No mires atrаs
Лили Рокс
– ?Despertaste, eh? Parece que realmente quieres vivir. Tus amigas ya las estаn devorando las ratas, y t?, al parecer, sacaste el billete de la suerte – se escuchо una voz аspera, como un golpe, rompiendo la oscuridad a mi alrededor. Sus palabras quemaban como viento helado, pero el hecho de que a?n estuviera viva pasо fugazmente por mi mente, como una dеbil chispa.
Intentе responder, pero mi garganta estaba seca, y la voz saliо completamente ajena, dеbil y ronca: – ?Dоnde estoy? – las palabras apenas salieron de mis labios, y de inmediato me envolviо una ola de tos asfixiante, como si el fuego hubiera recorrido mis entra?as, quemаndolas desde dentro. Cada movimiento respond?a con dolor, y sent?a cоmo todo dentro de m? se apretaba en un espasmo doloroso.
Лили Рокс
No mires atrаs
Alg?n espantapаjaros pelirrojo
El cafе de la ma?ana siempre ha sido un ritual especial para m?. Y ni siquiera se trata del sabor. Es el aroma lo que me transporta a aquella еpoca en la que realmente era feliz. Solo que entonces no lo ve?a as? y pensaba que mi vida no ten?a sentido. ?Quе tonta fui!
Dar?a lo que fuera por volver a esos d?as en los que mi hermana y yo tomаbamos cafе juntas, y el nuevo d?a tra?a consigo esperanza y una alegr?a despreocupada. Esperanza de que alg?n d?a escapar?amos. Que vivir?amos en libertad. Que romper?amos esta jaula dorada y empezar?amos de cero.
Escuchе pasos detrаs de m? y me puse tensa al instante. Lazarev. ?ltimamente arrastra mucho los pies. Despuеs del segundo derrame cerebral, se le paralizо ligeramente el lado izquierdo. No es que se le tuerza la cara, pero cuando camina, se nota perfectamente cоmo se inclina hacia un lado. Anda con un bastоn.
Normalmente me levanto temprano para tomar mi cafе sola, pero hoy еl tambiеn se despertо bastante temprano.
– Buenos d?as, Dasha – dijo con una sonrisa forzada, y en su frente apareciо una arruga de mаrtir. – Me alegra verte. ?Estаs de buen humor?
– Como siempre —murmurе sin mirarlo. Agarrе la taza y me fui a la ventana.
Afuera estaba el jard?n. Ese jard?n ven?a cargado de recuerdos.
Involuntariamente, sonre?. Algunas escenas bonitas de repente empezaron a asomar desde la memoria.
El recuerdo mаs vivo era de aquel invierno, cuando jugаbamos en la nieve con mi hermana y su prometido. Nos lanzаbamos bolas de nieve, nos empujаbamos, nos met?amos nieve por el cuello… ?Fue tan divertido! Creo que nunca me hab?a re?do tanto en mi vida.
Despuеs me enfermе, y Lana me cuidо.
Y claro, Lazarev la maltratо por eso. Siempre fue cruel con ella. Y yo… yo lo odiе por eso desde siempre.
– ?Dasha! – escuchе como desde muy lejos. – Te estoy hablando, ?no me oyes? ?Estаs bien?
Me girе bruscamente y lo mirе.
– ?Perfectamente! —esta vez le sostuve la mirada con descaro.
Lo obliguе a bajarla.
Suspirо pesadamente y ya no se atreviо a molestarme mаs.
De repente, una especie de espantapаjaros pelirrojo se deslizо en la cocina y me saludо alegremente, haciеndome dar un salto del susto.
No, no era fea. Al contrario, era bastante guapa…
Pero… Lazarev no reaccionо. En absoluto.
Y eso solo pod?a significar una cosa: еl no la ve?a.
“Otra vez empieza… Otra vez voy a ver cosas… Otra vez la maldita locura… ?No puedo mаs! ?Por quе ellos? ?Por quе no veo a quienes realmente quiero ver?” – todo se me atropellо en la cabeza.
La mano me temblо, y casi dejo caer la taza.
– ?Dasha? ?Estаs bien? —Lazarev se levantо y empezо a acercarse lentamente.
Yo segu?a de pie, sintiendo cоmo el suelo se me escapaba bajo los pies.
– Ya se me pasarа. Solo necesito… recostarme un poco. —murmurе, evitando mirar hacia la pelirroja.
– Puedo ayudarte – dijo la chica.
La mirе de reojo, pero no respond?.
La vida me hab?a ense?ado a no hablar con las alucinaciones hasta estar segura de que son personajes reales en esta maldita Matrix.
Lazarev segu?a sin reaccionar a su presencia.
“?Mierda! ?Por quе justo ahora? ?No quiero volver a tomar esas pastillas!”
La rabia se me sub?a por dentro. Y de la impotencia, casi se me escapan las lаgrimas.
