Poemas Sobre Palomas
Juan Moisés De La Serna
Tranquilamente mirando
ella iba entretenida
cuando escuchó a lo lejos
una voz que conocía.
Enseguida a volar
la palomita echaba
y a encontrar a su amigo
deprisa se acercaba.
Porque nuestra amiguita
en el mar había escuchado
a alguien que la llamaba
y acudía a su lado.
Era la voz del delfín
la que le había llamado
estaba entrando a puerto
en una red enganchado.
AMOR
Juan Moisésde la Serna
Poemas Sobre Palomas
Poemas sobre Palomas
Juan Moisés de la Serna
Editorial Tektime
2020
“Poemas sobre Palomas”
Escrito por Juan Moisés de la Serna
1ª edición: enero 2020
© Juan Moisés de la Serna, 2020
© Ediciones Tektime, 2020
Todos los derechos reservados
Distribuido por Tektime
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Prólogo
Tranquilamente mirando
ella iba entretenida
cuando escuchó a lo lejos
una voz que conocía.
Enseguida a volar
la palomita echaba
y a encontrar a su amigo
deprisa se acercaba.
Porque nuestra amiguita
en el mar había escuchado
a alguien que la llamaba
y acudía a su lado.
Era la voz del delfín
la que le había llamado
estaba entrando a puerto
en una red enganchado.
AMOR
Dedicado a mis padres
1. TRANQUILAMENTE MIRANDO
Tranquilamente mirando
ella iba entretenida
cuando escuchó a lo lejos
una voz que conocía.
Enseguida a volar
la palomita echaba
y a encontrar a su amigo
deprisa se acercaba.
Porque nuestra amiguita
en el mar había escuchado
a alguien que la llamaba
y acudía a su lado.
Era la voz del delfín
la que le había llamado
estaba entrando a puerto
en una red enganchado.
La paloma vio enseguida
el peligro que había
piensa lo que puede hacer
y a quien se lo decía.
Por más que le daba vueltas
no encontraba solución
y el tiempo se pasaba
cuando se le ocurrió.
Buscaría a un amigo
ese que ella tenía
un anciano que la daba
de comer todos los días.
Volando hasta el balcón
la paloma ha llegado
y picotea el cristal
y el anciano se ha enterado.
―¿Qué te pasa palomita?
no es hora de comer
―le dice el ancianito
cuando la acaba de ver.
Ella sigue con el pico
no se quería parar
tiene que decirle algo
y se tiene que enterar.
Y como era muy lista
se ha hecho comprender
ha avisado al anciano
que rápido va a ver.
En el puerto que está cerca
el anciano está mirando
y ha visto al delfín
las penas que está pasando.
No se podía soltar
pues la red le retenía
el anciano con presteza
rápido lo arreglaría.
El barco es de su hijo
y enseguida él soltó
a aquel delfín chiquito
que nadando se marchó.
Y gracias a la paloma
que la forma encontró
de ayudar a su amigo
este feliz se sintió.
AMOR
2. VOLANDO CONTINUAMENTE
Volando continuamente
las palomas se encontraban
están buscando una fuente
pues agua necesitaban.
Vuelan, vuelan, no se paran
no hacen más que volar
agua por ninguna parte
ellas no van a encontrar.
Desesperadas parecen
agua no han encontrado
hace tiempo que no llueve
y todo se ha secado.
Ninguna fuente con agua
hay por todo el lugar
las palomas tienen sed
nada las puede calmar.
Nerviosas están volando
al río van a llegar
se acercan con cuidado
la sed, se van a quitar.
Pero el río traicionero
esperándolas estaba
ha arrastrado a las palomas
cuando la sed se quitaban.
La corriente se las lleva
las alas les ha empapado
volar así no podrán
el agua las ha atrapado.
Un tronco allí cruzado
que el agua arrastraba
ha servido a las palomas
y así se han salvado.
Las palomas a la tierra
con esfuerzo han salido
allí al sol se han secado
y volando han seguido.
Cuidado desde ese día
las palomitas tendrán
al ver el agua del río
con cuidado se acercarán.
AMOR
3. LOS TRONCOS QUE BAJA EL RÍO
Los troncos que baja el río
los miraba el castor
uno le ha gustado más
y a por él que se marchó.
Nadando se ha acercado
y cuando al tronco llegó
algo en él ha encontrado
que nunca el castor vio.
Lo mira muy fijamente
y no sabe qué pensar
parecía apetitoso
y se decide probar.
Un mordisco allí ha dado
pero algo le pasó
los dientes se han quedado
clavados y se asustó.
Corriendo se ha marchado
la solución no encontraba
en la boca está clavado
y cerrarla no lograba.
