Si Es Amor

Si Es Amor
Amanda Mariel
Una diablesa decidida a vivir la vida al máximo… Un hombre al que le une una relación de amistad y una peligrosa atracción Una diablesa decidida a vivir la vida al máximo…Ladi Hannah Blakey no tiene pensado sentar la cabeza de manera inminente. La pasión que siente por el juego, las carreras de caballos y el whisky es demasiado grande, por no decir placentera. Por lo tanto, ella ignora la insistencia de su hermano para que se case y frustra sus planes a cada oportunidad que se le presenta. Un hombre al que le unen lazos de amistad… Graham Fulton, marques de Ramsbury, no podía creer lo que estaba viendo cuando el descubrió a la hermana de su mejor amigo, Ladi Hannah disfrazada de hombre envuelta en una partida de cartas en unos de los barrios más peligrosos de la ciudad. ¿Acaso es que ella era una descuidada? Sintiendo que era algo que el debía de hacer por su amigo ausente el acompaña a la diablesa a casa. El nunca podría haber imaginado que era lo que iba a pasar después. Una peligrosa atracción…Muy a pesar suyo, Hannah se encuentra a sí misma entusiasmada con Ramsbury. Un estado que ella sabe es peligroso para su libertad, pero ella se encuentra indefensa para luchar contra la atracción que ella siente por Ramsbury y que cada vez crece más dentro de ella. Ella pronto descubre que un beso compartido no es suficiente, ¿pero se atreverá ella a ceder ante sus propios deseos?

Amanda Mariel
Si Es Amor

SI ES AMOR

AMANDA MARIEL

Traducido por JORGE IGLESIAS

Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son producto de la imaginación de la autora o se usan de manera ficticia.

Copyright © 2020 Amanda Mariel
Todos los derechos reservados.

Ninguna parte de este libro puede reproducirse, almacenarse en un sistema de recuperación, o transmitirse de ninguna forma o por ningún medio, electrónico, mecánico, fotocopiado, grabación o de otra manera, sin el permiso del editor.

Publicado por Brooke Ridge Press

TRADUCIDO POR
JORGE ALBERTO IGLESIAS JIMENEZ
https://jorgealbertoiglesiasjimenez.webnode.es/ (https://jorgealbertoiglesiasjimenez.webnode.es/)

Para mi papaíto- siempre estarás en mi corazón y eres la primera persona en la que pienso cuando alguien nombra a los caballos o a las apuestas. ¡Fuiste un caballero apostador y el mejor padre del mundo!