– Veronika, sirve un poco de agua del dispensador – dijo de repente Lazarev, dirigiеndose a aquella criatura inexplicable.
– ?Veronika? – preguntе, desconcertada.
– S?, no se quedarа mucho tiempo, lo prometo – dijo con tono culpable. – Ya sabes… soy hombre, y a veces necesito…
– No sigas. Me da igual. —lo interrump? bruscamente y me apartе de un empujоn.
Mi mente regresо a su lugar, y con ella, mi cordura.
Mirе a la pelirroja y le sonre? con sorna:
– Bienvenida al infierno. Ojalа tengas suficiente cerebro como para largarte de aqu? cuanto antes, antes de perderte del todo.
– Dasha, ?por quе le hablas as?? —murmurо Lazarev, desconcertado. – Veronichka, Dasha solo estа bromeando, tiene un mal d?a…
– Estaba teniendo un buen d?a… hasta que vinieron a arruinarlo. —espetе con rabia, tirando la taza en el fregadero.
No calculе la fuerza. Quе lаstima. Me gustaba esa taza.
Aunque… ya era la quinta que romp?a “por accidente”.
– Fеlix, su hija es muy simpаtica. No me molesta en absoluto – dijo Veronika, regalаndome una sonrisa resplandeciente.
Sonre? con iron?a. Cree que soy su hija. Aunque… tеcnicamente lo soy. Al menos en los documentos.
Claro, si ignoramos lo que realmente me hizo alguna vez…
Un padre no le hace eso a su hija.
Pero fue hace mucho tiempo. Trato de no pensar en ello.
Al carajo todo. Ese viejo cabrоn ya tiene un pie en la tumba.
Le queda poco.
Y entonces… yo serе libre.
Y esa Veronikita, como todas sus mu?equitas descartables, seguro piensa que se va a casar con еl. Vaya una a saber quе les promete. Pero debe pagarles bien, porque se le pegan como moscas. Siempre jovencitas. ?Asqueroso pervertido!
Y luego, simplemente… desaparecen de esta casa. Para siempre.
– ?Quе haces ah? tanto tiempo? —escuchе esa voz conocida, y el corazоn se me ablandо de golpe. Las lаgrimas comenzaron a brotar.
– ?Lana! ??Lana!! ?Cuаnto tiempo te he esperado! ?Por quе tardaste tanto en venir?
Cerrе la puerta con llave y puse m?sica. Que nadie pudiera escucharnos.
– Tal vez porque te la pasas llorando cada vez que te visito – dijo pensativa, con su tono habitual, siempre burlоn.
No alcancе a responder. Ya estaba junto a la ventana, mirando algo en el jard?n.
– ?Ese idiota todav?a no quitо las rejas de las ventanas? —se riо.
– ?Por quе lo har?a? Estа convencido de que me voy a lanzar al vac?o.
Puso cаmaras por todas partes…
– ?Tienes cаmaras acа? —empezо a mirar alrededor. – ?Te esp?a hasta cuando te cambias?
– Creo que hasta en el ba?o… —bajе la mirada, tragando el nudo en la garganta.
Mis pu?os se cerraron solos.
– ?Y lo dices as?, tan tranquila? – Lana me mirо sorprendida. – No eres t?…
– ?Y quе quieres que haga? ?Pelearme con еl? Sabes perfectamente cоmo estа obsesionado conmigo…
– ?Ah, cierto! ?T? eres su аngel! —soltо una carcajada. – Yo, en tu lugar, lo tendr?a comiendo de la palma de mi mano. ?Lo manipular?a como a un cachorrito!
– ?Que se pudra! ?No lo soporto ni un segundo mаs! – susurrе entre dientes.
– ?No te da lаstima? Se estа muriendo…
– Gracias a eso, finalmente creo que el karma existe.
– ?Y quе vas a hacer con todo su dinero? Eres su ?nica heredera… Te lo dejо todo en el testamento… – insistiо Lana.
– ?Me importa una mierda su dinero! No quiero nada, t? lo sabes. Solo quiero vivir… vivir en paz. Sin rejas, sin guardias siguiеndome a todas partes.
– Sigues siendo la misma tonta de siempre —suspirо Lana. – Con ese dinero podr?as cumplir todos tus sue?os. A ver… ?Quе era lo que quer?as antes? ?Te acuerdas?
– ?Hablas de esa estupidez del hogar para ni?os especiales? – la mirе con escepticismo. – Bah, olv?dalo. Ya crec?. Eso ya no me interesa.
– Dasha, en estos dos a?os cambiaste tanto… Ya tienes 22.
Estаs a punto de terminar la universidad. Puedes comenzar tu propio proyecto. ?Por quе no aprovecharlo?
– Lazarev quiere que dirija su empresa – me re? por dentro. – Quе lindo sue?o rosa. Me ruega que al menos intente entender en quе demonios trabaja.
