despegar. Pero eventualmente, también, llegó a una órbita alrededor de Huntworld, y todos los participantes se dirigieron a sus respectivos Árbitros para escuchar cuál sería el primer elemento en sus listas.
Tyla no había regresado al Sector de Control, y Bred estaba empezando a preocuparse. Esa relación con el androide debe haberla herido profundamente, pensó. Esta cacería significa mucho para ella, y ella no solía perderse un momento como este.
El árbitro, que había pasado por todo el procedimiento del Grand Liftoff sentado plácidamente en su mal ajustado sofá de aceleración, de repente comenzó a hacer clic. “Por el Artículo IX, Sección 12, ahora estoy facultado para revelar las coordenadas de su primer destino.”
Sora tenía un lápiz listo en la mano. “Vete” dijo ella.
“1,021; 0,2471; 0,6735; 7; 6.2913; 0.10194; época actual Segundo planeta. Sora tenía sus mesas casi antes de que el robot terminara, revisando las ecuaciones para calcular un curso de aquí a allá.”
El robot continuó: “El planeta ha recibido el nombre común de Lethe. El artículo que vas a obtener es un Sueño.”
Capítulo 3: Un sueño desde Lethe
Aunque ellos nunca inventaron descartaron la autopropulsión, y todos sus métodos de transporte, quizás fue por lo anómalo de las artes que los Letheanos cultivaban. Sus centros urbanos eran tan pequeños que no pasaban de cien mil en población, muchos no llegaban ni a los diez mil debido a una planificación máxima de confort, tanto físico como psicológico. Amplias calles y bellos parques eran diseñados para su gente. La arquitectura Letheana era perfecta. Las casas eran construidas no para que aguantasen siglos, si no milenios. E incluso las casas, la Naturaleza no había sido olvidada, ya que junto a cada una de las casas había un jardín así como muchas ventanas por donde entraba la luz y un terreno amplio que la separaba del resto. Nadie se sentía apretado en una ciudad Letheana.
Lethe quizás era el más perfecto ejemplo utópico conocido en toda la galaxia si no fuera por el suicidio ritual que llevaron a cabo sus gentes...
—Gan Spols
Lo mejor de Todos los Mundos Posibles.
“Chico, se siente bien estar otra vez en el espacio” proclamó Nezla, estirándose vigorosamente. “Odio la gravedad.”
“Lo que odias” dijo Sora “son los sujetadores.” Flotó en un rincón de la Sala de Recuerdos, con los ojos cerrados y aparentemente haciendo una siesta, pero no por completo de la conversación.
“Supongo” replicó Nezla “que estás intentando hacer una virtud por tu falta de equipo.”
“Si yo fuera Sora” dijo Vini desde la mesa de mandos “me volvería a odiar por esa observación.”
El Capitán Kirre apareció en la sala de recreación en ese momento y escabulló la reanudación de la vieja disputa amistosa. “Pensé que los había puesto a vosotras dos en el deber de la pena.”
“Sí, sí, capitán” dijo Nezla con tristeza.
“Entonces, ponte a trabajar, las dos. “Espero ver el Sector III brillando a las 1300 de la mañana.”
Los dos malvados salieron de la Sala de Recuerdos, Nezla en una nube de oscuridad y Sora con su perpetua y tranquila aceptación.”
Huntworld estaba a dos horas de distancia, Lethe, nueve días. Con poco para salir mal en el hiperespacio, la tripulación se estaba instalando en su rutina de relajación.
Luuj se volvió hacia su empleador. “¿Me necesitará más?”
Bred le lanzó una rápida mirada, pero estaba demasiado preocupado por que su hermana se interesara por otra cosa. “No por ahora.”
“Entonces tomaré el primer reloj.”
Ella se apartó de la pared y salió por la puerta. Incluso en la caída libre, había una calidad rígida que la diferenciaba de las demás.
Bred volvió su atención hacia Vini. El médico estaba flotando frente a él a través de la mesa de mandos, empleando su imaginación hiperactiva ante los escenarios protagonizados por Tyla y el androide. “O tal vez estaban teniendo algún tipo de orgía” decía. “A los antiguos romanos les gustaba tener sexo con sus esclavos; tal vez esta fiesta era una gran fiesta sexual con androides.”
A pesar de sus preocupaciones, Bred sonrió. “Nunca has estado en uno de estos asuntos. Yo sí. Si hay una cosa que no son, son orgías. Dudo que una sola emoción real pueda escapar toda la noche.”
Vini ni siquiera estaba escuchando. “Sexo con androides” pensó para sí misma. “Me pregunto si podría hacerse. Sé que la gente ha construido robots para eso. Los androides son biológicos; Probablemente tienen todo el equipo necesario. No debería haber ningún problema. Me pregunto cómo sería. Tengo que comprobarlo.”
Se estiró de su posición flotante. Las secciones transparentes de su uniforme hicieron que un placer particular de mirar. “Nos vemos luego, jefe” dijo, empujándose desde la mesa. “Tengo algunas investigaciones que hacer.”
Nadó con entusiasmo fuera de la Sala de Recuerdos.
Eso dejó a Bred y a Dru solos. Cuando no dormía o estaba de servicio, Dru podía invariablemente encontrarse flotando solo con una compupada en un rincón de la Sala de Recuerdos, pensando y escribiendo. Si se le preguntaba, ella diría que estaba componiendo sus canciones. En el momento, sin embargo, ella sostuvo el ramo ligeramente maltratado que Tyla había descartado tan vehementemente, examinándolo con intensa fascinación. Bred se acercó a ella. “Dru, estoy preocupado por Tyla.”
Dru levantó la vista cuando oyó su nombre, pero no dijo nada. Dejó a un lado las flores y dedicó toda su atención a Bred.
“Algo la sacudió bastante mal en la fiesta anoche. Estaba flácida y emocionada ante el Baile, y esta mañana estaba en un filo de navaja. Me temo que tampoco ayudé a las cosas molestándola. Ahora ella se subió a su camarote por alguna razón que nadie entiende.”
Los ojos de Dru eran profundamente comprensivos. “Yo cantaré mi canción de preocupación” explicó.
Bred asintió con la cabeza. “Haces eso. Mientras tanto, creo que será mejor que vaya a animarla.” Nadó hasta la salida, sintiendo la mirada de Dru en él hasta el Núcleo.
Flotó desde el Sector IV hasta los dormitorios del Sector II. La puerta de la cabaña de Tyla estaba cerrada y el letrero rojo y amarillo del exterior advirtió que el artigrav estaba encendido. Se orientó adecuadamente y dio un ligero golpe en la puerta.
“Vete” dijo Tyla desde dentro. “No quiero hablar con nadie.”