CAPÍTULO 1

Londres 1813
Ladi Hannag Blakey permanecía tras una mesa de Blackjack en el interior del Golden Eagle. Ella entendía perfectamente el peligro al que se estaba exponiendo a si misma, al aventurarse en una parte tan sórdida de Londres y unirse a un juego de hombres con tan mala reputación que podría ser su ruina- o por aún. Pero ella no podía resistirse. No cuando el deseo era tan fuerte.
Un juego de alto riesgo estaba teniendo lugar en el interior de las lúgubres paredes del establecimiento esta tarde. Uno de los más infames tramposos, un hombre al que solo se le conocía como La Garra, estaba jugando. Se rumoreaba que La Garra no había jugado a las cartas en por lo menos doce años, pero aún así su nombre seguía siendo infame.
Hannah tenía que ver esa partida como fuera. Por lo tanto, ella hizo lo que toda mujer sensata haría y vestida como una pilluela con pantalones bombachos y un sombrero flexible muy desgastado. Para que su disfraz resultara más creíble se manchó la cara y la camisa de carbón. Hannah iba a la suya sin hablar con nadie, y de eso modo, hasta ese momento, nadie había reparado en ella. La atención de todo el mundo se centraba en la partida del infame Garra.
Los pelos de la coronilla se le erizaron cuando ella barrio con su mirada la habitación pobremente iluminada. ¿Estaba observándola alguien? Ella efectuó otra barrida visual de la habitación antes de volver la atención a la partida en curso. Debía de haber sido su imaginación, pero aún así ella, aún se sentía inquieta. Nerviosa… su mente estaba jugando con ella, pero ¿Cómo no se iba a sentir nerviosa con lo que se estaba jugando?
Hannah trató de alejar esos pensamientos y respiró profundamente. Ella no había venido hasta aquí para ponerse paranoica y arruinar la noche. Ella había venido a ser testigo de la historia, y maldita sea, eso sería lo haría. Ella estiró el cuello para ser testigo de como La Garra aceptaba una nueva carta.
“Lady Hannah, me atrevería a decir que casí no le había reconocido.” Una voz masculina le habló muy cerca del oído.
A Hannah se le heló la sangre, el corazón le latía con fuerza. Ella conocía esa voz y ese tono condescendiente demasiado bien. Maldita sea, la había estado observando nada menos que Lord Ramsbury, duque de Blacksmore. Seth, hermano de Lady Hannah, es su mejor amigo. Exhalando una bocanada de aire para calmarse le dijo. “Silencio, va a hacer una escena.”
La haré de todas formas si no sale de aquí conmigo inmediatamente.” Ramsbury señaló a la puerta con un gesto de la cabeza.
“Esta usted bromeando.” Hannah le miró con los ojos entrecerrados desafiante.
Ramsbury la cogió por el codo. “En lo más mínimo.”
Hannah se liberó dando una sacudida. “No me voy a ninguna parte.”
Unos pocos hombres que estaban a su alrededor le estaban observando y a Hannah el corazón le empezó latir a toda velocidad. Lo ultimo que ella quería era llamar más la atención. Ella miró a Ramsbury con los ojos entrecerrados. “¿Ve lo que esta haciendo?” Ella señaló con un gesto de la cabeza hacia los hombres, bajando la cabeza para que no le pudieran ver la cara.
“Déjales que miren”. Dijo Ramsbury.
El alcanzó el brazo para cogerla, pero ella dio un paso atrás. Hannah resopló, cerró los ojos durante un segundo, y entonces miró de nuevo a Ramsbury. “Muy bien, iré.”
El le dedicó una sonrisa seguro de si mismo. “Sígame.”
La ultima cosa que ella deseaba hacer, era marcharse, pero no había nada que ella pudiera hacer para evitarlo. El furioso hombre no le dio otra opción. ¡Ojalá le parta un rayo! Hannah le lanzaba puñaladas en la espalda con la mirada mientras lo seguía.
Ramsbury abrió la gran puerta de madera y salió a la calle. Hannah le siguió, volviendo su cara hacia el nada más oír el clic de la puerta al cerrarse. “¿Qué diantres te pasa?” Dijo ella enfurecida.
