El Desafío
Guido Pagliarino
Todo el mundo se ha planteado dramáticamente antes o después la doble pregunta: «¿Por qué existe el mal? ¿Podemos librarnos de él, aunque sea después de la muerte?» Las respuestas han sido religiosas o filosóficas y entre las segundas destaca la concepción de Platón, idea básica sobre la que, mezclándola con otros posteriores pensadores antiguos, los gnósticos, individuos absolutamente elitistas, desarrollaron su teoría de la Salvación, que solo es aplicable a ellos y a nadie más. Curiosos por las novedades, se interesan casi de inmediato por el recién nacido cristianismo y muchos, aunque a su manera snob, se convierten en cristianos. Desde ese momento, se inician disputas entre gnósticos cristianizantes y cristianos genuinos, altercados acérrimos en los primeros siglos de la era cristiana. Todo el mundo se ha planteado dramáticamente antes o después la doble pregunta: «¿Por qué existe el mal? ¿Podemos librarnos de él, aunque sea después de la muerte?» Las respuestas pueden ser religiosas, y a lo largo de la historia encontramos el hinduismo, el budismo, el mazdeísmo, el judaísmo…, o pueden ser filosóficas y entre las segundas destaca la concepción de Platón, según la cual, como es sabido, la materia, eterna y no creada por Dios, se modela malamente en sus formas y leyes físicas por un artífice y legislador divino, un falsario bondadoso e inconsciente llamado el Demiurgo, es decir el Artesano y las almas humanas, preexistentes, se ven infelizmente aprisionadas en los cuerpos. Hay que filosofar mejorando, reencarnándose así en hombres siempre mejores, hasta el fin de las encarnaciones y ser de nuevo, de una vez por todas, espirituales. Sobre esta idea básica, sucesivos pensadores, reunidos en diversos grupos y grupúsculos, personas de espíritu absolutamente elitista, consideran que solo algunos individuos, precisamente ellos mismos, son espirituales, mientras que la mayor parte de los demás no lo son. Solo para ellos ha venido a la tierra un salvador-revelador de la verdadera sapiencia divina y gracias a él no se aniquilarían al morir, sino que podrían salvarse de la materia y, por tanto, del dolor, sobreviviendo felices: solo ellos, los pneumáticos o espirituales, que tienen dentro de sí el pneuma eterno o chispa divina; no todos los demás, los materiales, que son mortales porque solo poseen cuerpo y alma (o psique), que perecen. También piensan eso elitistamente algunos hebreos no ortodoxos que, por otro lado, lo ven de otra forma en algunos aspectos secundarios. Unos y otros son calificados como gnósticos por los estudiosos moderno, aunque ellos se definían sencillamente como pneumáticos. Al contrario que los gnósticos, para la mayor parte de los pensadores judíos y luego de los cristianos la Revelación divina no es una iluminación debida a un salvador-revelador, sino que procede por etapas en la historia y, poco a poco, por las enseñanzas de esta, viene transcrita en los libros bíblicos, es decir, en el Primer o Antiguo testamento y en el Nuevo Testamento, este segundo centrado en la Resurrección de la muerte de Cristo el Salvador. Esos primeros cristianos no son elitistas como los gnósticos y afirman que, gracias a él, todos los seres humanos pueden alcanzar la vida eterna, que el cuerpo material y psíquico se transformará al morir y resucitará en forma gloriosa y espiritual perviviendo eterna y gozosamente en Dios, igual que pasó con la persona de Jesús, siempre que se siga su ejemplo de amor y se crea que él también resucitó. Tratan de que se conozca en todas partes la maravillosa noticia de la Resurrección, pero lamentablemente a algunos hebreos, concretamente a la élite que se mueve en torno al templo y el sanedrín (parlamento) de Jerusalén y, enseguida, también a muchos romanos, no les gusta la idea, así que hacen que se mate o matan directamente a los apóstoles, los discípulos y los seguidores, normalmente de formas horribles. Los gnósticos, curiosos por la novedad, se interesan casi de inmediato por el cristianismo y muchos se cristianizan, pero a su manera: dicen que el verdadero cristianismo es el suyo, que ni hablar de una resurrección del cuerpo y continúan insistiendo en que solo ellos, los iluminados, se salvan. Desde ese momento, se inician disputas entre gnósticos cristianizantes y cristianos genuinos, altercados acérrimos en los primeros siglos de la era cristiana.