– Quе suerte la tuya… y t? ni cuenta te das – negо con la cabeza Lana. – Yo dar?a lo que fuera por estar en tu lugar.
La mirе, y mis ojos se llenaron de lаgrimas.
– Y yo dar?a todo por estar en el tuyo. Para no sufrir mаs. ?Se puede saber cоmo es ah?? ?Puedes averiguarlo?
– ?Quе se puede saber, loca? ?Y deja de llorar, pareces un monstruo cuando lloras! Si vieras tu cara…
– Anda, vete al diablo, tonta – soltе una risita. – Siempre arruinas los momentos emotivos.
Me sentе junto a ella y me puse a observar su rostro perfecto.
En estos dos a?os no hab?a cambiado ni un poco.
– Lana, en serio… me gustar?a que estuvieras en mi lugar. Yo morir?a por ti.
– ?No mueras por m?, chiflada! ?Vive y sе feliz! ?Te acuerdas lo que te escrib??
– Lo recuerdo —asent?.
Su carta de despedida la le? un millоn de veces.
Cada palabra, la llorе.
Cada letra, la viv?.
Imaginando cоmo la escribiо con su mano mientras yo dorm?a tranquila, sin saber lo que se ven?a.
– ?Ya me perdonaste? – preguntо Lana. Esta vez, su voz no ten?a ni rastro de sarcasmo.
– Te perdonе…
A la ma?ana siguiente estaba dibujando en el parque.
Era un retrato de Lana.
Los colores del cielo empiezan a desvanecerse
Lazarev saliо a tomar aire fresco, y o? cоmo se acercaba.
Es curioso: cuando viene a sentarse cerca de m?, no es que me hable o moleste directamente… pero el aire a su alrededor se vuelve mаs pesado. Incluso los colores del cielo parecen desvanecerse. Ese hombre tiene el don de arruinar todo solo con su presencia.
Hoy decidiо hablar. Normalmente guarda silencio. Bueno… se estа muriendo. Supongo que quiere desahogarse antes de irse.
Lana me preguntо si me daba pena. Y en el fondo… s?. Humanamente, s? que me da lаstima. Por muy cabrоn que sea, se estа pudriendo de arrepentimiento.
Busca el perdоn, sufre. Por eso le dio el segundo derrame. Estа esperando que yo lo perdone. Espera… Solo que yo nunca lo perdonarе. ?Nunca!
Еl matо a la ?nica persona que realmente significaba algo para m?. Mi hermana era todo para m?. Ella me sacо de un pozo lleno de horrores. Antes de ella, yo viv?a en un infierno demoniaco, donde nada ni nadie pod?a ayudarme. Fue su luz, su amor lo que rompiо mi jaula. Solo gracias a ella respiro. Gracias a ella pienso con claridad. Puedo vivir sin pastillas, sin miedo a mis demonios interiores.
Y ahora ella ya no estа. Muriо por culpa de Lazarev, por su crueldad, por sus celos. Y ahora… dentro de m? solo hay vac?o. ?Еl espera perdоn? ?De quiеn? En m? ya no queda nada que pueda perdonar. Ahora solo soy una sombra.
Lo ?nico que me queda es vivir en recuerdos. Revivo cada d?a una y otra vez. Dibujo lo que tuve y perd?. Y esos dibujos me hacen sonre?r, olvidar que vivo en el pasado… Olvidar que este presente gris no me tiene reservado nada bueno.
– ?La estаs viendo otra vez? – la voz de Lazarev me sobresaltо y me quedе paralizada.
La brocha temblо en mi mano. Sent? cоmo me crujieron los dientes de pura rabia.
– ?Otra vez espiаndome? – preguntе sin girarme.
– No era mi intenciоn. Es solo que ayer te vi… extra?a por la ma?ana. Me preocupе de que…
– ?De que hiciera algo conmigo misma? – me girе y lo fulminе con la mirada.
– Dasha, entiеndelo… No quise espiarte, se dio as?… – empezо a justificarse.
Y yo… solo soltе una risa seca.
Como si no supiera que ese viejo pervertido no se despega del monitor.
Soy su reality show personal. Hace tiempo que me vigilan en cada paso. Y ?sabes quе? Ya me da igual.
– No te esfuerces. Me importa un carajo. ?Te gusta mirar? Pues mira. – dije, y segu? delineando el rostro de Lana.
– Estаs dibujаndola otra vez… – suspirо.
No respond?.
– Dasha, deber?as hablar con el doctor… Еl dijo que si las alucinaciones regresaban…
– No tengo alucinaciones. – lo cortе con brusquedad.
– Pero yo te vi hablando con alguien en tu habitaciоn…
– ?Viste? – me girе hacia еl y sonre? con burla. – Entonces, ?no serа que t? tienes alucinaciones?
Recordе el d?a en que dejе de tratarlo de “usted”. El d?a en que comencе a ver a Lana. Ese fue el momento en que volv? a ser yo. Ella volviо para salvarme, incluso despuеs de la muerte. Ven?a cada d?a. Su presencia me devolv?a el aire.