Ramsbury arqueó una ceja rubia. “¿A mi?” El puso la mirada en ella. “Estas inmunda vestido en pantalones bombachos de muchacho y con un sombrero infestado de suciedad, ¡Y estas en seven Dials, uno de los barrios más peligrosos de Londres! Por los clavos de cristo, Blackmore Debería de darte unos azotes en el trasero por esto.
A Hannah se le abrieron los ojos como platos al oír mencionar a su hermano. El se pondría furioso si descubriera lo que ella había estado haciendo. Seth probablemente la mandaría a un convento de monjas o la casaría con el primer Lord que estuviera dispuesto a hacerlo. Ella prefería no tener que averiguarlo.
Ella se dio la vuelta y esperaba una dulce sonrisa de Ramsbury. “No hay necesidad de meter a mi hermano en esto.”
“Al contrario, Blackmore tiene todo el derecho a estar al tanto de tus actividades.” Ramsbury dio un paso al frente. “¿Cómo has llegado hasta aquí?”
Hannah quería decirle que se fuera la infierno. Que se diera la vuelta y se largara, pero hacer eso solo le traería más problemas. Este hombre le preocupaba. Ella necesitaba su cooperación, su silencio. “Alquilé un viaje a caballo hasta aquí.”
El l cogió por el codo y la llevó a un callejón entre las sombras. “Mi carruaje esta cerca bien aparcado. Te llevaré a casa.”
“Perfecto.” El la miró de nuevo y Hannah le ofreció una dulce sonrisa. “Por el camino, podemos llegar a un acuerdo.”
“Por el camino puedes pensar en lo que has hecho y prepararte por el castigo que Blackmore te va a imponer.” El la detuvo y esperó a que su criado abriera la puerta del carruaje y bajara las pequeñas escaleras. Sin mediar palabra, Ramsbury ayudó a subir a Hannah a su transporte y entonces el subió tras ella.
Hannah juntó las manos y las descansó en su regazo y giró la cabeza para mirar por la ventana. Tenía que convencerle de alguna manera de que no le contara a Seth lo que ella había hecho. ¿Pero como? El carruaje empezó a moverse con los cascos de los caballos golpeando la calle adoquinada.
“Te pondré a salvo en casa y luego tendré unas palabras con tu hermano.”
Hannah volvió su atención hacia Ramsbury. “Eso no será necesario. Seguro que podemos llegar a un acuerdo que sea ventajoso para ambos.” Ella bajó las pestañas y sacó su labio inferior.
“¿Por favor?”
“Hacer mohines no te llevara a ninguna parte, señorita.” Le reprendió Ramsbury. “Ni suplicar, ahorra tus energías.”
“¿Entonces quizás puedo hacerte entrar en razón?” Ella se catapultó a sí misma a través del carruaje para sentarse a su lado. “No puedes culparme por querer ver a la garra. Es una leyenda y hacía años que no jugaba.” Ella se puso se ladeó de manera para mirarle directamente a los ojos, y el muslo de su pierna rozaba contra el. “Supongo que has venido por el mismo motivo.”
“No puedes comparar mis acciones con las tuyas.”
¿No, seguro? Ella levantó una ceja esperando respuesta.
“Desde luego que no.” Ramsbury frunció el ceño. “Soy un hombre, y soy capaz de protegerme a mi mismo.”
Hannah alcanzó su pretina y sacó una pequeña pistola que tenía escondida dentro. “Yo también estoy preparada.”
El color verde de sus ojos se acentuó mientras la miraba con incredulidad. “¿Sabe Blackford que tienes una pistola?
“Por supuesto.” Ella lo dijo como si todas las mujeres llevaran una.
Ramsbury cogió el arma y le dio la vuelta sobre su mano. “¿De donde la has sacado?”
“Padre me la dio antes de morir.” Hannah sonrió bastante satisfecha consigo misma por impresionarle. “Me estaba enseñando a disparar.”
Ramsbury le devolvió la mirada, y ella sintió una inesperada ola de calor que la envolvía. Podía ver en su mirada que estaba sorprendido, pero apostaría a que también sentía cierta admiración por ella también. Quizás esto le iba a llevar a alguna parte ahora.
“¿Aprendiste?” Ramsbury pasó un dedo sobre le mango de marfil.
“Devuélvemela, y te lo demostraré.” Dijo Hannah intentando coger la pistola.
Ramsbury retiró su mano, alejando la pistola de su alcance. “No vas a disparar esta noche bruja.” El rió entre dientes.
Hannah no pudo evitar reírse también. “Creía que podíamos ser amigos.”