Copyright © 2020 Guido Pagliarino - All rights reserved to Guido Pagliarino – Todos los derechos son propiedad de Guido Pagliarino – E-book distribuido por Tektime S.r.l.s. Unipersonale, Via Armando Fioretti, 17, 05030 Montefranco (TR) - Italia - P.IVA/Código fiscal: 01585300559 - Registro mercantil de TERNI, N. REA: TR – 108746
Guido Pagliarino
EL DESAFÍO
El conflicto entre
Cristianismo y Gnosticismo
en los primeros siglos de la Iglesia
Ensayo
Traducción de Mariano Bas
Guido Pagliarino
EL DESAFÍO
El conflicto entre cristianismo y gnosticismo en los primeros siglos de la Iglesia
Ensayo
Traducción de Mariano Bas
Obra distribuida por Tektime
© Copyright 2021 Guido Pagliarino – Todos los derechos pertenecen al autor
Edición italiana: 1a Edición, en libro y en e-book, LA SFIDA Il conflitto fra Cristianesimo e Gnosticismo nei primi secoli della Chiesa, distribución Tektime, copyright © 2018 Guido Pagliarino
La imagen de la portada está tomada de «El Anciano de los Días», de William Blake, acuarela y témpera sobre papel, ca. 1821, Whitworth Art Gallery, Universidad de Manchester
Índice
EL DESAFÍO El conflicto entre cristianismo y gnosticismo en los primeros siglos de la Iglesia – Ensayo (#ulink_a115a8f7-1e86-560f-b632-140a44eb51d3)
PRÓLOGO DEL AUTOR (#ulink_ae7f05b0-09d4-54f3-a10b-64d76f0b3fb4)
I- 2 (#ulink_a6805c16-fbb5-594e-b338-f3bff025f405)000 AÑOS DE DESAFÍO (#ulink_a6805c16-fbb5-594e-b338-f3bff025f405)
El gnosticismo: un fenómeno antiguo (#ulink_fa7c47f5-95f8-50ca-a93c-26761e643c5c)
El gnosticismo (#ulink_d3002fa9-17d7-5253-b2ce-02ed9be8631d)« (#ulink_d3002fa9-17d7-5253-b2ce-02ed9be8631d)cristiano (#ulink_d3002fa9-17d7-5253-b2ce-02ed9be8631d)» (#ulink_d3002fa9-17d7-5253-b2ce-02ed9be8631d), enemigo del cristianismo (#ulink_d3002fa9-17d7-5253-b2ce-02ed9be8631d)
II – EL GNOSTI (#ulink_5c0ae2a3-bb30-51eb-9fe0-60306cab4ab4)CISMO ANTIGUO (#ulink_5c0ae2a3-bb30-51eb-9fe0-60306cab4ab4)
Gnósticos griegos y hebreos (#ulink_2d3d771b-a504-51ae-83d4-c66823487f25)
¿Esenios gnósticos? ¿El esenismo, matriz del cristianismo? Qumrán (#ulink_d28e26ba-92b0-57cb-a073-02027b990021)
Hacia el gnosticismo « cristiano »
Gnosticismo « cristiano »
III - ¿VERSÍCULOS GNÓSTICOS EN EL NUEVO TESTAMENTO?
Los alogi y Gayo de Roma
Defensores contemporáneos del gnosticismo como fuente del cristianismo
Los libros de Juan y las escuelas apostólicas
Dualismo esenio y dualismo joánico: El cuarto Evangelio, las Epístolas, el Apocalipsis
... el cuarto Evangelio…
... las Epístolas…
… el Apocalipsis...
La Epístola de Santiago el Menor
Otros autores antignósticos del Nuevo Testamento: Pablo, Pedro, Judas
Epístola del papa Clemente: Nota
IV - EMPIEZA LA LUCHA: APOLOGISTAS Y PADRES DE LA IGLESIA: NOTAS
Triunfa el concepto griego de alma-esencia:
a) Apologistas del cristianismo
b) Padres de la Iglesia y otros defensores de la Tradición apostólica
A través de Plotino, ¿influencia gnóstica sobre el cristianismo?