Bred entró de todos modos. Hubo una sacudida y una ráfaga de viento al pasar de la caída libre al campo artificial gravitacional de la cabaña de Tyla. Cerró la puerta detrás de él para aliviar los diferenciales atmosféricos, y miró fijamente a su hermana.
Tyla estaba tendida en la litera con el rostro enterrado en la almohada. Ella lo miró y gruñó. “No estoy en tu nómina. Tengo derecho a un poco de intimidad, ¿no?”
“Eres mi hermana pequeña y tengo que cuidar de ti.”
Tyla se secó el puño con algunas de las lágrimas en la cara, luego se apoyó en el codo. “Así que ayúdame, si has venido aquí solo para recordarme que tienes dieciséis minutos más que yo...”
Bred se sentó ligeramente en el borde de la pequeña oficina construida en la pared. “No, en realidad he venido a averiguar por qué te has convertido en el artigrav.”
“Porque no puedo llorar en la caída libre. Ahora déjame en paz.”
“Hemos llegado al corazón del problema. ¿Por qué estás llorando?”
Sus ojos se encontraron con los suyos, y por un momento su psique estaba desnuda. “¿Soy diferente a otras personas?”
La pregunta sorprendió a Bred. “No estoy seguro a qué te refieres.”
“No soy estúpida, conozco a mi perra mimada, a la reina de hielo presumida, a la picadora de bolas. Tengo treinta y tres años y nunca me he casado. Todo el mundo ha estado casado al menos una vez a esta hora, incluso tú. ¿Que pasa conmigo?”
“La vida con el Barb no era un matrimonio” dijo Bred, con las comisuras de la boca crispándose en una leve sonrisa. “Más como un juego continuo de “¿Puedes superar esto?” Y seamos realistas, mamá y papá nos dejaron unos estándares muy altos para comparar el matrimonio. No hay mucha gente que se adapte a ellos.”
Ella volvió a apartar la mirada y el momento especial había pasado. “No eres de ninguna ayuda.”
“Realmente quiero ser, Tillie. Cuéntame sobre la Fiesta.”
Deja de usar ese ridículo apodo. Y pensé que había dejado claro que no quería discutirlo.
“Su silencio sólo empeora las cosas, ¿sabes? Permite a la gente usar su imaginación demasiado. Vini está reconstruyendo todo tipo de posibilidades, incluyendo las orgías humano-androides.”
“Bred” dijo Tyla entre dientes apretados, “Quiero que la despidas.”
“¿Huh?¿Quién?”
“Ese doctor. Quiero que la despidan inmediatamente.”
Esto es serio, pensó Bred. “¿Por qué debería hacer eso?”
“Porque me irrita, por eso. Ella también vuelve loca al capitán. Además, siempre te pide que la despidan, ¿verdad?”
“Eso es sólo un juego que jugamos. Ninguno de nosotros lo quiere decir. Y este es mi nave: yo conservaré la tripulación que quiera.”
“Dijiste que yo podría estar a cargo de la Búsqueda.”
“Claro” Bred estuvo de acuerdo, “porque no me importa un bledo estos juegos estúpidos tus amigos ahí fuera en el juego de la Sociedad. Si no fuera por la búsqueda del tesoro, mamá y papá estarían vivos hoy.”
Él la vio estremecerse ante aquel golpe desprevenido. Llegué aquí para alegrarla, no la herir más, pensó, y cambió inmediatamente su táctica. “Pero tú solo estás a cargo de la Búsqueda. Aún pago los salarios de estas mujeres. Y aunque la despidiera, no podía echarla en el hiperespacio... tendríamos que dejarla en algún lugar, y eso llevaría perder tiempo.
Él sonrió abiertamente. “Además, ¿dónde encontraría a otro médico alrededor de estas partes que es tan bueno?”
A pesar de sí misma, Tyla encontró una sonrisa formándose. Hizo un esfuerzo concertado para evitar que las comisuras de su boca se crisparan, y casi tuvo éxito. “Muy bien, Bred, tú ganas. Ella puede quedarse. Pero manténla fuera de mi vista.
“Bueno. Solo espero que no te enfermes. ¿Prometerás salir de tu cabaña algún día en los próximos meses? Te va a resultar muy aburrido aquí.”
Tyla cerró los ojos por un segundo, los abrió y miró a su hermano con la cabeza inclinada en un ángulo divertido. Bruder mein suspiró, “hay veces en que simplemente no te entiendo.” Bred se levantó y se dirigió hacia la puerta. Ni siquiera lo intentes, Tillie. Yo no lo valgo.
“¡Y deja de llamarme así!” gritó mientras la puerta se cerraba detrás de él.
***
Bred tenía razón; Se hizo muy aburrido en su cabina, con sólo dos viajes breves cada día y comidas malas cuando no era probable que nadie más lo hiciera. Había tantos libros que podía leer de la biblioteca aparentemente ilimitada de la Honey B. Tantos lugares que podía ver. Tyla DeVrie era un animal social. Tenía que interactuar con la gente, incluso si los únicos que había alrededor eran su hermano y su tripulación, frente a quien se había hecho tan tonta.
Después de cuatro días de aislamiento, Tyla salió de su cabaña y nadó hacia atrás a la sala de recreo, el centro de la actividad social de la nave. Sorprendentemente, la habitación estaba desierta excepto por Dru Awa-om-anoth, como siempre flotando en una esquina componiendo sus Canciones.
Tyla miró a su alrededor. “Disculpa, Dru, pero ¿dónde está todo el mundo?”
“El capitán está de pie en el sector de control. Todos los demás están reunidos en el Teatro para un consejo de guerra sobre Lethe.”
“Gracias”. Incluso antes de que ella estuviera completamente fuera de la sala de recreo, notó que Dru había devuelto toda su atención a la computadora.
El teatro, diseñado para las vistas de grupo en la biblioteca extensa de la nave, estaba situada inmediatamente antes de la sala de estar. La puerta estaba abierta, y Tyla podía oír a Vini hablar. Hizo una pausa y casi se dio la vuelta para volver a su habitación. Finalmente, agitando sus nervios, nadó en el teatro para unirse a los demás.
“Las cabinas de los sueños” decía Vini. “Ellos...” vio a Tyla entrar, y ella se detuvo. Todas las miradas se volvieron hacia la puerta y Tyla se sintió más nerviosa que en su debut hace tantos años.
“Me gustaría aprovechar esta oportunidad para pedir disculpas a todos vosotros por mi comportamiento desagradable en el Sector de Control el otro día” dijo lentamente. Su tono era deliberado; Sus ojos se negaban a encontrarse con los de otra persona. “Me di cuenta del comienzo de la Búsqueda, probablemente más alto de lo que me di cuenta. Espero que me permita participar en su discusión.”