El se puso serio, su expresión era fría como una piedra. “Lo dudo mucho.”
“¿De verdad? Por que yo no. Hannah acarició con sus manos sus muslos vestidos con los pantalones bombachos.
“¿No podrías buscar en tu corazón y guardar mi secreto solo esta vez?”
El empezó a mover la cabeza en horizontal, pero ella continuó hablando.
“Vamos, Ramsbury, el daño y esta hecho. “¿Qué es lo que iba a ganar delatándome ahora?” Las duras líneas de su cara se suavizaron mientras sus ojos tomaban una expresión meditabunda. Alentada, Hannah continuó. “¿Y si prometo no acercarme más al Seven Dials?”
Ramsbury se frotó la barbilla con la palma de la mano. “No me hagas lamentarlo.”
Ella sonrió, se había quitado un buen peso de encima. “¿Entonces no se lo contarás a Seth?”
“Mantendré silencio bajo estas dos condiciones.” Ramsbury dejó la pistola en el asiento de cuero del carruaje. “Primero, quiero tu promesa de que no volverás al Seven Dials, y lo segundo es que te llevo casa.”
“Trato hecho.” Hannah miró por la ventana. “Parece que estamos a punto cumplir la segunda promesa, y tienes mi palabra sobre la primera.”
Ramsbury le devolvió la pistola. “¿Por qué me siento como su hubiera hecho un trato con el demonio?”
Hannah se rió mientras metió de nuevo la pistola en su pretina. “no entres en la entrada para coches. Puedo caminar desde aquí.”
“Por supuesto.” Ramsbury sacudió la cabeza.
Hannah le miró con los ojos como platos- “Si me dejas justo en la puerta Seth podría vernos, ¿Cómo le explicarías que hacemos los dos aquí juntos?
“Maldita sea.” Ramsbury frunció el ceño mientras el golpeaba el techo del carruaje, avisando al conductor que parara el carruaje. “Ya me estas haciendo lamentar nuestro trato.”
Hannah se puso en pie y caminó hacia la puerta. “Para de quejarte. Te he dado mi palabra.” Ella empujó la puerta para abrirla y saltó del carruaje.
Un segundo más tarde Ramsbury le siguió.
“¿Qué estas haciendo?
El la tomó por el brazo sonriéndole de manera desenfadada. “Acompañarte hasta la puerta hasta ver que estas a salvo como te dije que haría.”
Hannah echo un vistazo hacia su casa y luego miró a Ramsbury. “No iras enserio.”
“Oh, pues la verdad es que si.” Ahora dime. ¿Cómo piensas entrar? El miró hacia la casa y luego hacia ella.
Hannah suspiró profundamente, entonces dijo. “Escalare por el árbol hasta mi balcón, y luego hasta mi dormitorio.” Ella le sonrió insolentemente y le cogió por la solapa. “¿Seguro que no quieres unirte a mi?”
“No seas ridícula.” El dio un paso atrás, poniendo cierta distancia entre ellos. “Pero te acompañaré al árbol y me aseguraré de no te rompas el cuello en el intento.”
“Como desees.” Hannah se dio la vuelta y corrió a través del césped. Ella podría haber aceptado el trato, pero nunca dijo que lo haría según sus reglas. El tendría que no quedarse atrás si quería interferir más de lo que ya lo había hecho.
Cuando llegó a el árbol, Hannah se agarró a una rama y se aupó en ella para subir al árbol. No se atrevía a mirar hacia abajo mientras escalaba hasta el punto más cercano a su balcón. Cuando miro fugazmente vio a Ramsbury observándola.
Ignorándole, Hannah se agarró de la repisa de piedra que rodeaba la casa y se aupó a la pequeña estantería que esta creaba. Como deseaba ella ver ahora la expresión en la cara de Ramsbury. Desafortunadamente, ella no se atrevía a mirar desde sus peligrosa posición. La repisa no era lo suficientemente ancha. Todo lo que ella pudo hacer fue arrastrar los pies con la espalda pegada a el lado de la casa.
Ella se acercaba a su balcón centímetro a centímetro, entonces estiró el brazo para coger la verja. Con el corazón latiéndole muy deprisa, Hannah se aupó dentro del balcón. Ella se inclino por un lado de la verja para saludar a Ramsbury. “Ya es libre de irse milord.”
A través de la oscuridad, ella apenas pudo ver que cara tenía el, pero sus palabras le llegaron con nitidez. “No somos amigos.”
Entonces el sintió el calor en sus mejillas. ¿Por qué sus palabras mostraban resentimiento?