Gracias a ella no me volv? loca, no me fui con ella. Hay miles de formas de cruzar al otro lado… Pero ella me convenciо de quedarme. Y aqu? estoy. Ella a?n cree en m?. Aunque ?ltimamente, aparece cada vez menos…
– Dasha… No quiero molestarte. Te dejo dibujar tranquila, solo quer?a hacerte una pregunta… —Se quedо callado un momento. Como buscando las palabras. O tal vez esperando que yo lo mirara. Siempre le ha importado que lo mire a los ojos. Como si de ah? sacara energ?a.
Sol?amos bromear que era un vampiro energеtico. Tal vez no bromeаbamos…
– ?T?… ves a Angelina? – preguntо de repente.
Ah? s? me sorprendiо. Lo mirе con asombro.
– ?Quе? ?Estаs delirando? – le dije, a?n impactada. – Ella estа…
– Ya, lo siento. Fue una estupidez… Solo preguntе, por si acaso…
Neguе con la cabeza y sonre? al retrato de Lana. Como diciendo: vaya tonter?a. Por el rabillo del ojo vi que Lazarev se iba hacia la casa. Suspirе con alivio.
– Dasha, sigues aferrаndote a tu pasado… – me estremec?. Esa voz… tan cerca.
?Lo que me faltaba! Un a?o sin ver a Angelina… y ahora esto.
Angelina es la hermana de Lazarev. La que me convenciо de participar en esta farsa. Despuеs de la muerte de Lana estuve internada. Ah? me sent?a segura. Pero ella vino. Y me pidiо que acompa?ara a su hermano en sus ?ltimos d?as.
Bueno, “pedir” no fue la palabra. Me obligaron a salir de ese lugar donde al fin respiraba… Y volver a esta casa. A este infierno.
Me girе y ah? estaba Angelina. Exactamente igual que la ?ltima vez que la vi.
Cuando confirmе que s?, que estaba ah?, me di vuelta de nuevo. Como si no la hubiera visto.
– No finjas que no me hablas. ?Sabes que no me irе!
– ?Y ahora por quе carajo te mencionо Lazarev? —murmurе—. Menciona al diablo… y aparece.
– Estаs imposible, Dasha. ?En quе te has convertido? ?Eres la misma ni?a dulce y frаgil que conoc?? ?Mira cоmo hablas con los mayores!
Comenzо a alzar la voz. Yo segu? ignorаndola.
Nunca me cayо bien. Si me hubiera ayudado aquella vez que le ped?… Si tan solo hubiese contestado el telеfono… Todo ser?a distinto. Lana estar?a viva.
– ?Dasha! ?M?rame! ?Lana no va a volver! ?Tienes que ocuparte de tu vida!
?Tienes a alguien que te ama! ?Mi hermano har?a lo que fuera por hacerte feliz! ?Y t?… t? eres una ingrata!
– Ajа. Me hace tan feliz… – bufе por lo bajo, con rabia.
– ?Te hizo su heredera! ?Todo lo que nuestra familia tiene serа tuyo! ?Te sacо de la calle, te dio un hogar! ?Hasta una nueva cara! ?Y t? cоmo le pagas? ?Con desprecio? ?Con odio?
Soltе un largo suspiro. Recuerdo cuando Angelina se peleо con Lazarev por haberme adoptado.
Y luego, cuando firmо el testamento, pensе que me matar?a con la mirada. Discutieron. Еl le dijo que no era asunto suyo. Ella gritaba que era su hermana, que por derecho le correspond?a todo. Еl se enfureciо. Dijo que no se discutir?a mаs.
Y ella soltо un “ya veremos…”
En esos d?as, Lana estaba muy presente conmigo. Bueno, no Lana como tal, sino mi visiоn de ella. Y me dijo que tuviera cuidado. Que Angelina intentar?a algo.
Yo no le cre?. Le dije que Angelina era una perra, s?. Pero que hacerme da?o… no lo cre?a.
?Me amenazо? S?. Me rogо, me advirtiо, me exigiо que renunciara a la herencia. Quer?a que hablara con su hermano. Que dijera que el testamento deb?a ir para ella. Que ella ten?a familia, un hijastro, lo que fuera.
Yo solo escuchaba. Callada. Como si yo pudiera decidir algo. Si Lazarev lo hab?a decidido as?, ya nadie lo har?a cambiar de idea.
La luz apenas penetraba en el interior
Un d?a, ella vino y me dijo que hiciera las maletas mientras Lazarev no estaba. Prometiо ayudarme a salir del pa?s, darme dinero y documentos. Y yo ca?. Ten?a tantas ganas de librarme de la presencia de Lazarev…
– ?Y la seguridad? No me dejarаn salir sin escolta – preguntе con inquietud. El corazоn me lat?a como loco. ?De verdad iba a ser libre?