“Claro” dijo Nezla. “Todos vamos de vez en cuando.”
“Estoy encantado de verte” dijo Bred, ajustando sus gafas en el puente de su nariz. Prometiste correr la Búsqueda, y no estaba seguro de cómo ibas a hacer eso desde tu cabaña.
“Únete al grupo” le invitó Vini. Aunque si hubieras aguantado otro día, habría ganado la piscina.
“Gracias” dijo Tyla, ignorando el comentario de Vini mientras ella nadaba más hacia la habitación. “¿Cuál fue exactamente el tema en discusión?”
“Las cabañas de los sueños” dijo Vini. “La mayoría de los expertos están de acuerdo en que eso es lo que mató a los letheos. La biblioteca de la nave tiene todo tipo de material de investigación, incluyendo un texto psicológico avanzado que habla de las cabinas con gran detalle, o al menos tan grande como cualquiera puede hacerlo.
“Los exploradores encontraron estas cabinas en cada ciudad importante. Deben haber sido muy populares. La mayoría de ellos todavía funcionan, también, esos letheos construidos para durar. De alguna manera, el mecanismo en estas cabinas induce sueños en la mente de quien está dentro. Los letanes eran maestros de la ciencia psicológica, por lo que presumiblemente sabían todo sobre la mente, o al menos lo suficiente para liberarla de la realidad.
“La única manera que sabemos acerca de esto, por supuesto, es de triste experiencia. Los primeros humanos que entraron en esas cabinas quedaron atrapados en las fantasías inducidas. No podían ser despertados del estado de sueño. Tuvieron que alimentarse por vía intravenosa por un tiempo, pero aún así murieron. Eso fue probablemente lo que les ocurrió a los letheos, también, que irían a las cabinas, se engancharían en un sueño y morirían lentamente. Literalmente soñando con sus vidas.”
“¿No sabían que las cabinas los matarían?” preguntó Bred.
“Ellos debieron pensarlo. No veo cómo podrían perderse el hecho de que no había clientes de repetición. Pero tal vez querían morir. O tal vez simplemente no les importaba. Quizá hicieron que su mundo fuera un poco demasiado perfecto y necesitaran diversión a cualquier precio.”
“Tenemos nuestros análogos humanos, ya sabes. En los siglos XIX, XX y XXI, cuando los alucinógenos estaban todavía en las etapas experimentales y no se podía predecir el efecto específico que se obtendría, la gente tomaba las drogas por pura emoción o para escapar de una opresión realidad. A veces murieron, pero eso realmente no detuvo a nadie más. Y si tuviera ganas de cometer suicidio, las cabinas de los sueños probablemente sería la manera más agradable de hacerlo.”
“Creo que es injusto” dijo Nezla “Ese robot te está enviando a una muerte segura.”
Sora, que hasta entonces había pasado la reunión estirándose con los ojos cerrados, ahora decidió hablar. “La gente ha sobrevivido” dijo.
Nezla se volvió hacia Vini para confirmarlo.
“Sí, pero Hippocrates sabía cómo. Basta con sacar a una persona de la cabina no hace ningún bien, una vez que los patrones de sueño se establecen en el cerebro, que forman un ciclo de auto-perpetuación. Tal vez la cabina altera levemente la química del cerebro para hacer que el sueño sea una cosa permanente. Nuestro propio conocimiento de la forma en que funciona el cerebro es tan comparativamente malo que no podemos revertir el proceso nosotros mismos. Han intentado tratamiento de choque, lobotomías y otras formas de cirugía sin resultado.”
“Pero dijiste que algunas personas sobrevivieron” repitió Nezla.
“Sí, dos personas, pero se fueron por si mismas. Las pruebas psicológicas que tomaron después mostraron que eran individuos con una fuerza de voluntad anormalmente alta. Lo que es peor, se negaron a describir exactamente lo que les sucedió mientras estaban bajo la influencia de la cabina. Dijeron que era una experiencia demasiado personal para compartir. Ellos confirmaron que cada uno tenía Sueños, pero se negaron a decir de qué se trataba. Y en cuanto a salir de ella, sus historias eran similares, sólo decidieron que querían estar despiertos, y lo eran. Éstas eran personas excepcionalmente fuertes, recuerden, mucho más fuertes, probablemente, que cualquiera a bordo de esta nave.”
Bred se volvió hacia el Árbitro. “¿Qué se espera exactamente de nosotros para cumplir este requisito?”
“Usted, como Participante oficial, y cualquier otro de su equipo que pueda desear hacerlo, debe entrar en una de estas Cabinas de Sueños que está en buen estado y permitir que el proceso de Sueño sea iniciado. Una vez que ha, voy a administrar pruebas para asegurarse de que usted está realmente en un estado de sueño. Si certifico que usted está, de acuerdo con la Sección 8 del Artículo XII, entonces este ítem será considerado obtenido bajo la Sección 2 del Artículo XI, y podremos pasar al siguiente punto en su lista.”
“Y no te importa si alguna vez salimos del trance o no, ¿correcto?”
“Esa no es mi preocupación” dijo el Árbitro “Sólo estoy para asegurarme de que cumplas las condiciones de la Búsqueda.”
“Pero si no salimos del trance” argumentó Tyla “no podremos continuar con la Búsqueda.”
“En ese caso” el robot dijo rotundamente, “perderás.”
“Eso es lo que mucha gente sueña”, gruñó Nezla.
“Pequeño hermano” dijo Bred a Tyla con una sonrisa torcida en su rostro “¿en qué he dejado que me hables?” Extendió los brazos ante él en un gesto perezoso “Muy bien, pandilla, la pregunta ante la casa es, ¿qué hacemos sobre esto?”
“Hablando desde un punto de vista puramente médico” dijo Vini “su opción más saludable sería correr como el infierno en la dirección opuesta. Todavía tendrías la oportunidad de ganar si nadie más obtiene todos los objetos en su lista.”
“¡Nunca!” dijo Tyla con vehemencia “Ambic Jusser obtendrá todos sus artículos, puedes contar con eso. No podemos dejar de fumar en el primero, o habremos perdido antes de comenzar.”
“Está bien” dijo Bred en tono tranquilo “Hemos decidido que entraré en uno de estos puestos.”
“Y yo voy contigo” insistió Tyla “Estás en esta cacería por mi culpa, y te prometí que haría la mayor parte del trabajo. Además, eres demasiado tímido para salir solo.”
Bred se encogió de hombros. “Gracias por el voto de confianza. Así que los dos vamos a entrar juntos.”
“Yo también”dijo Nezla.