CAPÍTULO 2
Graham Fulton, marquesa de Ramsbury aceptó un vaso de whisky y se bebió el contenido. Blackmore hizo exactamente lo mismo antes de girarse hacia el. Graham no pudo evitar notar las oscuras bolsas bajo los ojos de su amigo, sin duda causadas por otra noche sin dormir o de preocupación por su hermana. El apostaría a que no había pegado ojo en todo la noche preocupado por la picara de su hermana.
Graham no le contaría lo de Lady Hannah, aunque el quería hacerlo desesperadamente. La muy bruja merecía ser castigada por todo el estrés y las noches sin dormir que ella causaba. ¿Por qué había tenido el que darle su palabra?
La visión de ese cuerpo exuberante suyo vestido con esos malditos bombachos no le abandonaba y el sentía culpable. ¿Qué demonios era lo que le pasaba? Ella era la hermana problemática de Blackmore. Graham no debía cortejarla- menos aún sentirse atraído por el demonio. Pero sin embargo el lo estaba.
“Pareces distraído,” Le dijo Blackmore mientras le rellenaba el vaso de whisky.
Graham dio unos golpecitos en el borde del vaso de whisky. “Yo podría decir lo mismo de ti.”
Blackmore se rió entre dientes. “Muy bien, aunque no es mi deseo habitar en tan desagradable estado.” El se termino de beber el vaso. “Prefiero enseñarte mi caballo.”
Graham se sintió aliviado por el cambio de tercio. “Por supuesto, gran idea.”. El siguió a Blackmore desde la habitación. “¿Cuándo llegó el potro?”
“Hace dos días. Narissa ya empezado a entrenarlo.” Sonrió Blackmore. “Ella batió el record de Banshee ayer y cree que con más entrenamiento el nuevo potro vencerá a Merlín también.”
“Impresionante.” Dijo Graham. La esposa de Blackmore creció entre caballos e incluso participo en algunas carreras. Así fue como ella y Blackmore se conocieron. No fue ninguna sorpresa conocer que la duquesa y Lady Hannah eran amigas antes de que se casara con Blackmore. Una pena que Lady Hannah no parecía poseer el buen sentido de la duquesa. “¿Tienes en mente planeado correr con ella?”
“Rotundamente.” Narissa espera que Glitch, así se llama, este lista para Epsom.” Blackmore paró para saludar con un gesto de la cabeza a su esposa y a su hermana, quienes estaban dando un paseo a cierta distancia.
La mirada de Graham quedó fijada en Lady Hannah y que le cuelguen si ella no estaba preciosa con ese vestido, también. ¿Cómo es que el no había reparado en ella en el pasado? Quizás fuera porque el vestido no le sentaba tan bien como los pantalones. Embutida en un elegante vestido de paseo con sombrero y los rayos del sol iluminándole la cara ella parecía toda dama- dulce y apropiada.
Un absoluto contraste con la verdad. También una autentica lastima, porque Lady Hannah, era una verdadera belleza. Si no fuera por su comportamiento inapropiado, ella sería una encantadora esposa. Pero con su forma de ser- bueno el se compadecía del hombre que se atara a la muy bruja.
Graham miró a Blackmore. “¿Como están las cosas con Hannah? ¿Algún progreso en su búsqueda de pareja? Tan pronto como el hubo preguntado deseó apartarse de la cuestión. ¿Qué diantres le importaba a el si a ella le estaban cortejando o no?
Blackmore dejó escapar un suspiro. “Ningún progreso en absoluto, y está más necesitada que nunca. Narissa dice que me preocupo demasiado, pero la verdad es que Hannah, esta al borde de la ruina.”
Graham no pudo evitar si no pensar que Blackmore no sabía ni la mitad. La culpabilidad le embargaba de nuevo. El tenía que se honesto con su amigo. Graham se arriesgo a mirar otra vez en la dirección de Lady Hannah mientras abría la boca para confesar. Ella le dedicó una amplia sonrisa, y las palabras murieron en su lengua. El iba a ir al infierno.
“Anoche volvió a desaparecer y justo cuando estaba a punto de abandonar la búsqueda apareció de nuevo misteriosamente en su habitación.”
“¡No me digas!” Graham se alisó la corbata, “y, ¿Cuál fue su explicación?”
“No me dio ninguna. Solo dijo que me preocupo demasiado.” Blackmore se paso la mano por el pelo. “No tengo ni idea de como ella consigue siempre escaparse.” Tengo a unos sirvientes apostados ante su puerta y patrullando el rellano y aun así ella siempre consigue escabullirse.”
“Quizás debas hacer como te sugerí y presentarle a unos cuantos buenos caballeros entre los que escoger. Graham le recordó su antigua sugerencia.”
“Sabes que no puedo hacer eso. Le prometí a mi madre que nunca la obligaría a casarse.”
“Si, ya me lo has dicho.” Graham posó su atención sobre el árbol en el que había visto a esa diablesa escalar hasta su habitación la noche anterior. El señaló con la cabeza hacia este y dijo, “Puedes talar ese árbol ahora.”
Blackmore siguió la mirada de Graham, con los ojos entrecerrados. “¿Qué es lo que tiene que ver ese viejo árbol con nada de esto??”
“El árbol esta demasiado cerca de su balcón.” Graham podría añadir mucho más sobre el asunto, pero, aun así, ya había dicho demasiado. Quizás el podría lamentar el pacto que había hecho con Hannah, pero su palabra era su honor. Y el no traicionaría su confianza.
Blackmore cambió la dirección de sus pasos y empezó a caminar hacia el viejo árbol torcido. Graham moró a través del césped con los ojos entrecerrados, buscando a las señoras, pero ahora no podía verlas. Una vez determinó que no había moros en la costa, el siguió a Blackmore y pararon al lado de la base del árbol.
Blackmore estiró la mano y cogió una de las ramas inferiores del árbol. “¿Supones que usa este árbol para escapar?”
Graham sabía demasiado bien que así era. Pero en lugar de admitirlo el sacudió la cabeza. “No tengo la más mínima idea, pero no hará ningún mal si talas este árbol.”
“Ciertamente no.” Blackmore se subió a la rama. “No se rompe. Seguro que también puede aguantar a Hannah. Haré que la corten inmediatamente.”
Graham miró de nuevo hacia donde había visto a Lady Hannah. Ella se iba a poner furiosa. Después de sentirse culpable rápidamente se sintió aliviado. Una pequeña sonrisa se extendió en sus labios. Deja que se irrite. No es menos de lo que merece por haberse puesto en peligro a sí misma. Además, ahora que el se había involucrado, el le debía a Blackmore el proteger a la diablesa tan bien como podía. Y cortar el árbol sería un buen paso en esa dirección.