– Con los guardias ya hablе. Y Fеlix no regresarа en unos d?as, no se enterarа – me asegurо.
Dudaba que no se enterara. Notar?a mi ausencia para la noche y montar?a un escаndalo. Pero el olor de la libertad estaba tan cerca… ?Tan dulce!
Temprano por la ma?ana bajе al garaje y sub? a su coche.
– Agаchate para que no te vean los guardias – dijo ella al salir del terreno.
Despuеs condujimos mucho por la autopista. Abr? un poco la ventanilla para sentir el aire fresco golpeando mi rostro. Sonre?a. No sab?a cоmo iba a vivir en otro pa?s, pero no importaba. Lo ?nico importante era alejarme de ese infierno en el que llevaba tanto tiempo sobreviviendo.
* * *
Imaginaba que por la tarde ya estar?a en el extranjero. Pero en lugar de eso, Antonina me llevо a una aldea perdida en la regiоn de Riazаn y me encerrо en una casa abandonada con las ventanas tapiadas. Me dejо all? con algo de agua y comida, diciendo que necesitaba tiempo para preparar todo.
– Tengo que sacarte un pasaporte falso. Fеlix guarda tus documentos en la caja fuerte, as? que te irаs con uno nuevo – dijo, luego se llevо mi telеfono y cerrо la casa por fuera.
No entend? de inmediato que hab?a decidido enterrarme viva all?… Pasе tres d?as esperаndola. Cre?a que regresar?a, que cumplir?a su promesa. Lana estuvo conmigo todo ese tiempo, as? que no me sent?a sola.
Aquella casa, que se convirtiо en mi prisiоn, me produc?a escalofr?os. Cada esquina, cada grieta de las paredes estaba impregnada de un miedo que se me met?a hasta los huesos. Conoc?a esa casa al detalle, como si cada rincоn se hubiera grabado en mi mente durante esos tres d?as. Las paredes estaban tan deterioradas que los trozos de yeso dejaban al descubierto los ladrillos sucios, como si la casa mostrara su verdadera esencia podrida. Las paredes parec?an respirar, recordаndome lo mucho que hab?an aguantado, podridas por el tiempo, obedientes, pero espeluznantes.
La luz apenas se colaba – sоlo unos dеbiles y t?midos rayos se filtraban entre las maderas que cubr?an las ventanas. Aquellos rayos parec?an morirse antes de llegar al suelo. All? no hab?a luz, ni esperanza. Solo oscuridad, que se colaba por todos los rincones como un moho h?medo, metiеndose bajo la piel.
Estaba encogida en una esquina; cada crujido me hac?a latir el corazоn al doble de velocidad. El chirrido de los tablones viejos sonaba como martillazos en mis nervios. El aire era pesado, viciado, como si tambiеn se hubiera rendido al movimiento. La atmоsfera misma del lugar parec?a viva, observаndome mientras me volv?a loca poco a poco.
– Lana, tengo miedo… – susurrе, apenas atreviеndome a decirlo. Las palabras se me atascaban en la garganta, como si ellas tambiеn tuvieran miedo de salir—. ?Y si de verdad no vuelve?
Lana, mi ?nico v?nculo con la realidad… o con la locura, apareciо frente a m?, con los ojos llenos de incomprensiоn y rabia.
– ?Te lo dije desde el principio, que no confiaras en ella! —su voz fue tan dura que di un respingo. Lana se inclinо hacia m?, con expresiоn seria, como si quisiera atravesar la muralla de mi miedo—. ?Ya basta de esperar! ?Llevas tres d?as aqu?! Ella no va a volver, te ha enterrado aqu?.
Sus palabras me golpearon directamente en el corazоn, haciendo que mi respiraciоn se volviera errаtica. Mis pensamientos se arremolinaban en mi mente, mezclаndose con el pаnico y el terror. Ten?a que hacer algo. A toda costa.
– ?Tienes que salir de aqu?! —gritaba Lana, su voz era una orden feroz—. ?Vamos, pide ayuda, intenta romper la puerta, haz lo que sea!
Mirе las ventanas tapiadas, luego la puerta cerrada. Mi cuerpo temblaba. Recordе el sonido del candado que Angelina hab?a cerrado. Ese sonido fue como una sentencia de muerte. ?Alguien me oir?a? ?Hab?a alguna posibilidad real de salir viva de ah??
Sent? un nudo en la garganta, el miedo me sofocaba. ?De verdad me hab?a dejado morir aqu??
Iba de un rincоn a otro, aferrаndome a la idea de que pod?a escapar. Pero por mucho que intentara razonar, el miedo me apretaba con fuerza. Me paralizaba. Lana ten?a razоn. Esperar a Antonina era in?til. No iba a volver, por mucho que me lo repitiera. Nadie me salvar?a. Si no sal?a sola, morir?a all?.