“No” dijo Bred con firmeza “sólo Tyla y yo. El resto de ustedes tendrán que estar al margen e intentar ayudar. ¿Qué tal si nos sacamos?”
“Puedo montar un carro motorizado con brazos de waldo para arrastrar a los dos sin tener que entrar en mí mismo” Nezla se enfurruñó “pero Vini acaba de decir que no haría mucho bien.”
“Es mejor que dejarnos allí para pudrirse” dijo Bred. Se volvió hacia el médico. “Vini, ¿qué puedes hacer para ayudarnos?”
“¿Quién sabe? Este es un problema para un psicólogo fisiológico, que yo no soy. Sólo soy una amable persona de medicina interna. Estoy fuera de mi alcance aquí. Tal vez deberías despedirme y conseguirte un especialista. Hay una buena en Tártaro que podría recomendar. Pero, pensándolo bien, no te gustaría que estuviera en la cama.”
Bred se encogió de hombros. “Entonces supongo que estoy atascado contigo. ¿No puedes pensar en nada?”
“Las drogas podrían funcionar” dijo Sora sin abrir los ojos.
“¿Huh?” Vini y Bred dijeron juntos.
Sora abrió los ojos a media asta. “Un tripulante en el Explorer una vez vino abajo con una enfermedad nerviosa en un planeta que visitamos. Tenía largos ataques de ilusión, no podía contar los sueños de la realidad. El doctor Haffiel lo trató con alucinógenos y finalmente se curó.
“¿Qué clase de alucinógenos?” preguntó Vini.
“No sabría decir” contestó Sora, cerrando los ojos de nuevo.
“¿Qué hay de eso, Vini?” preguntó Bred “¿Crees que funcionaría?”
El doctor entró en un estado de ánimo especulativo. “Difícil de decir. Los remedios convencionales intentarían romper el estado de sueño, no aumentarlo. Pero los remedios convencionales no han funcionado, ¿verdad? Aún no están seguros de por qué dar anfetaminas a algunos niños hiperactivos en realidad los ralentiza. Combatir un conjunto de sueños con otro, ¿eh? Podría intentar mezclar algunos psicodélicos. Pero, ¿qué debo usar? ¿Cuáles?”
Era evidente que estaba perdida en el mundo normal.
“Bueno, parece que Vini puede estar en algo” dijo Bred “Cuando comienza a acristalar de esa manera, suele haber un concepto en algún lugar para respaldarlo. ¿Alguien más tiene alguna idea?”
Miró a lo largo de la habitación. Todos se movían incómodamente excepto Sora, que dormía. “Supongo que eso concluirá con este consejo de guerra” continuó Bred “Nezla, empieza con tu telemanipulador, y dejaremos a Vini para resolver su problema aquí.” Él comenzó a nadar hacia la puerta y todos menos el doctor siguieron su ejemplo.
“Oh, jefe” dijo Vini, rompiendo momentáneamente fuera de su trance, “seguí en ese pedazo de androide. Pueden tener relaciones sexuales: son potentes y fértiles. Pueden casarse con seres humanos naturales e incluso criar de forma natural. Por supuesto, eso no es garantía de lo bien que lo hacen en la cama.”
Tyla fingió no oírla mientras nadaba fuera de la habitación.
***
El viento soplaba cálidamente en sus espaldas mientras la tripulación de la Honey B caminaba por la calle desierta. No había manera de saber con exactitud cuánto tiempo había pasado desde que el último letón había muerto. En un orden de magnitud, las mejores pruebas científicas dijeron que fue varios milenios.
La calle, antaño bordeada de árboles, estaba ahogada de vegetación, una selva menor; La única forma en que sabían que era una calle era porque estaba bordeada de edificios a ambos lados. Debajo de los pies, lo que originalmente había sido tierra duramente empacada para el transporte de animales había estallado en un campo de hierba y hierbas que llegaban hasta la cintura de los intrusos.
Los edificios todavía estaban de pie, testimonio mudo del genio y la artesanía de sus constructores. Pero el tiempo no había sido frustrado por completo. Cada casa tenía grietas grandes corriendo casi la longitud del edificio. Los jardines en la azotea que alguna vez habían sido el orgullo de los habitantes se habían vuelto locos; Las vides ahora cubrían las paredes de la mayoría de los hogares, envolviéndolas en un abrazo sin amor. La pintura se había desvanecido de las casas bajo el débil pero constante resplandor del sol rojo arriba, y había sido reemplazado por las manchas de innumerables excrementos de pájaros.
La ciudad seguía siendo la morada de la vida. Los insectos se agolpaban profusamente, afrontando con enojo la invasión de los humanos. Pequeños animales parecidos a los roedores observaban tímidamente las madrigueras seguras. Los animales no tan pequeños también recorrían estas calles; Los miembros del partido ocasionalmente vislumbraron algo grande moviéndose a través de la maleza.
El grupo de la nave estaba formado por Bred, Tyla, el Árbitro, Vini, Nezla y Luuj, quienes rodaron el artefacto de Nezla para sacar a Bred y Tyla del puesto una vez que el Árbitro confirmó que estaban soñando. Todos caminaron silenciosamente por aquella ciudad fantasma, impresionados tanto por la grandeza que alguna vez fue y por la devastación tranquila que había ocurrido desde entonces.
El Dream Booth era fácil de detectar. Sólo la ciudad se había mantenido a distancia de la naturaleza, o tal vez la naturaleza se había negado a reclamarla como una de las suyas. Se quedó solo en un parque estéril. Unos cuantos matorrales de hierba luchaban valerosamente para llenar la brecha, pero por alguna razón desconocida el terreno de tres metros alrededor de la cabina estaba muerto y desperdiciado, un desierto en medio de una selva.
La cabina era cúbica, de seis metros de lado, y parecía hecha de hormigón blanco. Sus paredes, como las de otros edificios de la ciudad, tenían grietas y estaban cubiertas de excrementos de aves. En el centro del muro frente a la calle había una entrada de tres metros de altura y dos de ancho. No había entrado por siglos, pero se quedó boquiabierto, esperando a que nuevas víctimas entraran en su tierna red.
“¡Vaya!” Nezla susurró. El ingeniero en ella estaba reaccionando a la totalidad de la ciudad que había sido. “Realmente sabían cómo construir.”
Bred asintió con la cabeza. “Demasiado bien. Si estos Dream Booth no se hubieran levantado todo este tiempo, no podríamos haber venido.”
Él juntó las manos repentinamente. El ruido agudo resonó a través de las ruinas tranquilas, sorprendiendo a algunos pájaros de los árboles cercanos. “Bueno, empecemos. ¿Su máquina funciona bien?”
“Como siempre.”