“¿A dónde fuiste anoche?” Preguntó Narissa,
Hannah sonrió y subió la barbilla, permitiendo que los rayos del sol se filtraran bajo sus sombrero.
“Fui a ver jugar a la garra,”
“¡No!, ¿lo hiciste?” Me prometiste que no harías algo tan estúpido otra vez.”
“Mis acciones no fueron estúpidas, fui precavida.” Alegó Hannah. “Además tu compartías mi deseo por ir.” ¿Cómo puedes condenarme por algo que tu misma pensaste hacer?
La verdad es que ella le había prometido a Narissa que se abstendría de hacer nada escandaloso o peligroso después de su ultima arriesgada escapada, y para la manera de pensar de Hannah, ella había cumplido su promesa. Pero a juzgar por la cara de horror de su cuñada, Narissa no estaba de acuerdo.
“No puedes comparar mi deseo de ir con el hecho de que tu has ido.” Narissa sacudió la cabeza y continuó, “¿Cómo puede una ser cuidadosa estando en Seven Dial? ¿Y además sola? Narissa arqueó la ceja mientras observaba a Hannah.
“Me vestí con mis pantalones y me llevé la pistola.” Hannah dio unos golpecitos en su cadera, donde había estado la pistola.” No pasó nada, pero si algo malo hubiera pasado, habría estado preparada.”
Narissa tomó una gran bocanada de aire y lo dejó expulsar lentamente. “Hannah, eres mi amiga. Es difícil enfadarme contigo porque comprendo tu necesidad por tener aventuras, pero Seth es mi marido, mi deber hacia el está por encima de todo.”
Hannah asintió, pensando que ella se sentiría culpable por poner a Narissa en esa tesitura, pero no se sentía culpable. Su cuñada se divirtió al máximo antes de casarse con Seth. Más aún, ella era su amiga y enemiga de Seth. Hannah no veía ningún motivo por el que debiera cambiar su amistad solo porque ella se había casado con Seth.
“No puedo seguir guardando tus secretos cuando estos le causan a Seth tanto estrés.”
“¿Qué?” Dijo Hannah incrédula. Estaba claro que Hannah estaba equivocada sobre su relación” “¿Quieres decir que me vas a delatar.?”
“Quiero protegerte de ti misma.”, dijo Narissa.
Hannah cerró los ojos y sacudió la cabeza. Las cintas de su sombrero le hacían cosquillas en el pecho con el movimiento. “No necesito protección.”
Hannah empezaba a estar harta de que todo el mundo deseara protegerla- excepto ella. Ella sabía lo que hacía y los riesgos que corría. Eran riesgos que ella quería correr. Ella tenía un fuerte deseo de vivir u vida según sus términos y no podía entender por que todo el mundo quería entrometerse. Todo sería diferente si ellos fueran unos retrógrados lores y ladis, pero cada uno de ellos tenían su lado salvaje-
Seth fue un pícaro de renombre antes de sentar la cabeza con Narissa. Hananh conoció a Narissa cuando ella la invitó aun juego femenino infernal. Por no mencionar el hecho de que Narissa participaba en carreras de caballos masculinas. Además, ella la entrenó. Todo eso no era adecuado para una duquesa. Y Ramsbury… Hannah apretó los labios. Se iba a enterar de lo que vale un peine.
Narissa descanso una mano en el hombro de Hannah. “Eres joven y enérgica. No eres capaz de ver el peligro.”
“Siempre sopeso los riesgos antes de hacer algo.” Contratacó Hannah.
Narissa sonrió. “¿Nunca has deseado casarte?”
“No de manera inminente.” Dijo Hannah, entonces añadió rápidamente. “Y no a menos que me enamore.”
Chica lista su cuñada al cambiara de tema sin abandonarlo totalmente. Sin embargo, lo que Hannah opinaba sobre el asunto no había cambiado en absoluto.
“Reducirás enormemente tus posibilidades si por el camino te arruinas.” Narissa le dio unos golpecitos en el hombro a Hannah. “Solo quiero lo que es mejor para ti. Quizás en el futuro, deberías llevarte a Brooke o Katherine cuando te aventures por ahí. Así al menos no estarás sola.”
Hannah estaba quieta, su mirad estaba puesta en el árbol cerca de su balcón. Ella no podía creer lo que estaba viendo. “¿Qué demonios estaba pasando?” Ella tocó a Narissa con el codo. “Mira.”
Narissa miró al árbol y entonces de nuevo a Hannah. “Yo no…– “
“Por supuesto que no. Ha sido Ramsbury.” Hannah miró al hombre desde la distancia. Nunca debería de haber confiado en ese sinvergüenza.
Narissa se giró para mirar a los hombres. “¿Qué tiene Ramsbury que ver con todo esto?”
“Es un entrometido, eso es lo que es. Volvamos a la casa.” Hannah giró sobre sus talones y empezó a caminar a grandes zancadas hasta el porche. Ella no tenía ningún deseo de discutir con Ramsbury. No hasta que pudiera hacerlo cara a cara. No te equivoques. Ramsbury me las pagara por hacer que corten el árbol.