Odiaba esa casa. Al principio me pareciо un refugio temporal mientras Angelina preparaba los documentos. Ahora era mi tumba.
– ?Pero cоmo se te ocurre darle el telеfono? ?Quе pedazo de idiota eres! —Lana negо con la cabeza.
– Dijo que Lazarev me rastrear?a por el mоvil, que me encontrar?a enseguida. Prometiо tirarlo al r?o para despistar —contestе, aunque sab?a que ya entonces pod?a haberme dado cuenta de sus verdaderas intenciones y haberme asustado. Por irоnico que fuera, Lazarev era el ?nico que podr?a salvarme. Pero dudaba que me encontrara en ese maldito lugar.
Me acerquе a la ventana, evaluando las tablas. Escapar por ah? parec?a la ?nica opciоn. Pensе que, si reun?a toda mi fuerza, podr?a romperlas. Bastо un golpe para entender lo dеbil que estaba. El dolor recorriо mi pierna, pero segu? golpeando como una loca. Algo dentro de m? gritaba: “?Vamos! ?Rompe eso!” – y segu? golpeando, aunque ya empezaba a entender que era in?til.
– Lana, necesito ayuda —susurrе—. ?Ay?dame!
– ?Y cоmo se supone que haga eso? —respondiо con escepticismo—. Vamos, t? puedes. —Su voz era firme como una roca—. ?Tienes que seguir! Nadie va a venir. ?Nadie va a ayudarte! ?Sоlo t? puedes salvarte!
Me mord? el labio, las lаgrimas me nublaron la vista. Empecе a gritar. Tan fuerte como pod?a.
– ?Ayuda! ?Estoy aqu?! ?Ay?denme!
Gritе hasta que mi voz se volviо un susurro ronco. Pero nadie respondiо. Solo silencio. Un silencio denso y opresivo. Escuchе un chasquido en el interior, como si la casa misma, y todo lo que me rodeaba, se burlara de m?. Sent? que realmente estaba perdiendo la cordura. Nadie me oir?a. Aqu? iba a morir.
Durante los dos d?as siguientes golpeе la puerta. Al principio con los pu?os, luego con los pies. Cada vez con menos fuerza. Pero segu?. No ten?a nada que perder. Lana me miraba desde un rincоn. No pod?a ayudarme f?sicamente. Solo con su presencia.
– Dasha, eres fuerte – dijo con firmeza—. Tienes que luchar. Si te rindes ahora, nadie podrа salvarte.
– No puedo mаs… – susurrе, sintiendo cоmo se me escapaban las fuerzas.
– ?S? puedes! —Lana me miraba con la mirada de una guerrera—. Puedes mаs de lo que crees. Esta es tu prueba. ?Vamos, re?ne lo que te queda y lucha!
El yeso del techo ca?a con los golpes, el estruendo me ensordec?a. Ya no pod?a mantenerme en pie, pero segu?a golpeando, como si la voz de Lana me empujara cada vez que estaba por caer.
Cuando una de las tablas de la puerta cediо, el crujido fue tan fuerte que el corazоn me dio un vuelco de alegr?a. Empecе a golpear con mаs fuerza, como si cada movimiento devolviera un poco de esa energ?a que me hab?a abandonado. Finalmente, cuando parec?a que todo estaba a punto de terminar, escuchе pasos.
Los pasos se acercaban. Al principio pensе que era otra alucinaciоn – quizа Lana jugando conmigo otra vez—, pero al prestar atenciоn, me di cuenta: eran reales. Y no ven?an solos. Hab?a voces. Voces masculinas. Discut?an, gritaban. Aquellos gritos llenos de insultos me taladraron el cerebro.
Me paralicе al instante. El corazоn se me convirtiо en un bloque de hielo. ?Gritar? ?Pedir ayuda? No… No deb?a.
Mi subconsciente encendiо todas las alarmas, recordаndome cоmo, en un sоtano, cuatro bastardos rompieron mi vida, mi mente, todo mi ser.
Desde entonces no conf?o en los hombres. Les temo.
?Quiеnes eran esos visitantes inesperados? ?Quе hac?an ah? en plena noche, soltando semejantes palabrotas? El terror me invad?a poco a poco, como un sudor helado que bajaba por mi espalda.
Y no eran los primeros que romp?an a una como yo
Los hombres se acercaban. Retroced?, los instintos disparados. Y lo ?nico que se me ocurriо fue meterme debajo de la cama. Un escondite pеsimo, pero no hab?a otra opciоn.
– Hay una cerradura – dijo uno de ellos.
– Aqu? estа la llave —respondiо el otro.
– Esa vieja perra dijo que la chica era salvaje —soltо uno con voz ronca.
– No importa, hemos quebrado a peores —contestо el otro, y sent? cоmo se me cortaba la respiraciоn, como si el aire dejara de entrar en mis pulmones.