“Vini, ¿has descubierto lo que vas a hacer con nosotros?”
“No completamente, jefe. Me gustaría que me dieras un par de días más para trabajar en ello.
“No tenemos tiempo” le interrumpió Tyla “Tenemos que vencer a Jusser.”
Vini se encogió de hombros. “Es tu vida. Sólo trabajo aquí.”
Bred se volvió hacia su hermana. “No tienes que venir conmigo, sabes. Yo soy el único que tiene que ir allí.”
Tyla sacudió la cabeza. “Voy. Sabes que nunca puedes hacer nada bien sin mi ayuda.”
“Muy bien” Bred suspiró. Se volvió hacia las otras mujeres. “Asegúrate de no sacarnos antes de que el Árbitro verifique que realmente estamos Soñando. Odiaría pasar por todo esto una segunda vez.”
Caminó sin vacilar hasta la puerta y se detuvo. Tyla siguió detrás de él, caminando a zancadas. “Espero que no me parezca un poco falso, pequeño hermano” dijo “pero me gustaría entrar primero.”
Entraron en la cabina. Estaba oscuro, la única luz que se filtraba a través de la puerta abierta. Cuando sus ojos se ajustaron, pudieron ver que el edificio era sólo un cubo hueco, con paredes de medio metro de espesor y el resto de espacio abierto. El interior era el mismo hormigón gris que el exterior, aburrido y sin rasgos. Había un banco de hormigón en la pared trasera, formado para ajustarse a los lados traseros de los constructores originales y demasiado estrecho para acomodar a los humanos. Bred se sentó en el suelo de cemento polvoriento y Tyla, después de un momento de vacilación, se sentó a su lado.
Esperaron en silencio para que ocurriera el maravilloso acontecimiento. Miraron fijamente las paredes, el techo, el suelo, cualquier cosa menos el uno del otro. “¿Por qué no pasa algo?” preguntó finalmente Tyla “Supongo que no elegimos una cabina que no esté funcionando, ¿verdad?”
“Vamos a darle un poco más de tiempo” respondió Bred. “Si no ocurre nada en los próximos cinco minutos,
VIOLETA nor iremos.”
“¿Qué ha sido eso?”
“Oh, ¿lo has
AZUL oído, también? Aquí viene otra vez. Creo que el
VERDE proceso empieza a funcionar.” dijo Tyla “pero... ¿cuál es el
AMARILLO propósito de estos flashes de
NARANJA colores?”
“A mi me parece que
ROJO eso está intentando sacarnos de nuestras casillas
NEGRO para ver como reaccionamos a diferentes
NEGRO estímulos.”
Tyla decidió ir al grano. “Oh, parece como un
FRÍO músico afinando su instrumento antes de un
CALIENTE concierto o un cantante intentando hacer escalas antes de su actuación.”
“Eso es.”
DOLOR
“Bueno” añadió Tyla “lo está haciendo realmente
PLACER bien. Todo eso me parece real
LISO ahora mismo.” dijo ella tiri
RUGOSO teando. “Bred, tengo miedo.” su voz parecía la de una niña. Fue hacia él y puso su brazo alrededor suyo para sentirse a salvo.
AMARGO
“No temas” le dijo. “El hermano mayor
ÁCIDO
DULCE
SALADO
RUIDOSO
BLANDO
FUERTE
DÉBIL
RÁPIDO
LENTO
CLARO
OSCURO
***
El pequeño sol rojo estaba luchando su batalla diaria con las nevadas de la noche y, como de costumbre, estaba perdiendo. En algún lugar de los árboles, un lassadet chirrió suavemente, dando la bienvenida a la oscuridad que se acercaba. A lo lejos, se oyó el lento clop clip-clip de algún rezagado casa en su cansado norstan. El aire estaba limpio y sabía deliciosamente de vino.
Bredakon miró por la avenida cargada de niebla. Allí, justo en los límites de la percepción. Era Tyladerm que volvía, después de todo. Quería gritar, bailar con deleite salvaje, pero sabía que tal exhibición sería impropia. Así que se quedó allí parado en medio de la calle, esperando con impaciencia cuando su maravilloso cuerpo manchado de púrpura se acercó.
“¡Apresúrate!” gritó cuando por fin quedó al alcance de la mano. El malathin ya empezó. No queremos llegar tarde.
Tyladerm se acercó perezosamente y lo miró tímidamente. “¿Es el tipo de bienvenida que he de recibir?” preguntó.
En respuesta, Bredakon alzó sus zarcillos a la suya, y los dos permanecieron con amor durante un momento con sus zarcillos entrelazados. Fue como aquella primera noche de placer, volviendo a la mente de repente. Ambos podían sentir el aura, ambos aferrados al momento, reacios a dejarlo ir de nuevo.
Finalmente se separaron del abrazo y juntos empezaron a moverse hacia el edificio. “Muy bien los zethos” suspiró melancólicamente Tyladerm, con sus cuatro ojos brillando con la felicidad de la reunión.
“Y más grandes somos nosotros los que hacemos el Zethos” respondió Bredakon en tono suave.
***
Sintió un dolor feroz y ardiente en la pierna izquierda. Akkabred estalló en pánico y miró en todas direcciones. El fuego, el enemigo universal, no había terminado con él. Las llamas brotaron alrededor, destruyendo la casa y convirtiendo su tierra en un campo de fuego.
“¡Ayuda!” Oyó a Nastyla gritar detrás de él y volvió a girar. Allí, en la parte más caliente del infierno, su cara se quebró del calor y sus ojos hendidos de miedo. “¡Por favor ayuda!”
Él se movió hacia ella, decidido a salvarla cuando de repente, entre ellos, apareció una bestia Lapda enfadada.
***
En una colina primaveral, un par de personas estaban escuchando algo gruñiendo entre las plantas.
***
“¡Cuidado!” gritó uno mientras la bestia saltaba sobre el otro.
***
¿Qué demonios estaba pasando?
CREO QUE LA CABINA ESTABA INTENTANDO ECHARNOS FUERA. PARECE QUE NO LE CAIMOS BIEN.
Eso es obvio. Pero parece que ya ha parado. ¿Se habrá rendido?
NO, PROBABLEMENTE VOLVERÁ A SUS ANDANZAS CUANDO NOSOTROS
***
Un día relajante en casa en la finca de la familia, en algún lugar en los jardines que rodearon la mansión. Se llamaban jardines, pero también lo eran los bosques ajardinados que rodeaban Versalles. “Un picnic” dijo Naija DeVrie, y su marido Orren sonrió. Los gemelos, de ocho años, habían chillado de placer. Así que los ancianos, los niños y la enfermera habían encontrado un lugar en el bosque planificado que era sombrío sin ser demasiado frío, el clima perfecto para jugar en el bosque.