V - CRISTIANOS INCONSCIENTEMENTE GNOSTICANTES: NOTAS
Sobre el ayuno y las diversas penitencias
Más sobre la influencia del pensamiento gnóstico sobre cristianos y supuestos cristianos
Notas sobre el infierno como aniquilación del pecador
Notas sobre distintos niveles y formas de influencia gnóstica sobre el cristianismo
BIBLIOGRAFI A PRINCIPAL
EL DESAFÍO (#ulink_3afb6fc7-6d31-54c3-8d3a-1858a4ba402f)
El conflicto entre cristianismo y gnosticismo en los primeros siglos de la Iglesia (#ulink_3afb6fc7-6d31-54c3-8d3a-1858a4ba402f)
Ensayo (#ulink_3afb6fc7-6d31-54c3-8d3a-1858a4ba402f)
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Guido Pagliarino
Тип: электронная книга
Жанр: Христианство
Язык: на испанском языке
Издательство: TEKTIME S.R.L.S. UNIPERSONALE
Дата публикации: 16.04.2024
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О книге: Todo el mundo se ha planteado dramáticamente antes o después la doble pregunta: «¿Por qué existe el mal? ¿Podemos librarnos de él, aunque sea después de la muerte?» Las respuestas han sido religiosas o filosóficas y entre las segundas destaca la concepción de Platón, idea básica sobre la que, mezclándola con otros posteriores pensadores antiguos, los gnósticos, individuos absolutamente elitistas, desarrollaron su teoría de la Salvación, que solo es aplicable a ellos y a nadie más. Curiosos por las novedades, se interesan casi de inmediato por el recién nacido cristianismo y muchos, aunque a su manera snob, se convierten en cristianos. Desde ese momento, se inician disputas entre gnósticos cristianizantes y cristianos genuinos, altercados acérrimos en los primeros siglos de la era cristiana. Todo el mundo se ha planteado dramáticamente antes o después la doble pregunta: «¿Por qué existe el mal? ¿Podemos librarnos de él, aunque sea después de la muerte?» Las respuestas pueden ser religiosas, y a lo largo de la historia encontramos el hinduismo, el budismo, el mazdeísmo, el judaísmo…, o pueden ser filosóficas y entre las segundas destaca la concepción de Platón, según la cual, como es sabido, la materia, eterna y no creada por Dios, se modela malamente en sus formas y leyes físicas por un artífice y legislador divino, un falsario bondadoso e inconsciente llamado el Demiurgo, es decir el Artesano y las almas humanas, preexistentes, se ven infelizmente aprisionadas en los cuerpos. Hay que filosofar mejorando, reencarnándose así en hombres siempre mejores, hasta el fin de las encarnaciones y ser de nuevo, de una vez por todas, espirituales. Sobre esta idea básica, sucesivos pensadores, reunidos en diversos grupos y grupúsculos, personas de espíritu absolutamente elitista, consideran que solo algunos individuos, precisamente ellos mismos, son espirituales, mientras que la mayor parte de los demás no lo son. Solo para ellos ha venido a la tierra un salvador-revelador de la verdadera sapiencia divina y gracias a él no se aniquilarían al morir, sino que podrían salvarse de la materia y, por tanto, del dolor, sobreviviendo felices: solo ellos, los pneumáticos o espirituales, que tienen dentro de sí el pneuma eterno o chispa divina; no todos los demás, los materiales, que son mortales porque solo poseen cuerpo y alma (o psique), que perecen. También piensan eso elitistamente algunos hebreos no ortodoxos que, por otro lado, lo ven de otra forma en algunos aspectos secundarios. Unos y otros son calificados como gnósticos por los estudiosos moderno, aunque ellos se definían sencillamente como pneumáticos. Al contrario que los gnósticos, para la mayor parte de los pensadores judíos y luego de los cristianos la Revelación divina no es una iluminación debida a un salvador-revelador, sino que procede por etapas en la historia y, poco a poco, por las enseñanzas de esta, viene transcrita en los libros bíblicos, es decir, en el Primer o Antiguo testamento y en el Nuevo Testamento, este segundo centrado en la Resurrección de la muerte de Cristo el Salvador. Esos primeros cristianos no son elitistas como los gnósticos y afirman que, gracias a él, todos los seres humanos pueden alcanzar la vida eterna, que el cuerpo material y psíquico se transformará al morir y resucitará en forma gloriosa y espiritual perviviendo eterna y gozosamente en Dios, igual que pasó con la persona de Jesús, siempre que se siga su ejemplo de amor y se crea que él también resucitó. Tratan de que se conozca en todas partes la maravillosa noticia de la Resurrección, pero lamentablemente a algunos hebreos, concretamente a la élite que se mueve en torno al templo y el sanedrín (parlamento) de Jerusalén y, enseguida, también a muchos romanos, no les gusta la idea, así que hacen que se mate o matan directamente a los apóstoles, los discípulos y los seguidores, normalmente de formas horribles. Los gnósticos, curiosos por la novedad, se interesan casi de inmediato por el cristianismo y muchos se cristianizan, pero a su manera: dicen que el verdadero cristianismo es el suyo, que ni hablar de una resurrección del cuerpo y continúan insistiendo en que solo ellos, los iluminados, se salvan. Desde ese momento, se inician disputas entre gnósticos cristianizantes y cristianos genuinos, altercados acérrimos en los primeros siglos de la era cristiana.