– Creo que Angelina contratо sicarios para que te maten —murmurо Lana, apartаndose de m? como si el horror la hubiera congelado tambiеn—. Quеdate quieta, no te muevas.
Apenas pod?a respirar, acurrucada bajo la cama. El aire era tan denso que sent?a como si las paredes mismas me aplastaran, impidiеndome moverme. Los hombres entraron en la casa, y sus linternas rasgaban la oscuridad, como cuchillos abriendo cada rincоn de la habitaciоn. Me empezо a dar vueltas la cabeza, el aire se volv?a cada vez mаs pesado, y sent? que pod?a desmayarme justo ah?.
–?Y dоnde estа? – uno de ellos pronunciо mis peores temores.
–Por aqu? cerca. Seguro que se escondiо – siseо el otro, escupiendo cada palabra con odio.
Mirе a Lana. Me parec?a que ahora la ve?a mаs claramente, como si debajo de la cama hubiera suficiente luz. Se apoyо levemente en los codos y girо la cabeza, haciеndome una se?a para que no respirara.
Y aun as?, como ya dije, en esa casa hab?a un solo lugar donde esconderse: debajo de la cama. Justo ah? fue donde decidieron buscar los invitados no deseados.
Uno de ellos se agachо y alumbrо con la linterna. Cerrе los ojos con fuerza, sintiendo cоmo una descarga dolorosa recorr?a mi cuerpo, retorciendo mis entra?as. Literalmente sent? cоmo una fuerza desconocida me anudaba los nervios.
–?Y a quiеn tenemos aqu?? – el hombre mostrо una mueca que no era sonrisa, sino amenaza.
El segundo tambiеn se agachо junto a la cama y empezо a alumbrar con su linterna. Luego unas manos me agarraron por los hombros y me tiraron bruscamente. Gritе, y cuando intentaron taparme la boca, mord? la mano de uno de esos desgraciados. Inmediatamente recib? un golpe en la cara.
El que mord? me girо hacia еl con tal fuerza que casi caigo de espaldas al suelo.
–?Ah, con que te gusta morder, eh!
– N-no… Suеltenme…
– ??Soltarte?? – si antes su tono era solo amenazante, ahora empezaba a hervir de verdad—. ?De verdad crees que te vamos a dejar ir as? como as?? ?Estаs loca o quе?
En ese momento, despuеs de recobrar un poco de fuerza tras el golpe, le di una fuerte patada y me lancе hacia la puerta. ?Pero nada de eso! Me agarrо del cabello y me tirо hacia atrаs. Ca? al suelo de golpe, raspаndome las rodillas. El hombre me arrastrо hacia еl.
Y mientras uno me sujetaba entre sus brazos, el otro me arrancо bruscamente los pantalones y me subiо la camiseta. Gritaba y me debat?a, pero eso solo parec?a divertirlos.
Al verme solo en ropa interior, los hombres empezaron a tocarme, y sent? como si cayera en un abismo. Fue como si me arrastraran de nuevo a aquel d?a, cuando ya hab?a pasado por algo parecido. Cuatro bastardos me atraparon y me violaron el d?a de mi cumplea?os. Y luego me dejaron tirada, como si fuera comida para las ratas.
Este per?odo de mi vida fue un punto de inflexiоn en mi destino. Me quebrо, destruyо todo lo que ten?a. Perd? no solo a m? misma y mi vida, sino tambiеn a una persona muy cercana: mi abuela, que no pudo soportar lo que me hab?a pasado y muriо de un infarto.
Nunca olvidarе a esos cuatro que nunca respondieron por su crimen. Y ahora todo se repite. Me vuelven a manosear, me desnudan contra mi voluntad. ?Me usan como si fuera un objeto!
Los hombres empezaron a restregarse contra mi cuerpo. Notе de inmediato que los dos ten?an una erecciоn bastante considerable. Uno de ellos a?n me sujetaba para que no intentara escapar.
Al darme cuenta de mi situaciоn, tratе de convencerme de que podr?a soportarlo, que solo ten?a que aguantar. Ten?a que mantener la cordura, aunque en esa posiciоn no era nada fаcil.
– Nos dijeron que nos deshiciеramos de ti —empezо uno de los matones—. Pero, ?para quе deshacerse de bellezas tan jugosas? No vas a morir tan fаcil, vas a trabajar para nosotros. Ahora nos perteneces.
– Bueno, vamos, mostremos a la chica quiеn manda aqu? – dijo, dirigiеndose al otro.
El segundo imbеcil, al que iba dirigida la pregunta, sonriо con picard?a. Agarrаndome del muslo con una mano, levantо un poco mаs mi pelvis.
– Tengo una idea – respondiо con malicia.
Con ambas manos, agarrо mis bragas y empezо a bajarlas lentamente. De inmediato le sujetе la mano.
– Por favor… no lo hagan…
– Solo queremos jugar un poco contigo —respondiо el hombre con sorna—. Vamos, Amir, sujеtale las manos – le dijo a su compa?ero.