“¿Podemos ir a buscar nidos de pájaros?” preguntó Tyla a sus padres.
Naija DeVrie: largo, sedoso cabello rubio por sus hombros, un rostro de sol, labios de risa, una voz de fruta fresca esperando para ser recogida y comida. “Asegúrate de que la enfermera vaya contigo. No queremos que te pierdas.”
Orren DeVrie: decidido pero cálido, estricto pero amoroso, un cuerpo fuerte y sano en la plenitud de la condición física, voz profunda y ojos brillantes. “Disfruta. No te quedes demasiado tiempo.”
Un paseo en el bosque, lentamente al principio, con la enfermera detrás detrás discretamente (deje a los niños divertirse, no deje que se hagan daño). Luego más rápido; la enfermera empezó a quedarse atrás. (Una enfermera robot podría haberse mantenido con cualquier cosa, las enfermeras humanas eran más elegantes.) “Espera” llamó. Los gemelos se ríen y huyen hacia el bosque, hasta que Enfermera está completamente perdida de vista. Sólo sus gritos resonaban distantemente entre los árboles.
Deambuló por un tiempo, disfrutando del día y el lugar, sin hacer nada importante. Entonces, “espiemos a mamá y papá” sugirió Bred.
Furtivamente a través de los arbustos, con cuidado de no hacer el menor sonido que traicionaría su enfoque. Ellos miraron. Sus padres desnudos, luchando en el suelo, gruñendo, gimiendo. Las manos de Naija arañando la espalda de Orren, con las piernas sujetas alrededor de su cintura. Un suave susurro de Orren, una risa de Naija. Se besan. Ellos ríen. Ellos bombean en un frenesí.
Luego se alejaron y se maravillaron de lo que veían. Ellos van a otro lugar, probarlo por sí mismos. Desnudos, cuerpos inmaduros retorciéndose en pasión simulada, riéndose mientras el encuentro se convierte en un partido que hace cosquillas.
“Ustedes dos deberían estar avergonzados de ustedes mismos.” la enfermera, los alcanzó por fin, asomándose sobre ellos como un ogro desaprobador. Vuelve a poner la ropa.
Ser arrastrado de vuelta a la casa sin una oportunidad de explicar a sus padres. Sube el gravtube al tercer piso. En esa habitación con la gran puerta, la sala de castigo. El llanto no sirve para nada, no para una enfermera enojada y frustrada. La gran puerta se cierra y la oscuridad los envuelve.
***
La gran puerta, no tan grande, se abre. La enfermera está allí, llorando. Parece un poco mayor, ahora, pero los gemelos también lo son. Son casi trece, casi.
“Tus padres están muertos” gimió la enfermera “Acabo de recibir el mensaje. Fueron asesinados durante la Búsqueda del Tesoro. No sé cómo.”
Se tardó un momento en hundirse. No más Orren DeVrie. No más Naija DeVrie. No más mamá o papá. Jamás. Momento encapsulado, suspendido en el flujo del tiempo. Desconcierto, confusión, incredulidad.
“¡No!” gritó Tyla. Ella corre por el pasillo y entra a su dormitorio, cerrando la puerta detrás de ella. Bred de pie allí queriendo llorar, sabiendo que no debería, no está seguro de lo que se espera de él. Sólo de pie.
***
“Feliz cumpleaños” cantaron los invitados reunidos, “Feliz cumpleaños, Feliz cumpleaños, Bred y Tyla, Feliz cumpleaños.” Tuvieron que apresurarse la tercera línea un poco para que “Bred y Tyla” encajaran en el ritmo, pero era realmente el pensamiento que importaba.
Había quince velas en cada uno de los dos pasteles. Tía Anilla, que en realidad no era su tía, por supuesto, pero insistió en que la llamaran así: había especificado dos, de modo que no habría ningún argumento entre los gemelos en cuanto a cuál era el pastel. Habían peleado mucho en los dos años que habían transcurrido desde que sus padres habían muerto, detuvieron el desarrollo y la falta de figuras autorizadas, dijeron los analistas, y la tía Nillia no quiso nada para estropear esta ocasión.
Un picnic había sido planeado para la fiesta de cumpleaños este año debido al tamaño necesario de la fiesta. Siendo los únicos herederos directos de DeVrie, el cumpleaños de Bred y Tyla fue una gran ocasión social, y la experiencia del año pasado con el salón había convencido a Nillia de que sólo un sitio al aire libre lo haría. Había alquilado todo el parque Bermuda para la ocasión. El tiempo que había pedido era perfecto; El dinero, particularmente el dinero de DeVrie, funcionó maravillas.
En opinión de Nillia, Tyla estaba tratando de hacerse una pequeña dama perfecta; Era aquel travieso e incontrolable Bred quien estaba haciendo todo el trabajo entre ellos. Pero Bred era el más viejo, aunque sólo por unos pocos minutos, y así mereció respeto de acuerdo con las elaboradas reglas de la Sociedad. Tyla estaba vestida elegantemente y ordenadamente, caminando erguida y haciendo una conversación educada. Bred se había mantenido a sí mismo durante la mayor parte de la fiesta, y ya había conseguido ensuciarse la ropa.
Los parientes, los amigos y los desconocidos se reunieron después de cortar los pasteles, regalando sus regalos superfluos a los gemelos, superfluos porque los niños de DeVrie ya tenían todo lo que podían desear. Pero los regalos eran tradicionales, y los presentes allí serían. Tyla pasó por el ritual de abrir todos los suyos y agradeciendo a los donantes; Bred dejó simplemente se sentó con sus piernas cruzadas y los ignoró.
Entonces todo el mundo tomó un pedazo de uno o el otro de los pasteles y se estableció a hablar de adultos. Bred y Tyla eran los únicos niños de la fiesta; los niños no eran alentados en las funciones sociales, pero los gemelos apenas podían haber sido excluidos de ésta.
“¡Maldita sea, Bred, devuelve eso!” El grito alto de Tyla atravesó el bullicioso zumbido de la conversación. Las cabezas se agitaron para ver cuál era el problema.
Bred estaba bailando burlonamente fuera del alcance de su hermana, sosteniendo un plato con un pedazo de pastel en él. Tyla, con el rostro rojo como una cereza, agarraba inútilmente el plato. Sus brazos se balancearon violentamente mientras sus ojos se nublaban con lágrimas incipientes, y Bred no tenía problemas para mantenerse justo más allá de su alcance.
“¿Qué ocurre, Tyla?” llamó la tía Nillia.
“Bred robó un pedazo de mi pastel” gritó Tyla “Haz que se lo devuelva.”