CAPÍTULO 3
Hannah contuvo el aliento antes de entrar en el salón. Lo ultimo que ella quería era entretener a un chivato. De todos modos, Lord Wayfair le esperaba y Hannah no tenía motivos para ser desagradable con el. Ella haría todo lo que pudiera por ser una anfitriona cortés y entonces una vez se hubiera marchado, ella se las vería con Ramsbury. Forzando una sonrisa en su rostro, ella caminó por la habitación hasta donde se encontraba Lord Wayfair. Cuando ella se detuvo, el le tomó la mano y le dio un beso en los nudillos. “Buenas tardes milord,” dijo Hannah.
El se puso recto, devolviendo la sonrisa. “Efectivamente lo son, milady.”
Hannah se soltó de la mano y miró alrededor del salón buscando el carrito de te que ella había ordenado traer cuando el mayordomo anunció la visita. La bandeja de te plateada descansaba sobre una mesa situada a lo largo de la pared más alejada de donde ellos se encontraban. Hannah volvió de nuevo su atención hacia Lord Wayfair. “¿Le apetecería una taza de te?”
El sonrió titubeando antes de decir, “Si, por favor.”
Hannah caminó por el salón hacia donde se descansaba la bandeja de te antes de girarse hacia el. “¿Te y azúcar?” preguntó ella.
Lord Wayfair asintió, “un terrón.”
Hannah sirvió dos tazas, entonces añadió leche y azúcar. Ella se giró hacia llevando una taza en cada mano, “¿A que debo el placer de su visita?” ella le ofreció una de las tazas y el la cogió.
Hannah se sentó en un sillón orejero mientras aguardaba su respuesta. El hombre la miraba fijamente. Ahí parado con una expresión extraña mirándola fijamente. “¿Qué diantres iba mal?” Hannah tragó saliva, obligándose a ser paciente mientras le subían un poco las pulsaciones del corazón. Ella arqueó una ceja.
“Lord Wayfair, ¿Ocurre algo?”
El sacudió la cabeza. “No, no todo anda bien.” Lord Wayfair apoyó la taza de te, y sus miradas se encontraron. “Al menos, eso espero.”
“Me temo que no le comprendo.” Hannah entrecerró los ojos, concentrándose, mientras intentaba descifrar el significado de sus palabras.
Lord Wayfair se acercó y capturó sus manos. “No hay nada que temer.” El les dio un apretón. “No lo estoy haciendo muy bien.”
El corazón de Hannah se golpeaba contra sus costillas. Dios mío, me va a pedir matrimonio. Ella se puso en pie e intentó liberar sus manos, pero el las tenía bien agarradas.
“Espera, no te sorprendas.” Dijo el.
“Hannah volvió a girar la cabeza para mirarle. “No estoy sorprendida. Es solo que no estoy preparada para esto.” Incluso si deseara casarse, Lord Wayfair no sería su elección. ¿Acaso habría hablado el con su hermano? La cara se le puso blanca de solo pensarlo.
El le dedicó una amplia sonrisa. “Lady Hannah, me gusta desde que la conocí. Me tiene usted cautivado y me divierte.
“Déjelo ya,” dijo Hannah con voz vacilante.
Lord Wayfair la miró cabizbajo. “Ya que he llegado hasta aquí, déjame terminar.”
Hannah apretó los ojos. “Desearía que no lo hiciera.”
“¿Entonces no se casará conmigo?” El le frotó el dorso el de sus manos en pequeños círculos. “No tema, estoy herido, pero no destrozado.
Hannah abrió los ojos, y liberó sus manos. “Lo siento. No estoy lista para tal compromiso.”
Lord Wayfair miró hacia la puerta del salón. “No se disculpe. No ha ocurrido nada malo. Seguiremos siendo amigos.”
“Si, amigos.” Hannah esbozó una débil sonrisa.
“Quizás algún día pueda cambiar de opinión.” Lord Wayfair colocó un dedo bajo su barbilla y le inclinó la cabeza para mirarla a los ojos.” Si es así. Allí estaré. Mi oferta sigue en pie.”
Hannah se forzó a si misma a aguantarle la mirada. “Gracias.”
Lord Wayfair dio un paso atrás y entonces se inclinó ante ella. “Que tenga un buen día.”
“Si,”, dijo Hannah asintiendo con la cabeza mientras dejaba escapar un suspiro y desaparecía por el recibidor. ¿A que diantres venía eso? Ella no tenía ningún motivo para creer que le gustaba a Lord Wayfair. El no la había cortejado de manera oficial. Ni le había mandado flores, notas o regalado ninguna baratija.
Ellos habían bailado varias veces junto y dado un paseo juntos en el picnic de la semana pasada. Ella tomó unos sorbos de su te. Lord Wayfair también se había sentado al lado suya en el musical de Tisdale.
Hannah dio unos golpecitos en su mandíbula. Ahora que lo pensaba, el lord le había estado prestando bastante atención. ¡Caray! ¿Cómo es que ella no se había dado cuenta?
Hananh dejó la taza de te en la bandeja. Ella necesitaba algo más fuerte que ese caliente brebaje. Algo que pudiera calmarle los nervios. Si, whisky sería perfecto. Ella iría al Fortuna por la tarde. Seth no pondría ninguna objeción, ya que Narissa era la dueña del club.