Del río sale deprisa
en la orilla se ha parado
pensando qué ha sucedido
pues nunca le había pasado.
Alguien se está acercando
pues ha visto al castor
―Hola amigo ―le dice.
El otro no contestó.
―Veo que estas comiendo
―el que ha llegado decía―,
¿Está rica la castaña?
―curioso preguntaría.
El castor que le ha oído
y que estaba mirando
casi sin poder hablar
le estaba contestando.
―¿Comiendo?, pero ¿qué dices?
esto lo tengo clavado
y no lo puedo quitar
por mucho que lo he intentado.
La paloma que miraba
lo que tenía clavado
enseguida se acercaba
y rápido le ha ayudado.
Le da un gran picotazo
en la castaña clavada
esa salta por los aires
y así le liberaba.
―¡Qué susto tenía amiga!
no me la podía quitar
creí que se pudriría
y no me dejaría tragar.
―Pero ¡qué exagerado!
―la paloma le decía―,
solo era una castaña
algún día se iría.
―¿Y una castaña qué es?
―él curioso preguntaba.
La paloma con paciencia
al castor se lo contaba.
―En unos árboles grandes
que hay por este lugar
le salen unas castañas
la que acabas de probar.
»Luego cuando pasa el tiempo
al suelo se caerán
pronto llegará el invierno
de esa forma avisarán.
―Espera ―dice el castor
que la ha interrumpido―,
¿Qué tiene que ver el tiempo?
o no te he entendido.
Y la paloma le cuenta
porque no ha acabado
―El invierno se acerca
cuando el castaño se ha vaciado.
»Primero caen las castañas
luego las hojas caerán
es el frío que se acerca
así nos avisarán.
»Todos cuando vemos eso
nos vamos a proteger
el castaño nos avisa
y lo tenemos que hacer.
El castor le da las gracias
por la lección que le ha dado
y se mete en el río
y la paloma ha volado.
AMOR
4. PASEANDO UNA MAÑANA
Paseando una mañana
un ciempiés se encontraba
estaba admirando al sol
porque mucho le gustaba
―¿Qué miras? ―está escuchando
a alguien que a su lado
sin que él se enterara
parece que se ha parado.
La cabeza él ha vuelto
para ver quién le hablaba
y de pronto asustado
el ciempiés que se quedaba.
Nunca en toda su vida
ha visto nada igual
un pico grande, muy grande
allí cerquita está.
Asustado el ciempiés
ha comenzado a andar
pero como está nervioso
no lo podía lograr
las patas se le enredaban
y ninguna obedecía
él quería ir para un lado
y ellas se resistían.
Enredadas todas ellas
no han negado a avanzar
y de pronto ha escuchado
―¡Te podría ayudar!
―¿Ayudarme? ―el ciempiés
bajito ha preguntado―,
¿A qué podrías hacerlo?
―Y cayado se ha quedado.
―No sé, a lo que tu digas
ha vuelto a escuchar
quisiera ser tu amiga.
―Él asombrado está.
―¿Amiga, he escuchado?
eso no será verdad
seguro que a comerme
tu intención esa será.
―¿A comerte?, hay que risa
―la otra así decía
solo soy una paloma
que volaba y te veía.
Como estoy muy sola
enseguida he pensado
que si hablaba contigo
y por eso me he posado.
Pensándolo el ciempiés
un ratito se ha quedado
y después así la ha dicho
―Pero comerme has tratado.
La palomita lo mira
y a reír se ha echado
―No tengas miedo conmigo
―así le ha contestado.
»Yo no me como ciempiés
pues nunca me han gustado
con las patitas que tienes
me habría atragantado.
Ahora es el ciempiés
el que a reír se ha echado
y le dice a la paloma
―Eso sí que me ha gustado.
Y los dos ya muy amigos
paseando se han quedado
comentando que hoy el sol
muy bonito ha llegado.
―Bonito y calentito
―así estaba diciendo
la palomita a su lado
y juntos se han quedado.
AMOR
5. EN UNA PLAZA HABÍA
En una plaza había
muchas palomas posadas
una distinta venía
te contaré qué pasaba.
Los bancos de aquella plaza
alguien los había pintado
la palomita curiosa
muy cerca se había arrimado.
Sus plumitas se la ven
de un rojo muy bonito
pero ella es distinta
y por eso se lo quito.
Los niños que la han visto
corretean sin parar
una paloma distinta
ellos la quieren tocar.
La palomita asustada
se viene aquí a posar
a mis pies muy despacito
ha dejado de volar.
Con cuidado la he cogido
con el pañuelo limpié
los trozos de la pintura
que en las plumas encontré.
Se está muy quietecita
seguro que imaginó
que la estoy quitando a ella
la pintura que manchó.
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