“La tía Nillia me dijo que los dos pasteles pertenecían a los dos” dijo Bred en defensa.
Todavía estaba sonriendo y eludiendo las furiosas huelgas de su hermana.
Algunas de las mujeres sacudieron la cabeza. “A juzgar por su conducta, no pensaría que eran quince hoy” dijo una señora no identificada. “Están actuando como niños de cinco años estropeados.”
“Sólo están jugando” dijo tía Nillia en un tono que indicaba que sabía de lo que estaba hablando. “Se sienten excluidos de nuestros círculos y no hay nadie de su edad para jugar. Déjalos en paz. No se lastimarán. Nunca lo hacen.”
Tyla había tomado en serio a Bred, y el muchacho tuvo que correr para evadirla. Entró y salió entre los adultos, todavía riéndose, y ella lo siguió muy de cerca, nunca muy capaz de alcanzarlo. Sus lágrimas se habían convertido en una determinación implacable para atrapar al ladrón de pasteles y vengar su odioso crimen. Bred se burló de ella con gritos de “Tillie no puede atraparme”. Esquivándola, se agachó detrás de algunos árboles, fuera de la zona de picnic y sobre las colinas, y pronto ambos niños se perdieron de vista.
“¿No tienes miedo de que se pierdan?” le preguntó alguien a la tía Nillia.
Ella sacudió la cabeza a sabiendas. “No, este es un parque planeado. Nadie puede perderse en un parque planeado.
Mientras tanto, Bred y Tyla seguían involucrados en su persecución. Terminó bruscamente cuando el pie de Bred se agarró a un montón de tierra y se fue volando hacia adelante. Tyla, incapaz de detenerse a tiempo, tropezó con su hermano y los dos se fueron rodando por la colina cubierta de hierba en un enredo de miembros. Un pequeño arbusto en la parte inferior detuvo su rollo, fuera de la vista del resto del mundo. Bred aterrizó encima de su hermana.
“¿Me darás mi pastel ahora?” preguntó ella.
Bred señaló el lugar donde la pieza había caído en la hierba. “Si quieres comer un pedazo de pastel sucio, sé mi invitado.”
La furia de Tyla se elevó a una intensidad incontrolable. Apretó los puños y comenzó a golpearlos contra los hombros de su hermano. Se apoyó sobre los codos y le cogió las manos, sujetándolas para que no pudiera golpearlo. Luchó inútilmente contra su mayor fuerza. Luego, de repente, dejó de luchar. Se miraron a los ojos.
Orren-Naija se quedó enredado entre los arbustos.
En pocos minutos, aquella se convirtió en algo más que una fiesta de cumpleaños.
***
¿Tyla–Bred?
¿Bred–Tyla?
Suave, empuja-tira, cálido, caliente, mover, gruñir, dar un tirón, MOVER, arriba, abajo, dentro, fuera golpe, Orren-Naija, sí, sí, sí.
***
Rodó sobre su espalda, con los ojos en pequeñas hendiduras mientras observaban las nubes grises que se acumulaban ominosamente sobre sus cabezas. Le dio un codazo a su hermana en las costillas con el codo. “Vamos, despiértate.”
“¿Mmmmpf?”
Será mejor que volvamos. Empezarán a preocuparse por nosotros pronto.
“¡Mmmmpf!”
“Tú sabes cómo se pone tía Nillia cuando está loca” se levantó y agarró uno de sus brazos para ponerla de pie. En lugar de eso, ella tiró de él y lo tiró hacia atrás, riendo alegremente.
“¿No me digas que quieres más?” dijo con fingida incredulidad.
“¡Mm-hmm!”
“Masoquista.”
Un destello en el cielo, seguido segundos después por un ruido de trueno como la ira divina. Un viento frío y penetrante se levantó, soplando hojas contra su piel. Tyla abrió los ojos. “Creía que la tía Nillia había ordenado buen tiempo para hoy.”
La lluvia empezó a golpearlos, gotas grandes y pegajosas. Dentro de un segundo de tiempo, fue un diluvio de agua fría amarga. “Alguien se burló” dijo Bred. Será mejor que nos levantemos.
La colina se había convertido en cristal cuando recuperaron los pies. Vidrio liso, resbaladizo que no permitió fricción para el pie. Intentaron subir de nuevo, pero sólo lograron ir un metro más o menos antes de deslizarse de regreso al fondo.
La lluvia caía más fuerte y la visibilidad era difícil. Tanteaban a su alrededor. Todas las colinas se habían convertido en cristal, acantilados planos que se levantaban a cientos de metros por encima de las cabezas de los gemelos, vidrios escarpados, totalmente indescifrables. Estaban en un estrecho cañón, con un pequeño sendero a sus pies que los conducía más abajo en el suelo del abismo.
La lluvia estaba ciega ahora en su intensidad. Era imposible ver más de un metro por delante. El viento redobló su fuerza y bajó aún más la temperatura. Bred cogió la mano de Tyla.
“Vamos, no podemos quedarnos aquí.”
Corriendo a lo largo de la parte inferior del barranco, el único camino abierto a ellos. La lluvia hizo que el camino resbalara. Cayeron, se levantaron, y cayeron otra vez mientras que su base falló. La lluvia seguía viniendo, empapándolos sin descanso, y su ropa se aferraba a ellos como una segunda piel.
“Tyla se dobló. Oooh. Ay.”
“¿Qué pasa?”
“Tengo un calambre estomacal.” Ella se inclinó, sosteniendo su estómago y gimiendo suavemente.
Bred lo sentía, también, pinzas calientes rasgando a través de los músculos y la piel y quemando el hoyo de su estómago.
El agua llenaba su pequeño abismo. Ya era hasta los tobillos. Alargó la mano y tomó de nuevo la mano de su hermana. Tenemos que seguir avanzando.
La lluvia se está convirtiendo en granizo, ahora. Grandes piedras de granizo se estrellan contra sus cuerpos, y las piedras de granizo arden y queman la piel cuando la tocan y llegan con un impacto mental. Bred y Tyla dejan de pensar, comienzan a reaccionar instintivamente.
Entonces el diluvio. Llegó rugiendo por el cañón como el puño de un gigante, atrapándolos desde atrás y barriéndolos de sus pies. Las paredes del cañón eran altas y lisas, y el cielo era sólo un rumor negro como el tono, suspendido por encima de ellos en alguna parte, si se hubieran atrevido a mirar todo el camino. El agua burbujeaba y hervía en furia fría todo alrededor de ellos. Remaban con furia para mantener la cabeza por encima. Hailstones como los huevos de las gallinas golpearon sus cráneos.