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Si Es Amor Amanda Mariel

Amanda Mariel

Тип: электронная книга

Жанр: Современная зарубежная литература

Язык: на испанском языке

Издательство: TEKTIME S.R.L.S. UNIPERSONALE

Дата публикации: 16.04.2024

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О книге: Una diablesa decidida a vivir la vida al máximo… Un hombre al que le une una relación de amistad y una peligrosa atracción Una diablesa decidida a vivir la vida al máximo…Ladi Hannah Blakey no tiene pensado sentar la cabeza de manera inminente. La pasión que siente por el juego, las carreras de caballos y el whisky es demasiado grande, por no decir placentera. Por lo tanto, ella ignora la insistencia de su hermano para que se case y frustra sus planes a cada oportunidad que se le presenta. Un hombre al que le unen lazos de amistad… Graham Fulton, marques de Ramsbury, no podía creer lo que estaba viendo cuando el descubrió a la hermana de su mejor amigo, Ladi Hannah disfrazada de hombre envuelta en una partida de cartas en unos de los barrios más peligrosos de la ciudad. ¿Acaso es que ella era una descuidada? Sintiendo que era algo que el debía de hacer por su amigo ausente el acompaña a la diablesa a casa. El nunca podría haber imaginado que era lo que iba a pasar después. Una peligrosa atracción…Muy a pesar suyo, Hannah se encuentra a sí misma entusiasmada con Ramsbury. Un estado que ella sabe es peligroso para su libertad, pero ella se encuentra indefensa para luchar contra la atracción que ella siente por Ramsbury y que cada vez crece más dentro de ella. Ella pronto descubre que un beso compartido no es suficiente, ¿pero se atreverá ella a ceder ante sus propios deseos?

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