– Vahid, solo ten cuidado, no la estrangules como te gusta… Mira quе fresca estа la chica, a?n podemos sacarle algo de dinero… Tengo una idea, pero despuеs…
– No te preocupes, serе delicado. – se riо Amir.
Vahid se acercо con ganas a mi cabeza y, sujetando mis manos, me las inmovilizо contra el suelo por las mu?ecas. Su amigo asintiо con aprobaciоn y siguiо desnudаndose.
– ?Nooo! ?No lo hagan! – gritе, intentando morder de nuevo la mano que me sujetaba.
– Si muerdes otra vez, te saco los dientes. – dijo Vahid con crueldad en la voz.
Амир bajо mis braguitas, dejando al descubierto mis nalgas y mi lugar mаs ?ntimo.
Estaba tan horrorizada que empecе a mover las caderas de un lado a otro y a apretar las piernas con mаs fuerza.
El hombre, con evidente interеs, extendiо su mano hacia ella y rozо con los dedos mi pubis, y luego se metiо bruscamente entre mis piernas, empezando a manosearme all? mismo, sin ning?n pudor.
– Esta perra todav?a no se ha mojado – informо con rabia. – Parece que no la excitamos.
– Nah… Lo que pasa es que a la nena le va lo rudo, y t? la estаs tratando con demasiados mimos.
– ?Ah, s?? ?Te va lo rudo? – preguntо Amir.
Еl me levantо la cabeza por el mentоn. Apartе la mirada y apretе los labios temblorosos con verg?enza. Mientras tanto, еl metiо sin ceremonias dos dedos en mi sexo. Ya estaba desgarrado. Pero hac?a tanto que no ten?a sexo… Ni una sola vez desde la violaciоn. No tomo en cuenta lo que pasо con Lаzarev. Me violо toda la noche por el ano. Y ahora, este desgraciado mete sus dedos en m? sin el menor reparo. ?Este bastardo, cuyo rostro en la penumbra, iluminado apenas por las farolas, me parece a?n mаs aterrador, casi irreal! ?Como si hubiera salido directamente del infierno!
No… no lo hagas… – se me escapо, desesperada.
– ?Si ni siquiera eres virgen!
– No… – neguе con la cabeza.
Sacо lentamente los dedos de entre mis labios ?ntimos y llevо la mano libre a la hebilla de su cinturоn. Mirо a Vahid con una pregunta en los ojos.
– Ensе?ale "la madre de Kuzka" – dijo Vahid con una sonrisa maliciosa.
– Ajа – respondiо Amir.
– ?No, nada de "la madre de Kuzka"! – gritе asustada. – ?Se los ruego, tengan piedad!
("Mostrar la madre de Kuzka" es una expresiоn idiomаtica rusa que significa amenazar con castigar duramente o asustar a alguien seriamente. Se usa para decir que alguien va a “darle una lecciоn” a otra persona de manera muy severa. Tiene un tono agresivo o amenazante. Es como decir en espa?ol:
“?Te vas a enterar!”, “?Ahora vas a ver lo que es bueno!” o “?Te voy a dar tu merecido!”)
– Habla demasiado, ?no te parece? – comentо Amir, bajаndose los pantalones. – Vahid, encаrgate t?.
Al liberar su miembro de la ropa, Amir me alzо a?n mаs por el cabello y comenzо a rozarse contra m?. Entrо en m? lentamente, deleitаndose con esa sensaciоn de triunfo sobre mi indefensiоn.
Era una pesadilla silenciosa
Pensе que iba a perder la razоn. Todo lo que ocurr?a me parec?a completamente irreal. Como si fuera a propоsito, Lana hab?a desaparecido. La necesitaba justo en ese momento, pero no estaba.
Sent? cоmo algo grande penetraba en mi cuerpo. La impotencia me llenо los ojos de lаgrimas. Soltе un gemido agudo de terror y bajе la cabeza, derrotada.
En ese mismo instante, Vahid se acercо a m? y me levantо por los brazos, dejаndome en una posiciоn semi-sentada, ensartada sobre el pene de Amir.
Los pantalones de Vahid tambiеn estaban desabrochados, y de su bragueta asomaba su pene erecto.
– ?Quе miras? ?Te gusta? – meneо su hombr?a justo frente a mi cara. Como la luz ca?a mаs sobre su rostro que sobre la entrepierna, al final no pude ver bien lo que intentaba mostrarme.
Pero a еl no le importaba mucho, ten?a otros planes. Le abriо la boca a la fuerza, guiando su miembro hacia adentro.
– ?Lаrgate, cabrоn! – gritе con protesta.
– ?Menos palabras! – respondiо Vahid.
Apretado contra mi mejilla, empezо a provocarme lentamente, como burlаndose. Y luego empezо a empujar su pene apestoso dentro de mi boca.
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