Un agujero en la pared de cristal a su lado. La coge, la coge, la agarra y tira de su hermana detrás de él. Afuera de esta pequeña cueva, las aguas de las inundaciones se enfurecen y la tormenta continúa.
En el interior, había poca calma. El frío era un monstruo, mordiéndolos con dientes de carámbanos y envolviéndolos en manos de escarcha. Casi antes de que pudieran pensar, el agua que cubría sus cuerpos se congelaba en una manta de hielo. A pesar de su necesidad desesperada de oxígeno, se levantaron y se adentraron en la cueva, luchando para no convertirse en estatuas congeladas. Más profundamente en los oscuros recovecos del pasillo corrían.
Ojos rojos, pequeños ojos rojos, mirando, observándolos mientras corren. Siempre en parejas, sin pestañear, esos diminutos ojos rojos. Acecho. Rellenar las grietas y agujeros en las paredes de la cueva con sus puntos rojos. Ruidos pequeños. Roedores, un ejército de diminutos e invisibles roedores, invisibles excepto aquellos ojos rojos y rojos. Acecho.
Los calambres del estómago se duplicaron en intensidad. Tyla cayó al suelo de dolor. Su cuerpo empezó a congelarse. Bred se arrodilló a su lado, luchando para evitar que el hielo se formara sobre sí mismo mientras él la arrancaba con las uñas. Él la levantó y los dos volvieron a correr, inclinados, aunque estaban con dolor. El túnel estaba oscuro, y no podían ver un centímetro delante de ellos, sólo aquellos ojos rojos a los costados. Acecho.
Sin luz, se encontraron con la pared al final del pasadizo. Encima de ellos, un pozo se alzaba hacia arriba, y al final de él podían ver un pequeño círculo de luz. Muy alto, muy lejos. Se volvieron y miraron hacia atrás. Un ejército de ojos rojos, avanzando con avidez. “Entonces, vamos” dijo uno de ellos “no estaba seguro de qué.”
La subida del infierno era casi tan mala como el infierno mismo. Raspando los nudillos y los dedos contra las rocas que eran más frías que el hielo. Piel que se pegaba a la roca fría, arrancandose trozos mientras alcanzaban nuevos lugares en que agarrarse. Fuego en la boca del estómago. Inhalación de aire que ardía con frío y quemaba los pulmones. Exhalando el aliento tan niebla que nubló la visión.
Pero había una luz allí arriba. Movimiento. Muévase hacia la luz. Ves, se pone más brillante. Escalada. El círculo se hace más grande. ¡Sube, maldita sea! Alcanzar. Alcanzar la mano de su batería, usted puede conseguirlo si lo intenta. Círculo en expansión.
A
L
C
A
N
Z
A
R….
***
“Bueno, Jefe, si es toda la gratitud que tengo por salvarte la vida” dijo la voz cínica de Vini a un millón de parsecs “entonces me voy.”
Bred se dio cuenta de que estaba mirando una placa de luz. Su mano lo había agarrado y en lugar de eso había agarrado el cuello del médico. Parpadeó cuando el brillo de la luz hizo que sus ojos se humedecieran y, con gran dolor y rigidez, volvió la cabeza. Estaba acostado en uno de los sofás de la bahía de enfermos de Honey B, una fina sábana cubierta sobre su cuerpo, que de otra manera estaría desnudo. Tyla estaba tiritando en el sofá al lado del suyo, también vestido solo en una sábana. Ella gemía suavemente y hacía movimientos débiles con sus manos.
Bred apartó su mano del cuello de Vini. Trató de decir algo, pero su garganta estaba tan seca y áspera que no salió nada. Vini notó su dilema. “Apuesto a que tu garganta está bastante mal” dijo, tomando una botella de agua destilada y apretando un chorrito en su boca “He mantenido húmedo el tejido, pero no has bebido nada en cuatro días.”
¿Ha pasado tanto tiempo? Bred sacudió el agua en su boca, dejándola hundirse en los tejidos secos. “Vini” gruñó después de haber logrado una dolorosa golondrina, “No creo que alguna vez hayas estado más bella que tú ahora mismo.”
“Qué adulador. Apuesto a que dices eso a todas las mujeres que te salvan la vida.”
Dirigió su atención profesional a Tyla, que acababa de abrir los ojos y miraba fijamente la placa de luz con la misma confusión que su hermano tenía. “Fácil, hermana” dijo el médico. “Estás de vuelta en ese país de las hadas llamado realidad.” Aplicó un poco más de agua destilada, y Tyla la succionó con avidez.
“¿Entonces estábamos soñando?” Tyla gruñó cuando había bebido todo lo que pudo.
“Justo a tiempo. El Árbitro lo comprobó: había los patrones de ondas cerebrales apropiados, el Movimiento de Ojo Rápido, incluso alguna sonambulación.”
“Sonam... ¿eso significa que actuamos algunas veces?”
“Podrías decir eso” dijo Vini, apartándose del paciente por un momento para poner la botella de agua en el escritorio.
Tyla abrió mucho los ojos. Intentó sentarse, pero sus músculos, debilitados por la falta de comida y ejercicio, se negaron a obedecerla. Se dejó caer en el sofá y miró al médico. “¿Qué hacíamos cuando nos sacabas?” preguntó ella con rabia.
Vini se volvió hacia ella con un hyposprayer en su mano. “No dejes que te preocupe. Soy médico y soy muy liberal.” Reorganizó la sábana que se había desprovisto parcialmente durante el intento de Tyla. “Voy a darle a ambos un sedante ahora. Es posible que haya dormido mucho en los últimos días, pero muy poco descanso. Esto debería permitirte dormir un poco.”
“Pero la Búsqueda” comenzó a protestar Tyla.
Vini roció el antebrazo de Tyla. “El Árbitro nos dijo cuál es el siguiente punto, y ya estamos en camino. Sora dice que tardará unos nueve días más en llegar allí. Parece fácil esta vez, también, una especie de flor” Se volvió hacia Bred y le administró el espray también.
“Sólo por curiosidad, Vini” le preguntó “¿cómo nos sacaste de ese trance?”
“Pensé que nunca lo pedirías” sonrió el doctor. “Tomé la idea original de Sora de usar alucinógenos y agregué mis propios toques inimitables. ¿Recuerdas lo que dije acerca de la historia temprana de las drogas psicodélicas? Bueno, volví a los libros de historia médica y encontré lo que estaba buscando. Necesitaba algo que te hiciera querer despertarte a ti mismo, luchar contra sueños con sueños. Así que inventé una droga que te daría pesadillas, sueños tan horribles que incluso la realidad sería preferible. Los libros dicen que lo llamaron un “plomazo” en el lenguaje de esos primeros días.”
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